Cantidad o calidad en busca de la respuesta

Actualizado
  • 16/03/2019 01:00
Creado
  • 16/03/2019 01:00
El desarrollo humano como medio para asegurar el bienestar de la sociedad es uno de los grandes retos al que se enfrentan los Estados en el ámbito internacional

Los períodos electorales se caracterizan por ser el escenario perfecto para el debate de temas con significativo impacto en el desarrollo humano, tal como lo es el tema de la educación.

Así lo vemos reflejado en el desenvolvimiento de los debates presidenciales y vicepresidenciales celebrados recientemente en Panamá, donde el acceso a la educación y la necesidad a la reforma del sistema educativo protagonizaron entre los principales temas que se abordaron y debatieron entre los representantes de los partidos políticos.

Luego de compartidas diversas ideas con objetivo a solucionar la preocupante situación actual que atraviesa la educación panameña, sobresale una propuesta que probablemente llama la atención de diversos integrantes de esta sociedad y es ‘el destinar una mayor cantidad de recursos económicos del estado hacia este sector'.

A la actualidad, en Panamá la edad de participación en el nivel escolar primario continúa oscilando entre los 5 y 18 años, lo cual con respecto al rango general de 6 a 11 años es preocupante si consideramos que a pesar de un año de inicio más temprano, tenemos un potencial porcentaje de la población que en su segunda década de vida no cuenta con aptitudes que le permitan optar por la participación en la educación media y por ende superior.

Por otro lado, las estadísticas 2010-2018 revelan que la matrícula del nivel primario oficial en general tiende a variar a la baja entre un año a otro con excepción a períodos en específico. La mayor disminución anual (-2.87%) se reporta en el período 2014 con respecto al período 2013.

Ahora, al contrastar estos dos hechos no exhaustivos de la realidad del sistema educativo panameño, con las modificaciones al alza y ejecución de presupuesto de los fondos públicos asignados al sector educativo entre el período 2010-2017, la propuesta previamente citada se hace merecedora de cuestionamientos al notarse que en un período de siete años, a pesar de los miles de millones destinados, se continúan reportando las mismas debilidades del sistema.

Por ello, si nuevamente se piensa y se propone que las dificultades del sistema educativo pueden ser solucionadas mediante la asignación de una mayor cantidad de recursos del Estado, claramente se percibe que nuestros potenciales dirigentes continúan dejando escapar la inclusión de otros factores de igual o mayor importancia, como lo es la calidad de la educación.

La calidad educativa no se consigue con la simple acción de proveer a la sociedad de las mejores herramientas como los últimos avances tecnológicos sino de asegurarse que los jóvenes desde su participación en la educación básica general logren resultados positivos con respecto al desarrollo de sus aptitudes.

CALIDAD EDUCATIVA

Para formular una idea de la calidad educativa se puede tomar como referencia el Índice de Desarrollo Humano (IDH) de las Naciones Unidas.

El IDH evalúa el nivel de bienestar humano y oportunidades de 189 países, los cuales son clasificados en cuatro categorías establecidas en base a un puntaje otorgado que abarca: los países con desarrollo humano muy alto (0,800+), alto (0,700 a 0,799), medio (0,550 a 0,699) y bajo (0,550-).

La inclusión de Panamá en dicho índice como uno de los 53 países que clasifica como de desarrollo alto (posición 66), permite tomar como referencia las estadísticas empleadas en la formulación del IDH para la evaluación de calidad de la educación. Entre estas, las estadísticas con respecto a la cantidad de alumnos por docente así como la cantidad de alumnos aprobados, reprobados y desertados.

Tomando como referencia las estadísticas oficiales nacionales disponibles período 2014-2015, las cifras revelan que frente a un incremento de matrículas del 0.66% para el 2015 con respecto al 2014 se reporta igualmente un incremento del 5.67% de docentes entre estos períodos.

Sin embargo, al considerar cifras más detalladas en base a la clasificación en el IDH y la cantidad de alumnos por docente que se informan en los resultados de dicho índice, Panamá se ubica potencialmente cuatro alumnos más por docente en comparación a los países de desarrollo humano muy alto.

En lo que respecta a las estadísticas nacionales de continuidad como participante en el sistema educativo, tenemos que en el período 2017 se reporta un incremento de 0.54% (17,000) de estudiantes reprobados con respecto al período 2016 (15,088). En cuanto a quienes abandonan el aula de clases, se reporta un incremento del 42% de desertores (2017: 5,466, 2016: 3,833).

Si consideramos de manera solemne nuestra posición en el IDH, se podría deducir que la condición de Panamá es favorable relativamente a los otros 123 países bajo evaluación. Sin embargo, al revocarnos a las cifras previamente citadas con relación a la calidad de la educación nos percatamos de que tenemos fallas que deben de ser atendidas para dar paso a los pilares del desarrollo humano.

BIENESTAR HUMANO Y OPORTUNIDADES

FICHA

La autora conduce el segmento ‘Su ventana financiera' en @Estrellaonline

Nombre completo: Laritza del Rosario Lezcano Navarro

Ocupación: Consultora Financiera

Resumen de su carrera: Master en Inversiones y Finanzas y Diplomado de Economía y Finanzas de la Universidad Queen Mary University of London. Licenciatura en Contabilidad, Banca y Finanzas de la Universidad Santa María La Antigua de Panamá. Experiencia laboral en auditoría comercial, análisis financiero e implementación de análisis cuantitativo.

A pesar de la constancia con la que se continúa citando el crecimiento y desarrollo (PIB) como indicador de promoción económica, hoy día el PIB en conjunto con el ingreso per cápita son reconocidos por académicos y practicantes de la economía como variables que aportan informaciones, mas no determinantes de una condición, de manera que se da paso a un mayor enfoque al debate y estudio del desarrollo humano y sus factores como promotores de bienestar y oportunidades.

Así se deja en evidencia con las más de tres décadas de estudio formal que han transcurrido desde que el bienestar humano y el asentamiento de oportunidades han ganado igual o incluso mayor relevancia que otros temas económicos y políticos en las agendas de jefes de Estado, así como de los organismos internacionales.

Entre estos temas destaca la educación como pilar que faculta a la persona de las capacidades necesarias para el logro de ingresos que se transformen en calidad de vida que lidera hacia una mayor esperanza de vida.

A partir de la importancia de los sistemas educativos como pieza integral del desarrollo humano, es trascendental que se esté anuente sobre la realidad del sistema. Principalmente ahora cuando estamos viviendo un nuevo período de elecciones donde se hace necesario evaluar la eficacia de potenciales propuestas.

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