Panamá Oeste: cuando la lluvia desquicia la vuelta a casa

Actualizado
  • 15/12/2014 01:00
Creado
  • 15/12/2014 01:00
Unos 100 mil autos cruzan a diario los puentes sobre el Canal

De vez en cuando (en realidad bastante seguido), la lluvia en la ciudad de Panamá hace vívidas las ideas más surreales: una carretera recién inaugurada se convierte en un lago de profundidades dudosas, la entrada al mall más extenso de Centroamérica y a su terminal de buses es una pesadilla imborrable, y un viaje desde Albrook al Puente de Las Américas —4.1 kilómetros— es tan tedioso como ir al confín de la urbe.

Los residentes de Panamá Oeste, la provincia al lado izquierdo del Canal, lo atestiguan. ‘En un día tranquilo, yendo a casa me tardo una hora y cuarto, pero cuando llueve es de hasta tres horas’, rememora Francia, una enfermera que se hace el viaje entre el barrio de Las Villas de Arraiján y el hospital Santo Tomás todos los días, un trayecto de 30 kilómetros.

Y como ella, muchos más. Según estimaciones de la Contraloría General, en Panamá Oeste residen 540 mil 32 personas, la mayoría de las cuales labora en la ciudad capital.

Las últimas cifras oficiales disponibles (2012) apuntan a que esa población se mueve en el 10% del parque vehicular del país, que cruza los dos puentes sobre el Canal, estadística que este año rondaría los 100 mil. En Panamá hay ya un millón.

De estos, revelan aforos del Ministerio de Obras Públicas, el 75% usa el de Las Américas, y el 25% restante, el Centenario.

CRÓNICA DE NUESTROS PECADOS URBANOS

Miércoles 26 de noviembre. La terminal de buses de Albrook parece una feria y cualquiera podría pensar que el baratillo más atractivo son los pasajes de buses.

Pero no. Son las 11:30 de la noche y ha llovido a cántaros toda la tarde. Los relámpagos apagaron la planta de agua de Chilibre, que abastece a la mayor parte de la ciudad, y el tránsito hacia Panamá Oeste es tan lento que ha atrapado a las decenas de buses de las 13 rutas que van a esa provincia.

Hacia el puente Centenario y todos los barrios revertidos por Estados Unidos en 1999 hay 12 kilómetros de tráfico acumulado (que se mueve a menos de 5 kilómetros por hora), y para el de Las Américas no hay opción de tránsito.

La situación es tan crítica que el propio presidente de la República ha decidido acercarse. A la gente a estas alturas le es indiferente. Tiene al menos dos horas atrapada ahí, purgando la pena por vivir lejos. Por acometer ese ‘gran’ pecado urbano.

Varela intenta resolver rápido. Cruza palabra con los pocos choferes de buses que hay en la terminal, y después decide lo impensable: quince metrobuses (el sistema fallido de transporte de la capital) llevarán gratis a la gente varada hacia una provincia que está fuera de su área de operación. Hay que resolver.

—Presi —le interrumpe un controlador de la ruta Ciudad del Futuro—, ¿nos puede ayudar a poner lo que dejamos de ganar con esto?

Varela asiente y pide dejarle su contacto a su secretario privado, quien toma nota con celeridad. El tráfico se normalizó sobre la una de la mañana del día siguiente.

EL MILLONARIO PROBLEMA

Los expertos aseguran que el problema es simple: en el último quinquenio unas 40 mil personas han mudado su residencia a la provincia de Panamá Oeste, tiempo en el que el parque vehicular se multiplicó por 2.5.

En contraste, salvo la Cinta Costera III no hubo un kilómetro adicional de vía, los cinco carriles por sentido que suman los puentes Centenario y de Las Américas siguieron tal cual, y la línea tres del metro se mantuvo en discusión.

Además, los planes de tráfico han sido intermitentes e inseguros. Cuatro personas murieron en diciembre de 2013 en una inversión de carriles en Loma Cová.

La Sociedad de Ingenieros y Arquitectos (SPIA) aplaude la idea de la construcción de un nuevo puente sobre el Canal, pero resalta que no será la única salida al caos que se agrava con la lluvia.

Nicolás Real, de la Comisión Vial de la SPIA, cree que se debe trabajar en la cultura de los conductores, que frenan sin necesidad (algo que, según el director de tránsito de la Policía, Javier Fanuco, es una constante), y en la política oficial sobre carreteras. ‘No se trata de construir un puente más, sino de buscar nuevas alternativas. Por ejemplo, que ese puente vaya acompañado de una carretera que conecte Veracruz con Bique’, propone.

Su construcción, ligada a la futura línea tres del metro, costaría unos $1,000 millones, confirmó la semana pasada el ministro de Economía, Dulcidio de la Guardia.

Varela ha anunciado que invertirá otros $30 millones en la ampliación a seis carriles entre el tramo Arraiján y el Puente de Las Américas, que incluiría un carril exclusivo para los buses.

Además de esos $1,300 millones proyectados, la conexión de las provincias metropolitanas ha sido un dolor de cabeza en cuya cura se han invertido otros $1,000 millones: $94 millones en la conexión Howard-Puente Centenario, y $29.3 abriendo el paso deprimido de Los Mártires.

También $782 millones en la Cinta Costera III, $75 millones en el mantenimiento del Puente de Las Américas, y $30 millones en la reconstrucción de los accesos del puente Centenario. Pero el aguacero no entiende eso.

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