El rostro de la eutanasia

Actualizado
  • 10/02/2009 01:00
Creado
  • 10/02/2009 01:00
ROMA. Cuando Giuseppe Englaro, el padre de Eluana Englaro quien estuvo en estado vegetativo desde hace 17 años, fue informado de la mue...

ROMA. Cuando Giuseppe Englaro, el padre de Eluana Englaro quien estuvo en estado vegetativo desde hace 17 años, fue informado de la muerte de su hija únicamente dijo: “sólo quiero estar solo”. La decisión familiar de recurrir a la eutanasia para dar paz a Eluana mantiene un fuerte debate entre los sectores italianos.

Eluana, de 38 años, murió ayer en la casa de reposo “Quiete” de Udine. Tenía tres días de estar sin los tubos para su alimentación e hidratación.

“Que el Señor la acoja en su seno y perdone a quien se le ha llevado de este mundo”, dijo sereno el cardenal Javier Lozano Barragán, en el Vaticano, al saber la noticia. En ese momento en el Senado se debatía un proyecto de ley para prohibir la suspensión de la nutrición e hidratación que mantuvo a la joven con vida.

Al enterarse el presidente del Senado, Renato Schifani y los otros senadores, todos se pararon para dar un minuto de silencio. “Eluana no ha muerto, sino que ha sido asesinada”, replicó el vicepresidente de los conservadores, Caetano Quagriello. “Continúan haciendo el enésimo acto de carroña política sobre la muerte de Eluana”, le respondió la demócrata Ana Finnochiaro.

ECO EN PANAMÁ

En nuestro país el debate sobre la eutanasia no dista mucho respecto a otras naciones. De hecho, hay quienes creen que es un derecho exclusivo de cada persona y no de un grupo.

La Ley 68 del 20 de noviembre de 2003, en su artículo 32 establece penas de prisión de uno hasta cinco años para quienes desconecten de la vida a otra persona convaleciente. Incluso, en las pasadas reformas al Código Penal se habló de la posibilidad de reducir las penas por este delito, lo cual no prosperó por las fuertes críticas.

Pero el asesor legal de la Asamblea Nacional, José Acebedo, dice que los Estados tienen que dejar de ser “teocráticos” y religiosos, cada persona es dueña de sus actos. La familia tomó la decisión de dejarla ir. Según el columnista, pediatra e infectólogo, Xavier Saez-Llorens, este caso “es un triunfo para la dignidad y libertad humana.. Nadie, excepto ella o en su defecto su familia directa, deben tomar esta dura y delicada decisión”. Señaló que el Tribunal Supremo italiano le dio además la razón a la familia, no a un grupo o religión.

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