La Policía Nacional aprehendió al alcalde electo de Pocrí por presunto peculado, tras una investigación relacionada con proyectos no ejecutados del Conades...
- 23/04/2009 02:00
PANAMÁ. Para nadie es un secreto, es como la crónica de una disputa anunciada. Aunque todos pensaron que esto ocurriría después del 3 de mayo. Las cosas se adelantaron. El gobernante Partido Revolucionario Democrático (PRD) entró en crisis a sólo 10 días de las elecciones y la gota que derramó el vaso fue el salto de Giselle de Calcagno, administradora de la Autoridad de la Micro y Pequeña Empresa (AMPYME), quien anunció su respaldo al candidato de la Alianza por el Cambio, Ricardo Martinelli.
Ayer a toda voz, Calcagno acusó a la candidata presidencial Balbina Herrera de haberle metido un “paquetazo” a su contendor y hoy compañero de fórmula Juan Carlos Navarro, en las primarias de su partido.
Calcagno, una de las más cercanas colaboradoras de Navarro durante todo el proceso de las primarias oficialistas, asegura que era Graciela Dixon “la que ejercía la presión” a Juan Carlos Navarro para que aceptara su derrota ante Herrera, aún antes de terminar de hacer los conteos.
Cuando el presidente Martín Torrijos se enteró de la decisión de Calcagno estalló en furia. Pensó en destituirla, pero se contuvo. Quizás previó que lo acusarían de persecución política en plena campaña electoral. Le aconsejaron que no lo hiciera, porque “si ella tiene moral renuncia”.
Pero, la decisión de Calcagno es la seguidilla de una serie de cuestionamientos a la dirigencia del PRD. Entre ellos, señalamientos del ex presidente Ernesto Pérez Balladares, Pablo Thalassinos Ramiro Vásquez Chambonet, entre otros.