La novela de formación frente a la sociedad ilustrada-burguesa

Actualizado
  • 09/03/2019 01:00
Creado
  • 09/03/2019 01:00
Para el romanticismo alemán la novela de formación se convirtió en un instrumento que podía generar nuevas perspectivas de vida, una especie de revolución interna, frente al modelo rígido ilustrado-burgués

De acuerdo con la concepción tradicional sobre el primer romanticismo alemán, las preocupaciones de los miembros de este grupo de teóricos y pensadores se centraron en desarrollar una teoría de la novela, así pues, su atención estaría esencialmente dirigida a desarrollar una teoría y crítica literaria, la cual además fue concebida como una reacción a la literatura y crítica neoclásica. No obstante, como apunta Frederick C. Beiser, esta posición tradicional no sólo no hace justicia a la concepción de poesía romántica ( romantische Poesie ) que elaboraron estos pensadores, sino que a su vez ignora la auténtica misión del Frühromantik , la cual consistía en romantizar el mundo y no solo el universo de la literatura.

De tal modo que pretendían extender la romantización mucho más allá, hacia la sociedad, el Estado y las ciencias. Por lo tanto el Frühromantik , explica Beiser, exigía la transformación ‘no sólo de la literatura y la crítica sino de todas las artes y las ciencias; e insistió en que rompiéramos las barreras entre el arte y la vida, para que el mundo devenga en sí mismo ‘romantizado'.

Friedrich Schlegel, uno de los teóricos más influyentes del Frühromantik , exponía estas ideas en el fragmento 116 del Athenäum (1798), el cual se asemeja a una especie de manifiesto que enuncia la misión que debe emprender la poesía romántica. En dicho fragmento señala que la poesía romántica no sólo se limita a unir los géneros dispersos de la literatura junto a la filosofía, la retórica, ciencias y demás artes, sino que su campo de acción ‘abarca todo aquello que es poético, desde la mayor amplitud, de nuevo varios sistemas que están encerrando en sí sistemas del arte, hasta el suspiro, el beso que el niño poeta exhala en un canto natural'. Al final del mismo, termina por indicar que ‘es y debe ser romántica toda poesía'.

Al igual que F. Schlegel, Novalis —otro gran teórico del Frühromantik — clama en sus Poeticismos (1798) que ‘el mundo ha de ser romantizado'. Para Novalis, cuando se otorga un sentido ‘elevado a lo vulgar, un porte misterioso a lo habitual, la dignidad de lo desconocido a lo conocido, una apariencia infinita a lo finito', se está romantizando. Para conseguir esta romantización del mundo, agrega Novalis, hay que convertir la vida misma en una especie de novela.

RESPECTO A UNA SOCIEDAD QUE LES CERRABA LAS VÍAS PARA SU DESENVOLVIMIENTO POLÍTICO Y ECONÓMICO. SIN EMBARGO, DETRÁS DE ESTE MANIFIESTO HAY ‘TODA UNA CRÍTICA AL PROYECTO DE SOCIEDAD Y DE HUMANIDAD ILUSTRADO-BURGUÉS', APUNTA EL FILÓSOFO ESPAÑOL DIEGO SÁNCHEZ MECA.

Si bien estos hablan de poesía, debemos reiterar como se apuntó en el primer párrafo que no se referían a un género literario particular. Para ejemplificar la extensión de la noción de poseía romántica, August W. Schlegel —hermano mayor de F. Schlegel— definió a la misma en su texto Poesía (1801) como ‘la más extensa de todas las artes, y, por así decirlo, el espíritu universal presente en todas ellas'. Tan amplia concepción de poesía fue el resultado de la recuperación de la acepción griega de lo poético ( poietikós ) por parte de los románticos de Jena, la cual se refiere a toda producción creativa, esto es, aquella que está encaminada a crear algo. Quizás quede más claro en el fragmento del poema de F. Schlegel ‘Ya se hunde más el sol' en el que parece haber sintetizado todo el proyecto romántico de Jena: ‘todo parece hablar para el poeta, porque que él ya había encontrado su sentido'.

Comprendido lo anterior, la reivindicación de una vida romántica podría considerarse como una especie de compensación psicológica para paliar la frustración de la pequeña burguersía —a la que pertenecían la mayoría de los miembros del Frühromantik — respecto a una sociedad que les cerraba las vías para su desenvolvimiento político y económico. Sin embargo —he aquí lo más interesante—, detrás de este manifiesto hay ‘toda una crítica al proyecto de sociedad y de humanidad ilustrado-burgués', apunta el filósofo español Diego Sánchez Meca.

Dicho distanciamiento del orden ‘apropiado' se manifiesta en el Frühromantik por dos vías. Por un lado, está la rebelión contra la institucionalización de las relaciones amorosas, que se desarrolla particularmente en la única novela de Schlegel: Lucinde. En esta obra, el romántico va a rechazar las convenciones socioculturales sobre las funciones o características particulares y únicas de lo masculino y femenino; anteponiendo con ello la futura crítica a los modelos rígidos sobre lo femenino y masculino. ‘Este orden, en el que se ‘humaniza' y se ‘dignifica' la relación amorosa, se refuerza sobre todo por los prejuicios puritanos de la sociedad burguesa, que disfraza los privilegios del varón bajo las reglas de la decencia, reprimiendo y sofocando la riqueza sutil y delicada del alma femenina', explica Meca.

D'Angelo, P. La estética del romanticismo.

Beiser, F. C., El imperativo romántico. El primer romanticismo alemán.

Sánchez Meca, D., El concepto de ‘Bildung' en el primer romanticismo alemán.

Aristóteles, Ética Nicomáquea.

Novalis, Schiller F., Schlegel F. y A.W., Kleist H., Hölderlin F., Fragmentos para una teoría romántica del arte.

García Román, J. A., Floreced mientras. Poesía del Romanticismo alemán.

La segunda vía, de carácter más amplio, se manifestará como una rebelión contra el sistema de la razón ‘instrumental y burocrática', para lo cual anteponían la poesía contra el aparato productivo y de praxis utilitario, pues a juicio de los miembros de Jena al poetizar la vida entera se podía irrumpir el estado de lo habitual y común. Con ello no se pretende una especie de anarquía absoluta, sino permitir la apertura de nuevas perspectivas, para así romper los moldes rígidos de la sociedad en la que les tocó vivir.

Mas en la práctica, ¿cómo poner en marcha el giro hacia estas nuevas perspectivas? Aquí es donde aparece el concepto de Bildung , bien supremo de los románticos. Aristóteles, en su Ética Nicomáquea establece que el bien supremo debe cumplir dos requerimientos: el primero es que se trate de un objetivo que no deriva su valor de otro fin, es decir, no es un medio para otro fin; y el segundo, consiste en que se trata de un fin completo que incluye y comprende a todos los demás fines en sí, por ello no puede agregársele más valor a este bien.

Beiser resalta que parecería paradójico que los románticos eligieran la educación como su bien supremo, porque la misma solo puede concebirse como un medio para un fin, es decir, educamos porque esperamos que se manifieste en los educados una serie de resultados. No obstante, dicha paradoja desaparece, siguiendo a Beiser, si se analiza el concepto alemán Bildung. La razón de ello es porque dicho término implica tanto el proceso de aprendizaje como el de crecimiento personal.

La reivindicación de una vida romántica podría considerarse como una especie de compensación psicológica para paliar la frustración de la pequeña burguersía —a la que pertenecían la mayoría de los miembros del Frühromantik—

De modo que el giro hacia algo mejor que los modelos rígidos de la sociedad ilustrada-burguesa, sólo se hará realidad mediante la labor educativa, una educación de la percepción que implica a su vez una transformación personal o una especie de revolución interna. Mas a pesar de que los miembros de Jena no cuentan con un proyecto escrito para introducir sus ideas en las instituciones estatales, los colegios o las iglesias; sí contaban con un artilugio emblemático para hacer efectiva su revolucionaria educación estética: la novela. La misión consistiría en emplear dicho instrumento para revolucionar las mentes de sus tiempos (sabemos que al menos Lucinde fastidió a Hegel y a Kierkegaard), instrumento conocido como la novela de formación.

Por su puesto, esto necesita una explicación más exhaustiva que quedará por ello pendiente para una futura entrega. No obstante, nos queda una enseñanza, los románticos conocían la época y sociedad con la que les tocó vivir, tiempos en los que se incrementaba el número de lectores así como el número de libros para leer (a principios del siglo XVIII se leían unos pocos libros varias veces, como la Biblia), por ello —y otras razones más— vieron tal potencial en la novela. Siguiendo este ejemplo, si nos interesa llegar a las masas, antes de someternos por entero a prejuicios o a nuestros lentes ideológicos con los que damos sentido a nuestro entorno, quizás debamos empezar por realizar el mínimo esfuerzo por conocer a los otros.

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