Los liberales se consolidan

Actualizado
  • 03/12/2011 01:00
Creado
  • 03/12/2011 01:00
Desde esta época hasta el golpe de estado de Acción Comunal en 1931, transcurrirían veinte años de gobierno liberal que someterían a pru...

Desde esta época hasta el golpe de estado de Acción Comunal en 1931, transcurrirían veinte años de gobierno liberal que someterían a prueba la vigencia de los compromisos axiológicos que formuló en el discurso de homenaje a Don Pablo Arosemena, Eusebio A. Morales el intelectual liberal más destacado de su época, patricio liberal ampliamente reconocido en el país, quien en 1916 presidió el directorio de ese su parido.

Y aunque no podemos poner en duda la buena fe de ambos, no se puede descartar la idea de que la presidencia de De Obaldía Gallegos, cuyo primer Designado fue Don José Agustín Arango, conservador reconocido como él, tenía el apoyo del alto mando liberal, entre los que se contaban Morales y Mendoza.

Este soporte político sería parte de una estrategia para llegar a la Presidencia por vía de la división de los conservadores y de una transacción con alguno de ellos después de haber , fallado el intento que hizo el General Huertas -aupado por liberales- para forzarle la mano a Manuel Amador Guerrero con respecto a sus dos Ministros conservadores de fondo: Tomás Arias Ávila y Nicolás Victoria Jaén.

Los liberales estarían ahora buscando el poder por métodos políticos, legales y civilizados y no por golpes de estado encubiertos.

Esta vez, consientes de ser mayoría, se condujeron con más astucia política al llegar a un entendimiento con De Obaldía.

LA ESTRATEGIA LIBERAL

Por su parte, en su discurso inaugural, Arosemena se declaró ‘escudo de los derechos individuales de los habitantes en el istmo’ y anunció: ‘la honradez es la mejor política y a ella ajustaré mi proceder con religiosos celo’.

Destacó la necesidad de obras especialmente la construcción de vías de comunicación, pero advirtió que ‘esas obras se ejecuten juiciosamente, de modo económico, después de cuidadosos estudios y para satisfacer las necesidades reales y manifiestas’.

Reconoció que: ‘no sentía entusiasmó por la construcción del ferrocarril central, camino costoso que será sometido a la concurrencia de la ruta marítima que no hallará en nuestra agricultura incipiente el necesario aliento… Pero la nación quiere que se haga, y se hará’.

Anunció que las relaciones con los Estados Unidos se mantendrían con ‘firme probidad’.

En cuanto a la situación económica afirmó que era el resultado de ‘causas accidentales’ pues las importaciones excedían a las exportaciones, y que deseaba que al término de la construcción del canal el país se halle con ‘vida propia, labor a la cual hemos de contribuir todos, con especial atención a la agricultura, de manera que podamos conservar los bienes de la independencia en la paz, en la ley y en la honra’

Integró su gabinete con las siguientes personas: Ramón Felipe Acevedo, Secretario de Gobierno y Justicia; Federico Boyd, Secretario de Relaciones Exteriores; Aurelio Guardia, Secretario de Hacienda y Tesoro; Heliodoro Patiño, Secretario de Instrucción Pública y Luis E. Alfaro, Secretario de Obras Públicas.

Este gabinete prontamente fue variado y al gobierno ingresaron otras personalidades: Carlos L. López, Salvador Jurado, Aristides Arjona, Eduardo Chiari, Alfonso Preciado y Carlos Arosemena.

Si tabulamos la presidencia de Pablo Arosemena en once meses, sin contar el mes en que de ella se ocupó Chiari, podemos decir que un cambio de Secretarios en tan poco tiempo demuestra una incertidumbre respecto a los objetivos que el gobierno quiere lograr para el país, y la inseguridad con respecto al propio liderazgo político en el momento.

Esta incertidumbre y la preferencia de las masas por Porras fue lo que le llevó a lanzar la candidatura de Pedro Díaz De Obaldía, hermano del General Domingo Díaz De Obaldía, en una actitud casi desesperada referente a lo que veía venir de negativo para él y los suyos si Porras accedía a la presidencia.

Sin ser tan dramático, entre el clásico Pablo Arosemena y el caudillesco Belisario Porras, no podía hacerse fácil el entendimiento pero eso era debido a, como lo hemos dicho antes, un choque de personalidades y como un factor secundario, un choque ideológico.

Al llegar de Chile a asumir la Presidencia a título de recién electo como Primer Designado del segundo bienio del periodo del Presidente José Domingo De Obaldía, en sus primeras palabras Arosemena se comprometió a no aspirar al segundo término y a no tener un candidato oficial.

No cumplió este compromiso porque la realidad de la política concreta panameña lo fue absorbiendo paulatinamente. De hecho trató de sucederse a sí mismo y sí tuvo un candidato oficialista.

EL CENSO NACIONAL

Durante su administración se realizó el primer censo de población de la República que arrojó la cifra de 386,742 habitantes. Cumpliendo con la promesa hecha en el primer discurso como Presidente, realizado en el Teatro Nacional el 5 de octubre de 1910, puso especial atención en asuntos educativos y culturales, así como a la organización de la Escuela Industrial Nacional, los reglamentos del Conservatorio Nacional de Música y Declamación del Teatro Nacional, la separación de la Sección Normal de los estudios secundarios en el Instituto Nacional, que en su nueva grandiosa sede sirvió tanto mejor de base para los ensayos de educación pos secundaria.

Corresponde a su administración el restablecimiento del Museo Nacional y el aumento de por lo menos 70 escuelas para responder al crecimiento de la población escolar.

No era partidario de construir el ferrocarril de Chiriquí a Panamá, por considerar que la vía marítima ofrecía mejores ventajas y más bajo costo, pero aceptaba la voluntad nacional de construirlo siempre y cuando, se hiciera dentro de los cánones de la más estricta honradez y eficiencia.

Desconfiaba de los norteamericanos y su doctrina Monroe por cuanto veía el peligro que ello representaba para Panamá y a la luz de los hechos históricos que confirmaban su intención de expandirse por América Latina; recordemos la anexión de Texas a costa de México, los grandes intereses económicos que tenían en Nicaragua, por donde pretendieron construir el Canal, Costa Rica en donde sus plantaciones bananeras ya tenían extensiones considerables y República Dominicana y Cuba en donde sus intereses económicos dictaban el rumbo político de esos países.

INCONVENIENTES

Cuando el 1° de febrero de 1912, apenas cuatro meses después de haber asumido la presidencia, pidió licencia con el propósito de poder correr como candidato por el periodo constitucional siguiente de cuatro años, Federico Boyd declinó asumir nuevamente la Presidencia por los seis meses que duraría la licencia de Arosemena y debió encargarse el Tercer Designado, Don Rodolfo Chiari Remón (1870-1937).

Las razones explícitas de Boyd para negarse, fueron el alto grado de violencia política existente por cuenta del fraude electoral que se preveía, el evidente fraccionamiento que se presagiaba en el Partido Liberal por la actitud del Presidente Arosemena y probablemente su deseo de no romper sus vínculos con el doctor Porras, quien él intuía, como muchas otras personas, sería el siguiente presidente.

Por eso no le convenía tomar los 6 meses durante los cuales poco podría hacer, ya que el gobierno estaba sobre todo en manos de liberales pro Arosemena; además de que ello empañaría sus buenas relaciones con el probable futuro Presidente.

Es interesante considerar si Boyd habría, desde ese entonces, tenido expectativas en cuanto a jugar un papel importante en el equipo del líder tableño. De lo que sí podemos estar seguros es que su cauto proceder y agudeza política rindieron frutos, pues en el primer gobierno porrista fue nombrado Secretario de Relaciones Exteriores.

Mientras tanto, al Presidente Taft le visitaron varias misiones de panameños de distintas corrientes liberales y hasta conservadores, para solicitarle que interviniera, tanto en las finanzas del gobierno (solicitud de Ricardo Arias Ferraud), como en las próximas elecciones.

Finalmente, la solicitud fue hecha formalmente por el Ejecutivo y las elecciones fueron supervisadas por observadores norteamericanos.

Hagamos memoria y recordemos que ya en 1906 los liberales, invocando el artículo 136 de la Constitución, habían acudido a los Departamentos de Defensa y de Estado de EE.UU. para solicitar la intervención en las elecciones para presidente, y las de diputados que estaban próximas a celebrarse.

Sorprende del Presidente Arosemena que a pesar de su destacada trayectoria pública previa, su actuación en relación con las finanzas del Estado haya sido tan desordenada, tanto que: ‘la oposición acusó al gobierno de nepotismo, de emitir notas bancarias, de aumentar los impuestos y de adquirir préstamos por medio millón de balboas a intereses exorbitantes. Incluso, el 18 de mayo de 1911, Posignon 2 escribió ‘…el empuje considerable dado al país por las administraciones De Obaldía y Mendoza, parece paralizado por la actual gestión de gobierno’. La situación se hizo tan crítica que, en septiembre, los diputados votaron una ley que prohibía al Ejecutivo contratar cualquier préstamo, así como hacer uso de los 6 millones depositados en Nueva York para construir el ferrocarril’ 3

GESTIÓN MEDIOCRE

Pablo Arosemena, el hombre probo, honesto, el jurista padre de la Constitución del ’04, liberal clásico y hombre honesto hasta su encumbramiento al más alto cargo ciudadano, a quien, sin quitarle los méritos que tuvo su presidencia, realizó una gestión de gobierno censurable principalmente los ámbitos hacendario y financiero, ya que aumentó considerablemente los impuestos, realizó empréstitos con tasas de intereses muy onerosas para la nación.

En consecuencia de estos y otros abusos la Asamblea promulgó una ley que le prohibía al Ejecutivo hacer uso de los seis millones de dólares depositados en Nueva York (los millones de la posteridad) para construir el ferrocarril de Chiriquí y además solicitar préstamos a nombre del Estado.

Esta actitud sólo se entiende si la enfocamos a su deseo de cumplir el objetivo que se había propuesto, y este era el ejercicio del poder en el siguiente periodo constitucional, por ello deja hacer a quienes están a su derredor y hace él, por su parte, hace todo lo posible para que su sueño sea realidad.

‘El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente’, decía Lord Acton, en este caso su ansia de ocupar el solio presidencial más allá de un simple periodo como designado fue lo que desarticuló la proba moral de nuestro personaje, de quien estamos seguros tenía toda la capacidad pasar por encima de las nimiedades políticas del momento, elevarse sobre la mediocridad imperante y hacer una presidencia que se destacara por sus logros y rectitud. No en vano decía de él el Eusebio A Morales que era ‘el único representante que podemos llamar nuestro de aquella pléyade de gobernantes, estadistas y sabios liberales que honró a Colombia durante más de medio siglo’

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