Chong ayudó a Murcia a escapar

Actualizado
  • 17/04/2009 02:00
Creado
  • 17/04/2009 02:00
PANAMÁ. En medio del “Murciagate”, algunas cosas han quedado absolutamente claras. Una de ellas es que Ernesto Chong Coronado gozaba d...

PANAMÁ. En medio del “Murciagate”, algunas cosas han quedado absolutamente claras. Una de ellas es que Ernesto Chong Coronado gozaba de la absoluta confianza de David Murcia. Era como si se tratara de la misma persona. Tanto es así que, para facilitar su escape la noche que Murcia fue apresado, en un legendario truco de identidades cruzadas, Murcia y Chong dijeron ser la misma persona.

La noche del 19 de noviembre de 2008 fue la última vez que David Murcia Guzmán estuvo en libertad. Aunque ya para entonces huía de las autoridades panameñas, las señales apuntan a que tenía entre manos un plan para evitar ser capturado y enviado a Colombia. Al menos eso dijo Ernesto Chong, su hombre de confianza, cuando esa noche habló con Alex Ventura, otro miembro del círculo íntimo de Murcia.

Cuando ambos hablaron eran más de las 9:00 de la noche, pero Chong no dijo a Ventura todo lo que sabía. Chong había estado con Murcia hasta minutos antes de su captura. ¡Y vaya que estuvieron juntos! Estaban en el mismo auto cuando en Panamá se emitió una orden de captura contra Murcia. Era una camioneta Toyota Prado plateada con placa 699797. Los dos sujetos estuvieron tan cerca uno del otro, que al ser detenidos por la Policía en Capira, pudieron confundir a los agentes cambiando sus identidades.

EL TRUCO DEL RETÉN

Esa tarde, cuatro policías —un subteniente dos cabos y un sargento— establecieron un retén en la carretera Interamericana. El cuarteto de agentes detuvo a eso de las 7:15 p.m. a una Toyota Prado con cuatro personas dentro. Se trataba de Ernesto Chong Coronado, Álvaro Javier Bravo, Eduardo Mosley, y un joven colombiano de cuerpo delgado con cabello largo amarrado en una cola: David Murcia Guzmán.

De inmediato, los policías procedieron a identificar a los sujetos. Álvaro Bravo y Eduardo Mosley revelaron su identidad sin alteraciones. Luego le tocó el turno al chico con acento colombiano. “Me llamo Ernesto Chong”, dijo a la policía el hombre, mientras el cuarto sujeto guardó silencio.

Los policías buscaban a Murcia, el del acento colombiano y el cabello largo, el mismo que había dicho ser Chong. Sin embargo, al identificarse como Chong, los agentes le dijeron al del moño: –“Entonces usted puede irse”.

Y así fue. La policía se llevó la Prado plateada con Bravo, Mosley y el cuarto sujeto, que había guardado silencio al identificarse.

UN “MAL ENTENDIDO”

Ya en el cuartel de Capira, los agentes retomaron el proceso de identificación. Allí se enteraron de un milagro, una enfermedad o una extraña coincidencia: habían detenido a dos sujetos que aseguraban ser la misma persona. —“¿Su nombre señor?” preguntó el policía. — “Ernesto Chong”, dijo el que había guardado silencio desde cuando fueron capturados en el retén. Es decir, otro hombre que aseguraba ser el mismo de la colita. Entre los policías reinó la confusión. Ellos pensaban que Chong era el muchacho delgado de pelo largo que habían dejado ir en la carretera.

En esa extraña situación se encontraban, cuando en el cuartel el subteniente Eric Matews recibió una llamada, nada más y nada menos, que de la cabeza de la Dirección de Investigación Judicial (DIJ) José Ayú Prado.

Por alguna razón, que no se acredita en los registros, el alto jefe policial ordenaba dejar en libertad a los tres señores detenidos, y además ofrecerles una disculpa. “Es un mal entendido”, le dijo Ayú Prado al subteniente.

Sin embargo, el oficial no se tomó las palabras de su superior al pie de la letra, sin antes verificar que todo estaba al día y llamó al mayor Alex Ruiz para confirmar la orden. “Déjelos ir”, dijo el oficial. Es decir las autoridades sabían que Chong estaba con Murcia y habían decidido no apresarlo.

¿QUIÉN ES QUIÉN?

Sólo a las 7:55 p.m., cuando llegaron al cuartel dos oficiales de la DIJ con una foto de David Murcia, los policías de Capira comprendieron la magnitud de su error. A quien habían dejado ir era nada menos que a David Murcia, el del moño y el acento colombiano.

Uno de los inspectores que recién llegaba les mostró la foto de Murcia haciéndoles caer en cuenta de que quien se identificó como el primer Ernesto Chong, no era otro que el propio Murcia Guzmán.

Como en la canción de Pedro Navaja (segunda parte), Ernesto Chong había ocultado su verdadera identidad para confundir la investigación y permitir que David Murcia pudiera identificarse como Chong.

CABOS SUELTOS

Después de este confuso episodio, quedan varias inquietudes. ¿Por qué los policías dejaron ir a quien dijo ser Ernesto Chong? ¿Por qué el director de la DIJ y un mayor de la Policía ordenaron la liberación del verdadero Chong e incluso ordenaron ofrecerle una disculpa? ¿Por qué era un “mal entendido”, haber detenido a Chong? ¿Por qué quedaron en libertad todos los que fueron detenidos con Murcia Guzmán, incluso los agentes del SPI que fueron capturados con él más tarde, a bordo de una Pathfinder y en un Yaris Blanco?

Definitivamente en el “Murciagate” aún quedan muchos cabos sueltos por atar...

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