Concesionaria Madden Colón llevó a cabo un simulacro de accidente sobre la autopista como fase final del Curso de Formación de Brigadas de Emergencias,...
- 28/04/2009 02:00
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os recibe en su residencia, que es la Nunciatura Apostólica, con la amabilidad que es de esperar en un diplomático que, además, es sacerdote. El que usted percibirá en estas respuestas es monseñor Andrés Carrascosa Coso.
Tuve la gracia de nacer en una familia católica, donde la experiencia de la fe se vivía de una manera serena. Ahí surgió una inquietud, una búsqueda y, tras años de discernimiento, la decisión de entregar la vida al servicio de Dios y del prójimo.
Esta casa ha significado mucho para la historia de la democracia en este país. Porque estuvieron refugiados personas de un signo y de otro. Esa es la prueba de una neutralidad. Y se impidieron ciertas barbaridades que en el fragor de la contienda ideológica y visceral se hubieran cometido. Creo que el nuncio Laboa en ese momento y la Nunciatura han contribuido a que hoy haya una democracia estable y por eso yo he querido, nada más llegar, invitar a los tres candidatos a venir tomar un café para presentarme y conocerles, por esa herencia que representa la Nunciatura en la historia de la democracia panameña.
En los días en que Noriega se refugió en la Nunciatura yo era adjunto del secretario para las relaciones con los Estados en el Gabinete del secretario de Estado, monseñor Ángel Sodano.
Se trata de problemas muy complejos y que no se pueden tratar con propuestas demasiado simples. La Iglesia ayuda a promover valores, a educar, a integrar. Pero por desgracia no siempre se le escucha. Los ajustes de cuentas entre pandillas o entre traficantes de droga tienen su propio contexto. Además, me sorprende ver la cantidad de armas que existen en este país.
Ustedes están aquí dependiendo un poco de un tipo de cultura como la estadounidense, donde la libertad de tener un arma es completa. Como europeo estoy acostumbrado a una sociedad donde hay armas, pero con muchísimo más control. Y me asombra. Porque luego nos echamos las manos a la cabeza, como en EEUU cuando ha habido matanzas. Eso es fruto de una cultura donde el arma es excesivamente libre para el criterio europeo.
Falta de equidad hay en todas partes, incluso dentro de una misma sociedad. Y América Latina no es una excepción. Ciertos desequilibrios hacen que duela el alma. Baste pensar en las favelas brasileñas al lado de situaciones de opulencia o pensar en cómo Africa es un continente olvidado y abandonado.
Que es cierto: muchos problemas de nuestro mundo nacen de una crisis de valores morales. Y la crisis financiera actual ha tenido mucho que ver con esto al originarse en una especulación inmoral y desarrollarse con falta de los necesarios controles. Benedicto XVI ha recordado que esta crisis ha nacido de la codicia, que es “la raíz de todos los males”, —en palabras de uno de los Padres de la Iglesia—.
Creo que la sociedad debe estar atenta a los valores, que no se imponen, pero se pueden proponer y cultivar. Y creo que la Iglesia, en la formación que ofrece a partir del Evangelio, aporta una buena dosis de éstos. Ello debe ser considerado como una aportación valiosa para el bien del conjunto de la sociedad panameña. De los valores de libertad, igualdad y fraternidad se nos ha olvidado esta última.
Yo no entraré en juicios de intenciones. Pero creo que el aborto, antes de ser un tema religioso, es una cuestión de falta de humanidad. Hace daño a quien lo practica y a quien lo propone. Me basta ver sus secuelas psicológicas, penosas, que he encontrado en mi vida como sacerdote. Nuestro mundo moderno cae en contradicciones flagrantes: si uno pisa un huevo de águila se le multa por delito ecológico, ya que se da por cierto que en ese huevo hay un águila. Quien suprime un feto humano pasa por progresista, como si en ese feto no hubiera una persona. Y todos nosotros hemos sido fetos de los cuales, gracias a Dios, nuestros padres no quisieron deshacerse.
Reconozco las razones que pueden llevar a un gobernante a pensar que un único mandato no es tiempo suficiente para realizar un proyecto completo. Pero, por la experiencia vivida en diversos países de varios continentes, creo que el sistema panameño de un solo mandato tiene otros valores que son sanos para una democracia.
La fuerza de la democracia es que no se impone. Creo que es el sistema más respetuoso de los derechos de todos. Y debe asentarse por la propia madurez de una sociedad que piensa en los derechos propios y en aquellos de los demás.
A los medios panameños he empezado a visitarlos para tener un diálogo fluido y abierto. Pero espero que cuando informen de determinadas materias, como las de la Iglesia, se preparen.