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- 20/01/2020 00:00
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Nicaragua vive una "guerra fría moral" a causa de la crisis sociopolítica, que ha dejado cientos de muertos desde el levantamiento popular contra el presidente Daniel Ortega en abril de 2018, afirmó este domingo el obispo Rolando Álvarez.
Según el obispo de la Diócesis de Matagalpa, en el norte de Nicaragua, uno de los más influyentes de la iglesia Católica en el país, la polarización política ha llevado a que los partidarios de Ortega y los opositores no solamente se rechacen, sino que también se excluyan entre sí.
"Lamentable y dolorosamente hemos llegado a un extremo en que hay gente que ya ni siquiera puede verse, en el que se han estigmatizado algunas personas (...) incluso se considera un pecado social sentarse con otro por sus posturas políticas, sus pensamientos", dijo Álvarez, en su misa dominical.
"¿Ustedes creen que una sociedad enfrentada en una guerra fría moral puede superarse?", preguntó el obispo a los asistentes.
Este fin de semana se cumplieron 21 meses desde la llamada "insurrección cívica" contra Ortega, que resultó en ataques armados del Gobierno y ejecuciones extrajudiciales contra disidentes, que han dejado entre 328 y 651 muertos, según organizaciones defensoras de los derechos humanos locales y multinacionales.
Aunque la muerte de opositores no es tan evidente como al inicio, el llamado del oficialista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) a sus militantes, que consiste en "cuidar la paz", se ha traducido en la delación de decenas de disidentes, quienes terminan siendo arrestados, asediados, amenazados, exiliados o asesinados, de acuerdo con los organismos humanitarios.
"No podemos superar esta crisis de esa manera, enfrentados, ya no en políticas y en posturas, sino también moralmente, el Gobierno necesita revestirse de humildad y reconocer que están necesitados de un acuerdo", señaló Álvarez.
El Gobierno y la oposición se niegan a una tercera ronda de negociaciones, recomendada por la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), luego de que Ortega incumplió con los compromisos adquiridos en los dos intentos anteriores por solucionar la crisis, de acuerdo con los opositores.
Entre los acuerdos que incumplió el Gobierno está el respeto de la Constitución en lo referido a los derechos humanos, a las libertades de expresión y de prensa, la liberación de los "presos políticos", y el retorno seguro de los exiliados.
"Para vos eso es dar tu brazo a torcer, es ceder el rey, ceder la reina, es no (facilitar) el jaque mate que te pueden dar. No podemos convertir el futuro y el presente de Nicaragua en un juego de ajedrez o en solamente estrategia política", resaltó el obispo, en referencia al Gobierno.
Álvarez también tuvo palabras para la oposición y la unidad que no logra concretar.
"Los que podrían ser los interlocutores del Gobierno en ese acuerdo, tienen que llenarse de humildad también, para evitar radicalismos extremos, descalificaciones, divisiones, intereses de grupos sociales, políticos y económicos, que muchas veces se anteponen al interés mayor, que es Nicaragua", dijo el obispo.
La crisis de Nicaragua, que tiene al país en una recesión económica, es la peor desde los años 1980 a 1990, también con Ortega como presidente.
Ortega ha explicado que se defiende de un "intento de golpe de Estado fallido", del que ha culpado al Episcopado, así como a empresarios, campesinos, estudiantes, académicos, trabajadores, comerciantes, sociedad civil, entre otros sectores.