Orden o supremacía: el acertijo hacia la hegemonía del futuro

Actualizado
  • 14/07/2023 00:00
Creado
  • 14/07/2023 00:00
Si bien la historia es escrita por los vencedores, hay elementos fácticos que escapan del control de los discursos políticos de los poderosos
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski (centro), junto a los líderes del G-7 y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen (derecha)

El 3 de abril de 2008, los líderes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se reunieron en Bucarest, Rumanía. Durante la cumbre en Bucarest, la OTAN aceptó la adhesión de Albania y Croacia al bloque de seguridad (oficialmente se unieron a la OTAN en 2009), y extendió una invitación formal a Georgia y Ucrania. Más de una década después, este miércoles 12 de julio de 2023, la OTAN nuevamente reiteró que el futuro de Ucrania es en la OTAN. A pesar del apoyo explícito, la silenciosa desunión de la OTAN sobre su apoyo a Ucrania ante la invasión rusa de 2022 amenaza con resquebrajar las garantías de seguridad de que hoy goza el flanco este del bloque. El futuro de la alianza militar más grande del mundo guinda de la decisión de sus líderes: ¿principios o supremacía?

Bucarest a Vilnius

Si bien la historia es escrita por los vencedores, hay elementos fácticos que escapan del control de los discursos políticos de los poderosos. En 2008, la OTAN invitó a Vladimir Putin a la cumbre de Bucarest. El líder del Kremlin aceptó la invitación. Entonces el presidente ruso expresó públicamente su desacuerdo con la OTAN sobre la decisión del bloque de seguridad de colocar un sistema de misiles de defensa en Polonia y la República Checa. En febrero de 2008, Putin mantuvo un silencio diplomático sobre la declaración de independencia de Kosovo y el subsiguiente apoyo que recibió de EE.UU. y la gran mayoría de los países de la U.E. Vladimir Putin incluso ofreció el espacio aéreo e infraestructura de Rusia para facilitar el envío de suministros a las operaciones de la OTAN en Afganistán. El Kremlin, sin embargo, reiteró que la oferta de la OTAN a una futura adhesión de Georgia y Ucrania al bloque occidental de seguridad era tentar una guerra de los países fronterizos con Rusia. Desde entonces, parlamentarios rusos advirtieron que la adhesión de estos dos países presentaría una grave violación a la voluntad e identidad de las poblaciones pro-rusas al este de Ucrania y en las regiones de Osetia del sur y Abkhazia en Georgia. La Francia de Sarkozy y la Alemania de Merkel también se opusieron a la adhesión de estos dos países, razón por la cual la OTAN no ofreció un plan de acción para membresía a Ucrania y Georgia en 2008.

En mayo de 2008, un mes después de la cumbre de la OTAN en Bucarest, Georgia sostuvo elecciones parlamentarias. La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, que fungió como observador internacional de los comicios, admitió que “el clima político sigue dominado por la desconfianza y la ausencia de un diálogo constructivo entre autoridades y oposición”, resultando de ello “el fracaso de la reforma electoral que acordaron autoridades y oposición antes de los comicios”. Como consecuencia de los comicios turbios, los partidos de oposición (pro-rusos), que representaron un tercio de los votos, decidieron boicotear el nuevo parlamento que tomó posesión en junio de 2008. Cabe destacar que las regiones de Osetia del sur y Abkhazia en Georgia habían formalmente solicitado en marzo de 2008 ser reconocidos por el parlamento ruso como parte de la federación rusa. Osetia del sur y Abkhazia utilizaron la declaración de independencia de Kosovo, en febrero de 2008, como precedente legal para solicitar su adhesión a Rusia. Durante una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU, el 23 de abril, Francia, Alemania, el Reino Unido y EE.UU. solicitaron a Rusia no adoptar la petición de adhesión. En agosto de 2008 Rusia invadió Osetia del sur y Abkhazia.

El mapa de resultados oficiales de las elecciones presidenciales de Ucrania de 2010 también evidencia una división política y cultural en el país. Es más, el colorido del mapa de las elecciones presidenciales de 2010 es casi el mismo que el colorido de la invasión rusa de Ucrania de 2022. En las elecciones presidenciales de 2010, el líder pro-ruso Yanukovich resultó victorioso con solo 2 puntos porcentuales por encima de, la pro-europea, Timoshenko. Tras las masivas y violentas protestas en la famosa plaza Maidán de Kiev o “revolución de la dignidad” en febrero de 2014, Yanukovich fue forzado fuera del poder. Acto seguido, fuerzas rusas invadieron el este de Ucrania, en apoyo a fuerzas separatistas en Donbás y Luhansk.

Mas allá de pensar en buenos y malos, la historia nos arroja algunas verdades absolutas: tanto Rusia como la OTAN buscaron influenciar a Georgia y Ucrania para unirse a su bando; tanto Rusia como la OTAN financiaron y apoyaron a líderes políticos y sociales para manipular los discursos políticos; tanto Rusia como la OTAN empujaron a estas naciones a un conflicto que solo hubiese sido evitable por la subordinación de uno de los dos bloques de poder. Debemos tener presente que la desinformación, la construcción de narrativas políticas, operaciones de bandera falsa, el adiestramiento y equipamiento militar de insurgentes, son todas prácticas utilizadas por EE.UU. y el Kremlin y no únicamente uno de los bandos.

Contraofensiva y desunión

Esta semana en Vilnius, Lituania, el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, publicó un tuit horas antes del anuncio de la OTAN sobre la posible adhesión de Ucrania al bloque de seguridad. En su cuenta oficial, Zelensky recriminó a los aliados por excluirlo de las negociaciones y enfatizó que “Ucrania merece respeto. Ahora, en Vilnius, recibimos señales de que se está discutiendo cierta redacción de un anuncio sin Ucrania presente”. El líder de guerra ucraniano continuó diciendo que “no tiene precedentes y es absurdo cuando no se establece un marco de tiempo ni para la invitación ni para la membresía de Ucrania. Mientras que, al mismo tiempo, se agrega una redacción vaga sobre las “condiciones” incluso para invitar a Ucrania”. Finalmente, Zelensky dejó clara su interpretación de los hechos, al dictaminar “Parece que no hay disposición ni para invitar a Ucrania a la OTAN ni para convertirla en miembro de la Alianza. Esto significa que se está dejando una ventana de oportunidad para negociar la membresía de Ucrania en la OTAN en las negociaciones con Rusia. Y para Rusia, esto significa motivación para continuar con su terror”. En otras palabras, a pesar de los $75 mil millones que ha recibido Ucrania en asistencia militar y a pesar de los más de 124.000 combatientes ucranianos que han muerto en el conflicto (según cifras divulgadas en los “Pentagon Leaks” de la comunidad de inteligencia de EE.UU. en su informe Russia/Ukraine – Assessed Combat Sustainability and Attrition), miembros de la OTAN no están dispuestos a comprometerse a defender a Ucrania y admitirla en la alianza de seguridad.

Entre otros factores, el fracaso de la contraofensiva ucraniana pudiese estar detrás de la reticencia de los miembros de la OTAN. Según el ministro de Defensa de Rusia, Sergei Shoigu, Ucrania ha perdido 25.000 soldados y 1.200 tanques desde el inicio de la contraofensiva el 8 de junio. Los números rusos probablemente estén inflados, pero definitivamente abundan las imágenes de blindados occidentales tipo Abrams, Leopardo, Bradley, etc. destruidos. Y la desesperación de Zelensky, pidiendo más armas en Vilnius, también sugiere una necesidad existencial.

Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, enfatizó que el lenguaje final del comunicado de la OTAN, en cuanto a la adhesión de Ucrania, se dará cuando “los miembros estén de acuerdo y se cumplan las condiciones”. Lo que quiere decir que los miembros no están de acuerdo y que existen condiciones no divulgadas al público o no especificadas en general.

Orden o supremacía

Tras el análisis histórico y el balance actual del conflicto en Ucrania, la OTAN deberá decidir si el futuro de su hegemonía estará respaldado por la supremacía de su poder militar y económico o por el apego a los principios liberales que hasta ahora promulga. Los principios del orden mundial liberal requieren que la OTAN garantice la liberación de Ucrania, incluyendo Crimea. Sin embargo, la alianza transatlántica ha evidentemente desistido de este objetivo en el corto plazo y ha dejado la puerta claramente abierta para iniciar negociaciones con Rusia. Países como Francia y Alemania mantienen su postura de 2008, en contra de la adhesión de Ucrania. La desinformación y construcción de narrativas políticas son el orden del día tanto del bloque azul como del bloque rojo. Detrás de los telones, alejados del espectáculo de la cruel guerra que todos podemos sintonizar a través de redes sociales en directo, EE.UU. registró un 49% de aumento en sus ventas de armas a nivel mundial, $51 mil millones más en ventas en 2022. Las ventas aprobadas en el año 2022 incluyeron $9.000 millones en aviones F-35 para Alemania, $13.000 millones en aviones de combate F-15 a Indonesia, $7.000 millones en barcos de combate a Grecia y $ 6.000 millones en tanques M1A2 Abrams a Polonia. Las ventas de armas de la Unión Europea aumentaron un 47%, Francia y Alemania son los mayores beneficiarios. Arabia Saudita, India y Australia fueron los mayores compradores de armas (provenientes de EE.UU. y Europa). El tiempo determinará y la historia lo dejará por escrito, pero pareciera que la hegemonía del futuro será certificada por el poder y no los principios... nuevamente.

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