México y Perú van a elecciones este domingo en un escenario complejo

Actualizado
  • 04/06/2021 00:00
Creado
  • 04/06/2021 00:00
Ambos países realizarán unos comicios clave, cruzados por la pandemia, la violencia y una fuerte polarización política
Las elecciones en México serán un “termómetro” para medir el apoyo del gobierno de López Obrador.

Este domingo América Latina vivirá una nueva jornada de elecciones dentro del largo calendario de comicios que se celebrarán en la región en 2021.

En un contexto agravado por la pandemia de la covid-19, tanto México como Perú van a las urnas en momentos de fuerte polarización, incertidumbre, crisis económica, y en el que no se descartan escenarios de mayor tensión interna.

México, golpeada por la violencia

La segunda economía más grande de Latinoamérica se prepara para un proceso inédito, tanto por sus proporciones como por el efecto que podría tener en el panorama político del país.

Unos 93 millones de personas están llamadas a renovar los 500 escaños de la Cámara de Diputados –cámara baja del Congreso–, además de elegir unos 20 cargos locales entre alcaldes, gobernadores y parlamentos regionales.

Marcados por una ola de violencia, que ha dejado al menos 86 políticos asesinados –entre ellos 35 candidatos–, la elección cobra relevancia también porque se presentan como una suerte de “termómetro” que medirá el apoyo del actual presidente Andrés Manuel López Obrador.

La coalición 'Juntos Hacemos Historia' liderada por el partido de López Obrador, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), tiene en la mira alcanzar una mayoría en la Cámara, lo que le daría un importante colchón de estabilidad y afianzaría la segunda mitad de su mandato que termina en 2024, pudiendo avanzar en sus políticas propuestas en lo que ha denominado la “cuarta transformación” de México.

Además de Morena, la alianza de centro-izquierda se presenta con el Partido Verde Ecologista y el Partido del Trabajo. Todos con resultados favorables según las últimas encuestas, aunque sin alcanzar la mayoría absoluta.

Por su parte, la oposición va a las urnas en una alianza de derechas que agrupa a las mayorías de los partidos tradicionales del país: “Va por México”. Conformado por el histórico Partido Revolucionario Institucional (PRI) –que gobernó por 70 años–, el Partido Acción Nacional –que gobernó dos periodos– y el Partido de la Revolución Democrática, referente de un sector de la izquierda hasta mediados de 2006.

Las encuestas estiman un aumento de escaños de estos colectivos opositores, pero sin que consigan sobrepasar en número de escaños al oficialismo.

Al igual que en el resto de América Latina, la crisis sanitaria y la economía están entre los principales temas discutidos en la campaña electoral.

De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de Salud (OMS), México es el país con la mayor cifra de muertos por covid-19, unos 225,840 fallecidos. Mientras que los casos alcanzan los 2,4 millones de personas.

El problema de la inseguridad y la lucha contra el narcotráfico es otro de los puntos que mueven a los votantes, especialmente por el cariz violento que ha tomado el proceso tras las amenazas y asesinatos de candidatos.

Perú, el ingobernable
Fujimori (i) y Castillo (d) llegan al balotaje en un ambiente de enorme polarización.

Con dos candidatos polarizantes, unos 25 millones peruanos deberán elegir entre los candidatos Keiko Fujimori (derecha) y Pedro Castillo (izquierda), en la elección de la segunda vuelta presidencial.

Un proceso que tiene lugar en momentos de una profunda inestabilidad institucional y política que viene de arrastre desde 2016, dejando en menos de cinco años cuatro presidentes y masivas protestas en las calles con dura represión policial.

Castillo, un sindicalista y maestro rural de la región de Cajamarca –nordeste del país–, en principio llega al final de la contienda acumulando gran parte del voto antifujimorista. Con una fuerte agenda social entremezclada de conservadurismo religioso, el candidato de izquierdas de 51 años se asoma como un outsider de la desprestigiada dirigencia política peruana, salpicada por casos de corrupción.

Con apoyo sobre todo en el campo, propone impulsar una “economía popular con mercados”, en la que haya mayor presencia social del Estado, impulsar la inversión pública, la generación de empleos y ayudas a los más pobres.

Igualmente, propone escribir una nueva Constitución por medio de una asamblea constituyente, una idea cuestionada por sus críticos. Igual desde el fujimorismo acusan de “comunista” a Castillo y de estar “ligado con el castrochavismo”, señalamientos que este niega.

Al otro lado está Keiko Fujimori, empresaria y política de 45 años, que busca por tercera vez la Presidencia del Perú luego de perder los balotajes de 2011 y 2016.

La hija del expresidente Alberto Fujimori, autócrata que gobernó el país entre 1990 y 2000, y que hoy purga una condena de 25 años de cárcel por violaciones a los derechos humanos, es la máxima líder del partido Fuerza Popular, colectivo que para esta segunda vuelta ha logrado sumar a casi todas las fuerzas de derechas del país.

A su vez, Keiko, cuyo partido se encuentra señalado de acusaciones de corrupción, afronta un proceso judicial por lavado de dinero y puede ser condenada hasta a 30 años de prisión si sale culpable.

De allí que sus críticos vean su candidatura como una apuesta para conseguir impunidad, más cuando la propia justicia ordenó en 2018 su detención por un año ante el temor de que “utilizara” sus redes políticas para interferir en las investigaciones. Pese a lo anterior, esta conserva un apoyo electoral “duro” en los núcleos urbanos, en especial en la capital peruana, Lima.

Entre sus propuestas figuran elevar el salario mínimo y mantener las políticas económicas dentro del modelo neoliberal. Prometió apoyar las actividades de las industrias extractivas, respaldar el emprendimiento y ayudas para las familias más golpeadas por la pandemia.

Entre esas dos posturas, Perú llega a la elección con un ambiente político enrarecido. Una situación que llevó incluso a las Naciones Unidas a pronunciarse tras los señalamientos de un supuesto “fraude” que podría darse, luego de que algunos medios difundieran información sin pruebas sobre irregularidades en el Jurado Nacional de Elecciones.

“Hay algo que vemos con preocupación. Los ataques a las instituciones electorales, que es algo novedoso y peligroso que está sucediendo en esta campaña”, dijo este jueves a la agencia EFE, Luis Martínez-Betanzos, asesor electoral del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.

El más reciente atentado del 23 de abril pasado en la provincia de Satipo, con un saldo de 16 personas fallecidas, enturbió más el ambiente. El Gobierno peruano rápidamente señaló al grupo terrorista Sendero Luminoso, mientras la justicia investiga aún lo ocurrido.

Según datos de la OMS, a la fecha Perú registra 184,507 fallecidos por covid-19 y 1,9 millones de contagios acumulados.

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