Pandillas, balas y luto

Actualizado
  • 21/10/2009 02:00
Creado
  • 21/10/2009 02:00
COLÓN. El reggae sonaba a todo volumen. Tanto que su ritmo llegaba hasta la esquina de la terminal de buses.

COLÓN. El reggae sonaba a todo volumen. Tanto que su ritmo llegaba hasta la esquina de la terminal de buses.

Un ritmo de fiesta que salía de la Calle 15 Avenida Bolívar, mejor conocida como el “Bambu lane” contagiaba a cualquiera que pasara, hasta que un vecino del lugar en la entrada de las “multis” aclaró en voz alta: “Estamos de luto...mataron a Beby”.

Pasar adentro del Bambu no es cosa sencilla. Hay que estar acompañado por los que viven allí, o mejor dicho por un líder. El “Bakán”, un rapero del barrio, nos invitó a pasar al sitio, donde en las veredas estaban impregnadas el olor a cigarrillo, los vecinos tomaban cerveza y algunas muchachas bailaban al ritmo de “passa passa”...pero con el corazón partido por la muerte de Ricaurte Guevara conocido en el barrio como “Beby”.

Y es que en el momento que llegamos al “Bambu” acababan de regresar del sepelio de su vecino y amigo. Un hombre de unos 30 años que el miércoles 16 de septiembre había sido acribillado a tiros en Arcoiris, un poblado cerca de Colón, donde la Policía reconoce que “no se puede entrar”, porque es como si las pandillas tuvieran su propio gobierno.

“Si él tuviera problema con alguien en Arcoiris no hubiese ido allá. Sólo fue a dejar un dinero. No estamos celebrando, es algo en su memoria”, explica El Bakán en pleno patio del Bambu. El rapeador cuenta que su amigo estaba formando su familia y además “era un bailarín”.

“Aquí estamos acongojados y dolidos viendo cómo sanamos” dice El Bakán. Su lamento se reproduce a diario en una provincia que tiene 40 pandillas y donde este año las autoridades han registrado 20 muertes por peleas entre pandillas y otras 80 por la violencia en general.

Nadie sabe decir a ciencia cierta cuánta gente pertenece a estas bandas. Lo cierto es que el clima de peligro se siente al pasar en medio de las calles. El propio jefe de Policía Diego De León, explica que para los maleantes basta saber que una persona vive cerca de un grupo pandillero enemigo, para lesionarlo y hasta matarlo. "También matan a gente inocente", asegura.

La inseguridad es la cereza e n la punta del helado para todos los problemas que ya tiene la provincia, acompaña el deterioro económico y social de la ciudad. No sólo son los edificios cayéndose, el desempleo y la falta de ofertas de educación. Se trata de algo más profundo que no deja que la gente camine tranquila.

"Es un problema que tiene muchas aristas: deserción escolar, falta de alternativas laborales y desintegración familiar, donde niños y niñas crecen prácticamente en la calle y comienzan a perderse", afirma De León al describir el proceso. Sin embargo, aunque él reconoce que la situación está difícil, cree "que no todo está perdido".

PANDILLAS, BANDAS Y RATEROS

El comisionado piensa que a pesar que el Sistema Integrado de Estadísticas Criminales (SIEC) establece que en Colón hay unas 40 pandillas, no todas merecen ese título. "No podemos darle a todas ese espectro al estilo de las bandas de “Bagdag” y “El Pentágono”, de Panamá. Algunas veces son jóvenes que se asocian ilícitamente para delinquir los cuales, al darles el término de pandilleros, se sienten halagados.

Entre las pandillas más peligrosas que operan en la provincia menciona a Los West Side, Los Demond Black,Los Perros del Bambu y los Ratata. Sin embargo, prefiere instar a un estudio sociológico y judicial para determinar realmente cuántas bandas hay, pues según la ley antipandillas de Panamá, estos grupos se caracterizan por tener símbolos o distintivos y una organización liderada por cabecillas o líderes que va más allá de actos delincuenciales sino de los llamados "bautizos" en los cuales tienen que hacer un acto para poder pertenecer al grupo.

Colón está ubicado en una zona privilegiada donde la gente buena seguramente es la mayoría, pero a la vez están sobreviviendo a un monstruo llamado deterioro. La inseguridad, el desempleo y falta de vivienda requieren soluciones que no son sólo económicas y que, hasta ahora, han llegado a cuenta gotas a un lugar que las requiere con urgencia.

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