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- 11/12/2010 01:00
OSLO. El disidente chino Liu Xiaobo fue reconocido con el premio Nobel de la Paz en una ceremonia en Oslo, que fue rechazada por Beijing como una farsa, y dedicó su galardón desde la cárcel a las ‘almas perdidas’ en la represión de la Plaza Tiananmen en 1989.
En Beijing, la policía reforzó la seguridad en puntos clave, incluyendo la Plaza Tiananmen y el apartamento de Liu, donde se cree que su esposa está bajo arresto domiciliario. Las autoridades tensaron la cuerda sobre los disidentes.
Sitios web de noticias occidentales, como los de la BBC y la CNN, parecían haber sido bloqueados.
‘Podemos decir en cierto grado que China, con sus mil 300 millones de personas, tiene el destino de la Humanidad en sus hombros’, dijo el presidente del Comité Nobel noruego, Thorbjoern Jagland, en un discurso preparado para la ceremonia en la sede del Ayuntamiento.
Los mil invitados se pararon y dedicaron una ovación cuando Jagland pidió la liberación de Liu. ‘Si el país se demuestra capaz de desarrollar una economía social de mercado con derechos civiles completos, esto tendrá un gran impacto favorable en el mundo. De no hacerlo, existe el peligro de que surjan crisis económicas y sociales (...) con consecuencias para todos’, vaticinó.
Por tanto, el comité del Nobel ha decidido representar al laureado con una silla vacía durante la ceremonia y una gran fotografía de Liu, sonriente y con anteojos. Jagland colocó el premio del Nobel en la silla, en medio de aplausos.
También, la que quiso dedicar unas palabras a Liu fue la actriz noruega Liv Ullmann. ‘El odio se puede pudrir en la inteligencia y la conciencia de una persona. La mentalidad del enemigo va a envenenar el espíritu de una nación, incitar crueles luchas mortales, destruir la tolerancia y humanidad de una sociedad y dificultar el progreso de una nación hacia la libertad y la democracia’, indicó.
Así que la situación es bien triste, ya que esta es la primera vez que un ganador bajo detención no estuvo formalmente representado desde que la Alemania nazi prohibió al pacifista Carl von Ossietzky asistir a la ceremonia en 1935.
CONFLICTO DIPLOMÁTICO
El Nobel de la Paz, como tantas otras veces, desató un conflicto diplomático internacional. Este año, China acusó al comité de representar a los intereses de las ‘arrogantes’ naciones occidentales que buscan imponer sus ideas en un mundo poco receptivo.
‘Los hechos demuestran plenamente que la decisión del Comité del Premio Nobel no representa a la mayoría de los habitantes del mundo, sobre todo la voluntad de la mayoría de los países en desarrollo. El prejuicio y las mentiras no van a prevalecer’, expresó el Ministerio de Relaciones Exteriores chino.
Beijing, que ejerce una influencia política creciente dado su poder económico, ha presionado a varios países para que no acudan a la ceremonia del Nobel. Para ello, el gigante asiático argumentó que la ‘gran mayoría’ de los países boicotearían el acto.