Cumbre de Bandung o la novedad como subversión

Actualizado
  • 19/04/2015 02:00
Creado
  • 19/04/2015 02:00
Se congregaron 23 países asiáticos, 14 de Asia oriental, y 6 africanos, 4 de la llamada ‘África Negra' que representaban, a dos tercios de la humanidad 

En abril de 1955, hace ya sesenta años, tuvo lugar la primera Conferencia Intercontinental Afroasiática que representó una amplia fracción del género humano y proclamó el fin de la era colonial y la emancipación de la población de esos dos continentes.

La Conferencia de Bandung marcó un giro en el sistema internacional de la segunda mitad del siglo XX, convirtiéndose en el símbolo del primer punto de encuentro entre nuevos Estados recientemente emancipados y otros que luchaban por lo mismo, con el objetivo de contar con un foro exclusivo para intercambiar opiniones y formular estrategias de acción política y económica.

Al dar la bienvenida a los participantes, el anfitrión Ahmed Sukarno, presidente de Indonesia, debió barruntar que aquel 18 de abril era un día histórico que, según decía en su discurso inaugural, daba inicio a un nuevo capítulo en la vida de naciones ‘que despertaban de un sueño de siglos', de pueblos que ‘por muchas generaciones no han tenido voz en el mundo'.

CONTEXTO Y OBJETIVOS

En gran medida, la convocatoria de la Conferencia respondía al entorno cada vez más exasperado de la Guerra Fría en Asia, que se manifiesta en la firma del Tratado de Alianza entre EE UU y Taiwán; en el agravamiento de las relaciones entre EE UU y China Popular; en la creación de organismos de alianza militar en Asia (OTASE, Pacto de Bagdad); en la cuestión de Indochina; en el desconcierto ante las dificultades económicas y la necesidad de fortalecer la cooperación; en la preocupación de los participantes por reafirmar su independencia, en el deseo de la India de facilitar la entrada de China Popular en la escena asiática, entre otros argumentos.

En este marco, en 1954, los Estados del llamado "grupo de Colombo" -India, Pakistán, Sri-Lanka (en la época Ceilán), Birmania e Indonesia- , los cuales recientemente habían conseguido su independencia y eran conscientes de su escaso papel en un mundo dividido peligrosamente en dos bloques como se demostró en la Guerra de Corea, empiezan a organizar la conferencia asiático-africana (como se decía) en la pequeña ciudad de Bandung, que había sido puesta a disposición de los congresistas por el presidente de Indonesia.

El principal objetivo de la Conferencia sería identificar las bases y la visión común de un futuro que trascendiese tanto los modelos de desarrollo imperante entonces como la experiencia colonial con su imaginario racial y la jerarquización de los seres. De ahí la insistencia de Sukarno: ‘La lucha por la paz y la lucha contra el colonialismo es una misma cosa para nosotros'.

PARTICIPANTES

El éxito de la iniciativa superó las expectativas de los organizadores: más de mil participantes provenientes de cincuenta Estados y de treinta movimientos de resistencia (anticolonial), entre ellos el Frente de Liberación Nacional (FLN) de Argelia, el Néo-Destour de Túnez y el Istiqlal de Marruecos -estos dos últimos países accederían a la independencia sólo en 1956-, llegaron a Bandung.

La reunión congregó a 23 países asiáticos, de los que 14 procedían del Asia oriental, y 6 africanos, 4 de ellos pertenecientes a la llamada ‘África Negra', naciones que en aquella época ya representaban, por su población, a dos tercios de la humanidad que habitaban naciones terriblemente pobres, aunque su producción alcanzaba el 80% de la renta mundial. Los países oficialmente participantes de la Conferencia fueron: Birmania (hoy Myanmar), Ceilán (hoy Sri Lanka), India, Indonesia, Pakistán, Afganistán, Camboya, República Popular China, Egipto, Etiopía, Costa de Oro (hoy Ghana), Irán, Irak, Japón, Jordania, Laos, Líbano, Liberia, Libia, Nepal, Filipinas, Arabia Saudita, Sudán, Siria, Tailandia, Turquía, República Democrática de Vietnam Septentrional, Estado de Vietnam Meridional y Yemen.

Resultó clave el trabajo previo realizado por las incipientes estructuras diplomáticas de Birmania, Ceilán, India, Indonesia y Pakistán, las cuales sostuvieron reuniones preparatorias a diversos niveles, destacándose las de Colombo y la de Bogor, en 1954. Sin embargo, para algunos de sus líderes más connotados, el cónclave de 1955 era el corolario de varias décadas de lucha por un lugar en el mundo: ‘Bandung –confesó un día Nehru…- es la explosión de una idea que encontró su primera expresión apasionada en la Conferencia Antiimperialista de Bruselas', en 1927.

COMUNICADO FINAL Y LOS DIEZ PRINCIPIOS

El Comunicado Final es un texto denso y ponderado que, gracias a la habilidad de sus redactores, fue capaz de aunar todas las voluntades y consensos, revelando una equilibrada dosificación entre los problemas de 1955 y los proyectos utópicos de una sociedad internacional que se quería diferente. (Mesa, 1993)

Gracias al protagonismo de tres grandes países y de sus respectivos líderes: India y Nehru; China Popular y Chu En Lai; Indonesia y Sukarno, al final de la Conferencia, los delegados aprobaron el Comunicado Final. El texto del Comunicado Final está integrado por las siguientes secciones: Cooperación económica; Cooperación cultural; Derechos del Hombre y autodeterminación; Problemas de los pueblos dependientes; Medidas a favor de la paz y de la cooperación mundiales; Declaración sobre los problemas de los pueblos dependientes; Declaración sobre las medidas favorables a la paz y a la cooperación mundiales. El Comunicado Final concluía con la enumeración de una Declaración de diez puntos conocida como los Diez Principios de Bandung: 1. Respeto por los derechos fundamentales del hombre y para los fines y principios de la Carta de las Naciones Unidas. 2. Respeto para la soberanía y la integridad territorial de todas las naciones. 3. Reconocimiento de la igualdad de todas las razas y de todas las naciones, grandes y pequeñas. 4. Abstención de intervenciones o interferencia en los asuntos internos de otros países. 5. Respeto al derecho de toda nación a defenderse por sí sola o en colaboración con otros Estados, en conformidad con la Carta de las Naciones Unidas. 6. a) Abstención de participar en acuerdos de defensa colectiva con vistas a favorecer los intereses particulares de una de las grandes potencias. b) Abstención por parte de todo país a ejercitar presión sobre otros países. 7. Abstención de actos o de amenaza de agresión y del uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier país. 8. Composición de todas las vertientes internacionales con medios pacíficos, como tratados, conciliaciones, arbitraje o composición judicial, así como también con otros medios pacíficos, según la libre selección de las partes en conformidad con la Carta de las Naciones Unidas. 9. Promoción del interés y de la cooperación recíproca. 10. Respeto por la justicia y las obligaciones internacionales.

VIGENCIA

La Primera Cumbre Afroasiática fue la expresión de un momento histórico en el que coincidieron un conjunto de líderes visionarios e irrepetibles alterando las tranquilas aguas de la teoría política eurocentrada, con un proyecto de cambio que se ofrecía a la sociedad internacional, el cual introdujo tanto la cuestión del racismo como la urgencia de descolonizar el poder en las esferas del conocimiento y la praxis política internacional. Hoy, con la necesaria perspectiva histórica, y conocido el desarrollo posterior de los acontecimientos, es necesario reconocer la capacidad de negociación entre las corrientes disímiles que conformaron la Conferencia para encontrar el lenguaje exacto que caracterizan los principios claves de la coexistencia pacífica contenidos en los Diez Principios. A través de ellos, después de 60 años, el sueño de Bandung continúa.

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