En la comarca, los tablones viejos sirven de pupitre

Actualizado
  • 07/03/2015 01:00
Creado
  • 07/03/2015 01:00
La escuela Portorrica de Müna no tiene agua potable y cuenta con una población de 257 niños atendidos por 11 maestros

La realidad de las escuelas rancho sigue golpeando en Ngäbe-Buglé. La Asociación de Maestros Independientes Auténticos (AMIA) calcula la existencia de unas 300 aulas rancho en esta comarca.

La escuela Portorrica de Müna no tiene agua potable y cuenta con una población de 257 niños atendidos por 11 maestros. Ellos deben beber agua del río, porque no hay acueductos.

En muchas escuelas, no existen paredes, el piso es de tierra y las bancas son viejos tablones sostenidos por bloques o no hay sillas. Los niños realizan sus anotaciones apoyándose en la madera, al no tener mesas.

Armando Espinosa, dirigente de la AMIA, deploró que en la ciudad hay escuelas con tableros digitales mientras que en muchas zonas apartadas usan tizas y hojas de zinc.

‘¿Usted cree que esos niños tienen ánimo de estar en ese salón de clases?’, preguntó.

Según Espinosa, se invierte millones de dólares en canchas sintéticas y no se focalizan esos fondos en la educación.

En la escuela Junta Maní, que tiene unos 120 niños y 6 educadores, ocurren las mismas calamidades. ‘Los niños están condenados a seguir en el atraso y la pobreza. Hay dos Panamá, uno de ricos y otro de pobres’.

Recordó que en el gobierno de Martín Torrijos y en la gestión de Lucy Molinar habían prometido eliminar las escuelas rancho, pero no fue así. En la escuela Hato Corotú, en Mironó, la maestra dicta sus clases debajo de un árbol.

El dirigente denunció que no llegan equipos de plomería, ni electricistas o albañiles. Muchas veces, al final de clases, esa aula es el dormitorio del maestro.

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