Al borde de la guerra: ¿qué está pasando entre Armenia y Azerbaiyán?

Actualizado
  • 02/10/2020 00:00
Creado
  • 02/10/2020 00:00
El conflicto de Nagorno-Karabaj, una herida abierta en el Cáucaso que amenaza con convertirse en una guerra a gran escala a la sombra de las potencias

La endeble estabilidad en el sur del Cáucaso amenaza con romperse del todo, desde que el pasado 27 de septiembre Armenia y Azerbaiyán chocaran militarmente, disparando las alarmas entre la comunidad internacional ante la posibilidad de que estalle una conflagración de grandes proporciones en la zona.

Tanto el Gobierno armenio como el azerí se señalan mutuamente como responsables de esta última escalada de tensiones en torno a la delgada línea de control sobre Nagorno-Karabaj, un territorio reclamado durante décadas por los dos Estados.

Ambos países, exrepúblicas de la antigua Unión Soviética (URSS), denunciaron bombardeos que durante los últimos días se han convertido en combates directos con tropas. En menos de una semana, ya se habla de un creciente número de bajas militares y civiles según reportes de la agencia Europa Press, citando fuentes oficiales de cada bando.

Desde Naciones Unidas, la Unión Europea, hasta Estados Unidos y Rusia han pedido un cese inmediato de hostilidades, mientras aún es posible contener el conflicto.

Nagorno-Karabaj, herida abierta en el Cáucaso

Para comprender este conflicto es necesario conocer que el Cáucaso ha sido históricamente un espacio de confluencia de culturas y civilizaciones por siglos, lo que ha dibujado allí una amplia diversidad de lenguas, etnias y pueblos.

Así las cosas, tanto Armenia como Azerbaiyán son países lingüística, cultural y religiosamente distintos. Mientras el primero encuentra sus orígenes culturales en los pueblos del Cáucaso, además de ser mayoritariamente cristiano, con su propia iglesia ligada a la tradición ortodoxa oriental, el segundo es predominantemente musulmán y su cultura está vinculada a las naciones túrcicas.

El conflicto actual se centra en el control de la región pluriétnica y multiconfesional de Nagorno Karabaj; esta, durante las primeras décadas del siglo XX, estuvo bajo el poder de la Rusia monárquica hasta el fin del régimen del zar Nicolás II –marzo de 1917–, que a su vez daría paso a la Revolución bolchevique (octubre de 1917) y una cruenta guerra civil que terminaría en el surgimiento del primer estado obrero y socialista del mundo, la Unión Soviética (URSS).

Históricamente poblada por armenios, Nagorno Karabaj, ahora parte del Estado soviético, pasó a la jurisdicción administrativa de Azerbaiyán como una provincia autónoma con relativa independencia del poder regional azerí; pese a que el Gobierno de la URSS impulsó una intrincada política de diversidad y cuotas de poder por grupos étnicos con el fin de mantener cierta armonía, la situación empezó a complicarse a finales de los años 80 con mayores enfrentamientos entre ambos pueblos cuando ya declinaba el modelo soviético.

Durante este periodo hay acusaciones de ambos bandos de matanzas y pogroms cometidos contra civiles en diferentes ciudades de la región. Para 1991, en pleno desmembramiento de la URSS, Azerbaiyán declara su independencia, al tiempo que la propia región de Nagorno Karabaj, entonces con mayoría armenia y una minoría azerí; Armenia haría lo mismo ese año.

Al borde de la guerra: ¿qué está pasando entre Armenia y Azerbaiyán?

A partir de allí, la pequeña república de Nagorno Karabaj con apoyo de Armenia se enfrentaría en una guerra de diferentes intensidades que duraría hasta 1994, dejando un saldo de al menos 30 mil fallecidos. Desde esa fecha rige un alto el fuego regulado por el Grupo de Minsk, una iniciativa de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y que es copresidido por Francia, Rusia y Estados Unidos.

Crisis y geopolítica

Por el momento, los gobiernos de Bakú y Erevan mantienen una línea dura que cierra la posibilidad de bajar la intensidad de los enfrentamientos ni entablar negociaciones.

“Armenia debe renunciar a la política de ocupación. Nosotros tenemos solo una condición: el Ejército de Armenia debe abandonar nuestra tierra sin condiciones, en su totalidad y de manera inmediata”, dijo este miércoles Ilham Alíev, presidente de Azerbaiyán.

Anteriormente el primer ministro armenio, Nikol Pashinián, denunció a Bakú de estar “expandiendo la geografía de las hostilidades al territorio de Armenia”.

“Estamos en guerra. Hay una gran destrucción, víctimas, y están implicados un gran número de soldados”, aseguró Pashinián.

En medio de un despliegue de camiones de combate, artillería pesada, drones y soldados, la situación se enmarca en un complicado tablero geopolítico en el cual ya se empiezan a vislumbrar algunas facciones.

A favor de Azerbaiyán, el principal apoyo ha llegado desde Turquía, que acusó a Erevan de “iniciar el conflicto”. Bakú asegura que soldados armenios atacaron la zona de Dashkesan (oeste de Azerbaiyán), algo negado por Armenia. A su vez, los azeríes mantienen importantes vínculos con Paquistán e Israel, que de momento han mantenido distancia, aunque una parte de la tecnología bélica que está siendo utilizada (drones) son de origen israelí.

Moscú, preocupado ante cualquier movimiento entre las exrepúblicas soviéticas (que consideran su espacio geopolítico inmediato) y tradicional aliado de Armenia, se ha mostrado cauto, reiterando los llamados de cese el fuego; sin embargo, dada la cercanía de la crisis a las fronteras rusas, no se podría descartar una intervención rusa más directa. A la fecha, Erevan descarta cualquier mediación del Kremlin en una posible negociación, mientras acusa a Turquía –con quien tiene una animosidad histórica– de buscar “excusas” para colocar tropas en Nagorno Karabaj.

Irán, que comparte fronteras con Armenia y Azerbaiyán, y que también podría quedar involucrado de profundizarse la crisis, ofreció su “ayuda” para buscar una “solución pacífica”.

Estados Unidos, agitado por los comicios presidenciales de noviembre próximo, igual se mostró prudente al pedir acabar el enfrentamiento. Como resultado de la fuerte influencia del lobby de la comunidad armenia-estadounidense, Washington ha sido tradicionalmente pro-Armenia, un panorama que podría cambiar dependiendo si el conflicto avanza hacia un escenario de choques indirectos entre potencias, similar a lo que ocurre en Siria.

Este jueves, en un comunicado conjunto firmado por los presidentes de Francia, Emmanuel Macron; Rusia, Vladimir Putin, y EE.UU., Donald Trump, estos volvieron a condenar la escalda militar e instaron a resolver la crisis a través del Grupo de Minsk.

Al ser la región un paso vital del comercio entre las naciones del mar Caspio, además de una conexión vital de petróleo y gas para Europa y Turquía, un escenario sirio tendría implicaciones muy serias en lo económico y político-militar, lo que haría aún más difícil evitar un desborde de la crisis a otras zonas del Cáucaso.

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