‘Bill’ y Laura, las huellas en serie

Actualizado
  • 28/07/2010 02:00
Creado
  • 28/07/2010 02:00
PANAMÁ. Con una persecución acuática al mejor estilo de acción hollywoodense, digna de una película de Quentin Tarantino, se produjo el ...

PANAMÁ. Con una persecución acuática al mejor estilo de acción hollywoodense, digna de una película de Quentin Tarantino, se produjo el domingo pasado en territorio nicaragüense la captura de William Cortez o ‘Wild Bill’ (El Salvaje Bill).

El estadounidense, y su esposa Jane Seana Cortez, eran intensamente buscados por las autoridades panameñas, el FBI y la Interpol por el asesinato de dos personas y la desaparición de al menos otras siete en Panamá. Ambos también habrían dejado sus huellas criminales en EEUU —Texas—, México y Belice, según los informes preliminares.

La historia y el modus operandi de este par de extranjeros en territorio nacional son, sin duda, dignos de un taquillero guión fílmico con elementos de misterio, mentiras y ambiciones desmedidas, desarrollados en un escenario de por sí paradisíaco. Lastimosamente para las víctimas, algunas de las cuales llegaron desde lejos, se enamoraron de Panamá y decidieron establecerse aquí buscando y confiando en disfrutar de la bella naturaleza y la indiscutible paz que ofrecen las costas caribeñas, la realidad superó la ficción y sus destinos fueron trágicos.

Si bien las andanzas de Wild Bill en el país y que fueron el detonante para su reciente captura se centraron en hechos ocurridos en los últimos meses en la provincia de Bocas del Toro, según Donald Winner, editor del sitio web Panama Guide que dio seguimiento al caso aún antes que se hiciera público, este personaje es también sospechoso del asesinato de Michael Brown, narcotraficante prófugo de la justicia de la Florida, Estados Unidos.

Según Winner, el verdadero nombre de Brown sería Marcos Francis Allen, quien era fugitivo desde el año 1981. Brown, su esposa e hijo conocieron a ‘Wild’ hace tres años en el área bocatoreña, poco después de que éste llegara al país y los contactara con el pretexto de comprarles la finca.

Bajo el nombre ficticio de William Adolfo Cortez y falsa nacionalidad holandesa, este sospechoso de asesino en serie llegó a Panamá en el año 2007 y, según declaró Winner a TVn-2, se dedicó a ubicar propiedades por internet, siendo una de las primeras la de los Brown.

Una vez localizadas y establecido el contacto con los dueños, ocurrían las misteriosas desapariciones.

Winner cuenta que fue informado de la situación por estas personas y mediante averiguaciones en el Registro Público descubrió que Cortez aparecía como propietario de los terrenos de los desaparecidos.

De hecho, el hostal —conocido como Hostal Villa Cortez y donde se encontraron los cadáveres de los estadounidenses Cheryl Lynn Hughes y Bo Icelar— era propiedad original de Michael Brown.

Hughes, asimismo, era dueña del conocido hostal para mochileros ‘Casa del Sapo’, en Isla Carenero, que pasó a manos de Cortez tras su desaparición en marzo, detalle que resultó sospechosamente extraño y puso en alerta a los empleados y amigos de Cheryl.

Bo Icelar no ha sido visto desde fines de noviembre de 2009 y, según el periodista Winner, poco antes le había comentado a su hermana que ‘un señor quería comprarle la finca en Bocas del Toro’, hablaba de Cortez.

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