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- 02/12/2019 00:00
- 02/12/2019 00:00
La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) cerró hoy su congreso con una cúpula renovada y ansiosa por romper su aislamiento respecto al resto del espectro parlamentario, pero cediendo terreno a su trinchera más radical.
"Estamos dispuestos a asumir funciones de gobierno. Alemania nos necesita. Nos necesita ya", clamó el co-presidente del partido, Jörg Meuthen, reelegido para el cargo y representante del sector patriótico-conservador, los llamados moderados dentro del partido.
"Alcanzaremos el centro político con sensatez y conquistando nuevo electorado", sostuvo su recién ascendido compañero en la dirección colegiada, Tino Chrupalla, sucesor en el puesto del veterano Alexander Gauland, que pasó a la presidencia honorífica.
La elección de Chrupalla, con 44 años y el candidato más votado en su distrito de Görlitz (junto a Polonia) en las generales de 2017, fue posible con el apoyo de la llamada "Flüge" -el "Ala"-, el sector cercano al neonazismo y muy asentado en el este del país.
A esa incorporación en la cúpula siguió la de Andreas Kalbitz, reconocido cabecilla del ala radical y líder de la AfD en Brandeburgo, el "Land" que envuelve Berlín. Kalbitz fue elegido como vocal, lo que asienta a su sector en posiciones estratégicas.
A la "Flüge" pertenecen varios de los cabecillas regionales que mejores resultados han logrado en el este. Su líder es Jörg Höcke, que en los comicios de su "Land", Turingia, se disparó al 27,5 %.
Contra algunos de sus miembros se han abierto - sin éxito - expedientes de expulsión tras incendiarias proclamas racistas o negacionistas del Holocausto. Se les considera, sin embargo, un peligro necesario, en tanto que grandes captadores del voto más joven y radical.
El congreso, celebrado en Braunschweig (centro), se caracterizó por la armonía entre los oradores. El propósito de Meuthen era exhibir normalidad y defender a AfD como único socio posible para lograr mayorías conservadoras, sobre todo en el este del país.
Beatrix von Storch fue reelegida como vicepresidenta con postulados parecidos. Sin embargo, la moderación no es la tónica en esta exeurodiputada, nieta de un ministro nazi, quien durante la crisis de los refugiados abogó por disparar sobre quienes desoyeran un alto en las fronteras y con varias denuncias por islamofobia.
Von Storch dio que hablar también esta semana, al hacer un gesto desde su escaño en el Bundestag (Parlamento) con el que parecía amenazar con cortarle la cabeza a un orador socialdemócrata. El gesto se hizo viral, en una sesión donde Angela Merkel se ganó su espacio en las redes con una apasionada intervención en que marcaba distancias entre la libertad de expresión y la incitación al odio.
El conjunto del espectro parlamentario descarta a la AfD como socio de gobierno o aliado externo. La ultraderecha, tercera fuerza del Bundestag, no ha logrado hasta ahora los apoyos precisos para acceder a una vicepresidencia del Parlamento, pese a que cada grupo parlamentario suele tener un puesto en la mesa.
A escala nacional y también regional se mantiene el estricto cordón sanitario sobre la AfD, una formación nacida en 2013, que tiene ya escaños en las cámaras de los 16 "Länder" del país y que es la segunda fuerza en varios estados federados del este.
Su presencia ha alterado el esquema de las alianzas tradicionales y obligado a recurrir a nuevas constelaciones. Sajonia, asimismo en el este, será gobernada por un tripartito entre conservadores, socialdemócratas y verdes -la coalición llamada Kenia, por coincidir los colores de su bandera con los que se identifica a los partidos-.
Kenia gobierna también en Brandeburgo y Sajonia-Anhalt -asimismo en el este-, mientras que en otros "Länder" se experimentó el tripartito llamado Jamaica entre conservadores, liberales y verdes.
Meuthen se dice convencidos de que, más pronto que tarde, se romperá su aislamiento. La "Flüge" parece preferir seguir en la oposición ruidosa e incendiaria.
El congreso fue una oportunidad para comprobar la capacidad de la AfD por ganar seguidores de casi todos los flancos. Cada orador se presentaba ante los delegados explicitando su procedencia política.
Eran pocos los neófitos y muchos los que declaraban haber militado en otro o varios partidos. Algunos habían pasado por los Republicanos - formación ultraconservadora ya extinta -; muchos más habían desfilado por las filas conservadoras, socialdemócratas, liberales o por La Izquierda.
Por: Gemma Casadevall