Más de 5.000 personas, según la policía, y alrededor de 10.000, según los sindicatos, se manifestaron este lunes en Bruselas para pedir a las autoridades...
- 19/08/2011 02:00
- 19/08/2011 02:00
ANALISTA
La impresionante victoria de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en las elecciones primarias del 14 de agosto prácticamente garantiza que será reelecta en las elecciones presidenciales del 23 de octubre, pero no es probable que intente seguir el modelo venezolano de cambiar la Constitución para perpetuarse en el poder.
Contrariamente a lo que están diciendo algunos políticos de la oposición, lo más probable es que no tenga suficiente poder como para intentar cambiar las leyes para ganar un tercer mandato, según me dijeron varios analistas cercanos a las esferas del poder. Lo que es más, la presidenta tendrá que enfrentar una avalancha de problemas económicos y políticos en cuanto inicie su nuevo período de gobierno en diciembre, según afirman.
Es cierto que el margen de su victoria en las primarias del 14 de agosto asombró incluso a sus partidarios más optimistas. Conquistó más del 50 por ciento del voto nacional, dejando muy por detrás al segundo, Ricardo Alfonsín, que sólo ganó el 12 por ciento de los sufragios.
Aunque se esperaba que Fernández de Kirchner ganara —la economía argentina ha estado creciendo rápidamente en los últimos años gracias a los precios record mundiales de sus exportaciones de soja— pocos analistas habían previsto una victoria tan amplia. Su gobierno había sido salpicado por varios escándalos de corrupción en los últimos meses, y había perdido las importantes elecciones locales en el curso de los dos últimos años.
Políticas populistas. Pero muchos argentinos que se benefician de las políticas populistas de Fernández de Kirchner — incluyendo millones que reciben subsidios sin necesidad de trabajar — decidieron no apoyar a candidatos opositores por temor de que estos últimos eliminaran los subsidios gubernamentales.
Además, Fernández de Kirchner proyectó una imagen más conciliadora que su fallecido esposo, el ex presidente Néstor Kirchner, y suscitó la simpatía de muchos sectores de la población por su drama personal: el de tener que conducir una nación en medio del duelo por su esposo.
‘Una viuda no es alguien que te vaya a agredir’, me dijo el encuestador de la oposición Jaime Durán Barba, señalando que la presidenta hizo campaña con vestimentas de luto. ‘Una viuda es alguien inerme, con quien es fácil solidarizarse’.