Monseñor Marcos Gregorio McGrath, “pastor de Panamá”

Actualizado
  • 21/02/2016 01:00
Creado
  • 21/02/2016 01:00
Tras varios años de investigación, Manuel Cambra explica como un niño nacido en la Zona del Canal se convirtió en el pastor de los panameños

Su estatura imponente, sus penetrantes ojos azules, su esmeradísima y profunda formación intelectual y su marcado acento lo hacían parecer un disertador teórico foráneo, alguien con el que la mayoría de los panameños no lograba identificarse.

Su postura, aparentemente imparcial en momentos en que la nación panameña parecía dividirse en dos bandos irreconciliables, motivó todo tipo de críticas de ambos lados del espectro político.

Pero detrás de esas impresiones, tal vez superficiales, quienes conocieron de cerca a Monseñor Marcos Gregorio McGrath solo tienen para él palabras de elogio.

‘Fue un hombre extraordinario, un profeta de su tiempo', asegura el escritor Manuel Cambra, quien dedicó varios años de estudio a la vida del obispo, que ahora recoge en su ensayo biográfico ‘El Pastor de Panamá', presentado esta semana en la Universidad Santa María La Antigua (USMA).

Cambra describe en su obra a un hombre de estatura internacional que dejó una huella insondable en el país a través de su participación en la vida pública durante las décadas de 1960, 70 y 80.

Escribió el libro, dice el autor, por sugerencia del padre Fernando Guardia Jaén, doce años asistente personal de McGrath, quien lamentaba que "las nuevas generaciones no supieran lo que había hecho monseñor por Panamá, por América Latina y por la Iglesia".

Reunidos en la Sala Museo Marcos Gregorio McGrath, de la USMA, donde reposan sus documentos personales y más de 30 años de homilías, intervenciones, conferencias y manuscritos, Cambra deja traslucir su admiración por ese hombre a quien no conoció personalmente pero quien le salvó la vida en 1987, en el llamado Viernes Negro, un episodio que recoge en el libro. Nos acompaña la madre María Inés, custodio del museo, y quien colaboró con monseñor durante varias décadas.

Mark Gregory

‘Así es, tal y como lo escribo: Mark Gregory. No es una invención mía ni tampoco una irreverencia que cometo a la memoria del inolvidable Arzobispo'.

Así comienza ‘El Pastor de Panamá', que pasa a contar los orígenes de este niño nacido en la Zona del Canal, el 10 de febrero de 1924, hijo de John Thomas McGrath, original de Trenton, New Jersey, quien llegó a Panamá en 1908 a trabajar en la construcción del Canal como operador de máquinas y terminó como maestro de dragas.

Su madre, Louis Renauld, era de familia francesa, pero nacida en Cartago, Costa Rica.

Marcos, quien quedó huérfano a los 4 años (pero tuvo un padrastro, pues su madre se volvió a casar), se graduó en la Academia Militar de La Salle, en Long Island, Nueva York, en 1939.

Posteriormente, obtuvo una licenciatura en filosofía y literatura de la Universidad de Notre Dame y un doctorado en la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino, en Roma, en 1953.

En 1949 se había ordenado sacerdote en la Catedral de Panamá.

Desde 1953 hasta 1960 vivió en Chile, donde llegó a convertirse en decano de la Facultad de Teología de la Universidad Católica (1959) .

En este país empezó a liderar obras sociales cuando, como prefecto de religión d el Colegio Secundario San Jorge, y ‘apenado por tantos católicos chilenos cuyo cristianismo carece de toda dimensión social', creó el Movimiento Obras Sociales San Jorge, que ponía en contacto a los jóvenes de altos estratos con realidades como la pobreza urbana y rural, a través de proyectos de desarrollo social y misiones en sectores populares.

Esa experiencia, transmitida al padre Guardia, germinaría como el Servicio Social Javierano, y posteriormente, durante la presidencia de Mireya Moscoso, se convertiría en un proyecto nacional.

CONCILIO VATICANO II

Cuando el papa uan XXIII convocó el Concilio Vaticano II, a McGrath, nombrado en 1961 obispo auxiliar de Panamá, le correpondió jugar un papel fundamental como miembro de la Comisión Doctrinal y participante en la redacción de la constitución pastoral ‘Gaudium et Spes'.

Curiosamente, interviene la madre María Inés, a través de este concilio que terminó en 1966, al obispo McGrath le correspondería trabajar con con un entonces jovencísimo sacerdote polaco llamado Karol Wojtila, que años más tarde, se convertiría en el papa Juan Pablo II, hoy santo de la Iglesia católica.

‘Wojtila siempre se acordó de monseñor, tanto que cada vez que se encontraba con un panameño pedía que le mandaran saludos a ‘su jefe', relata la hermana, sonriendo al recordar la anécdota.

IGLESIA TRADICONAL

Monseñor McGrath fue un agente activo en los cambios que implementaría la Iglesia a raiz del Concilio Vaticano II, dirigidos a transformar esa estructura eclesiástica básicamente dedicada a ‘la devoción, a los sacramentos y a la limosna' en una organización viva, capaz de impulsar una transformación social a través de ‘reformas agrarias, y tributarias, escuelas cooperativas, escuelas vocacionales, y programas de educación para adultos' (presentación de McGrath ante la XIII Convención Internacional del Club Serra, en Miami, Beach, en 1965).

‘La misión de la Cristiandad no es luchar solamente en contra del comunismo u otras formas de ateísmo', diría McGrath en la misma conferencia, ‘sino llevar de nuevo el mensaje de esperanza de Cristo en términos modernos, en los términos de nuestros pueblos, que son llamados los pueblos de Dios, construyendo un mundo mejor aquí y ahora'.

Panamá

‘Monseñor fue el vocero y embajador de esos cambios propugnados por el Concilio Vaticano II en Panamá', sostiene Cambra.

Su programa de trabajo incluyó la implementación de programas para incorporar a los laicos en la labor de esa nueva iglesia y para entablar el diálogo con otras religiones.

Promovió la comprensión de los problemas nacionales a través de las homilías y otros documentos de la Iglesia, cuyo alcance no puede ser subestimado en un país de población eminentemente católica.

Su carta pastoral de 1971, por ejemplo, llevaba el nombre de ‘La Renovación de la Iglesia puesta al servicio de Panamá'.

A través del trabajo de campo de monseñor Vásquez Pinto, un sacerdote acusado de ‘comunista' (acusación terrible en aquella época) McGrath trabajó para impulsar obras como el Centro de Estudios Promoción y Asistencia Social (CEPAS), la estación educativa Radio Veraguas, cuarenta grupos cooperativistas dedicados a mejorar la producción agropecuaria y la capacidad crediticia de los campesinos así como el mercadeo de sus productos.

Fue monseñor McGrath quien conoció al padre Héctor Gallegos enColombia y lo convenció de venir a Panamá a ayudar a implementar el Plan Veraguas, concebido con la ayuda de la Universidad de Harvard.

Truman

‘Pudo haber nacido en la Zona, pero desde el primer momento en que tuvo conciencia política McGrath defendió los intereses de Panamá', sostiene el investigador.

En 1964, después de los acontecimientos del 9 de enero, cuenta Cambra, se sintió indignado por los comentarios vertidos por el expresidente estadounidense Harry Truman ante la prensa, en el sentido de que ‘Panamá no sería una nación si Estados Unidos no se hubiera gastado tanto dinero en la construcción del Canal'.

Comprendiendo la resonancia mundial que podía tener un sencillo comentario emitido por una persona de su condición, McGrath escribió una carta al expresidente en la que le explicaba la injusticia que se escondía detrás del trato que los norteamericanos daban a la pequeña nación centroamericana.

‘... son cosas que usted no puede juzgar bien desde lejos', le increpaba diplomáticamente, enfatizando que ‘Estados Unidos debía tratar con un mundo en donde gran cantidad de naciones subdesarrolladoas estaban desesperadamente ansiosas de adquirir madurez económica, social y política' y que á él, (Truman) ‘como figura representantiva le correspondía un enorme esfuerzo de comprensión'.

McGrath puso siempre su facilidad para desenvolverse en las altas esferas del mundo político, eclesial e intelectual, y sus importantes contactos, a beneficio de Panamá, cuenta Cambra.

Incluso cuando se estaban negociando los tratados Torrijos Carter, dice, ‘cuántas veces no viajó a Estados Unidos como mensajero de las reinvindicaciones panameñas, cuántas reuniones no tuvo con la curia estadounidense, (que emitió un importante documento a favor de Panamá en momentos en que se negociaba el tratado del Canal) y con los senadores católicos, para explicarles la realidad panameña ydefender la justicia'.

‘La labor de monseñor ejerció un peso importante a para que la balanza se inclinara a favor de Panamá', dijo el autor.

TIEMPOS DE REPRESIÓN

A través de sus años como obispo de panamá, mcgrath tuvo algunos enfrentamientos serios con el gobierno militar a causa de la desaparición del padre gallegos y de los intentos de estos de apropiarse de las obras de la iglesia católica en la provincia de veraguas .

McGrath no veía su misión como la de tomar partido; sino como el de un representante de la iglesia, al lado de la justicia y de la verdad, con un mensaje que no buscaba agravar las heridas entre las partes en conflicto, señala el investigador. ‘Sus posicioes siempre las manifestó a en sus homilías, a través de las revistas como Panorama Católico , donde en todo momento expresó su rechazo a las injusticias y mandaba mensajes claros'.

RENUNCIA

Ya agobiado por la enfermedad de parkinson, mcgrath renunció en el año 1986 al obispado y se mudó a una casa en san pedro, al este de la ciudad. allí, este hombre hiperactivo, vivió sus últimos años aquejado por la debilidad, y esforzándose por hablar, dar unos pocos pasos, hacer terapia respiratoria, meditar y rezar.

Los sábados, cuenta cambra, se sentaba a ver televisión, a observar los torneos de golf y de fútbol americano universitario, sobre todo si jugaba notre dame, su alma mater. en enero del año 2000, sentado en una silla de ruedas, y en la última etapa de su enfermedad, pidió que lo llevaran a la zona del canal, donde se tomó una fotografía hondeando una pequeña bandera panameña con su mano temblorosa.

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‘Se me dice a veces que no soy panameño porque nací en la Zona del Canal, pero yo pregunto, ¿quién se atreve a decir hoy que la Zona del Canal no es territorio soberano?

MARCOS MCGRATH

MISA DE DESAGRAVIO, 1972

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