Seguimientos puntuales a políticos y periodista, narra el tercer testigo del MP

Actualizado
  • 25/05/2019 02:05
Creado
  • 25/05/2019 02:05
El agente del Consejo de Seguridad detalló que le ordenaron seguir a la periodista Castalia Pascual, a varios políticos y candidatos presidenciales en el 2014. Todos fueron blancos de la inteligencia local

Júbilo Antonio Grael, agente activo del Consejo de Seguridad, es el tercer testigo del Ministerio Público que comparece en el juicio contra el expresidente Ricardo Martinelli por el caso pinchazos.

El testimonio de Grael fue importante para la Fiscalía por la forma en que describió al Tribunal su labor en la entidad durante los años 2009-2014, mientras trabajó en la oficina de orden público y recibía ordenes directas de su superior Rony Rodríguez, alias ‘Didier', jefe de inteligencia.

Se trata del primer relato de la Fiscalía que intenta vincular al expresidente Martinelli con la labor de espionaje a blancos específicos.

Grael narró, como por órdenes puntuales, de Rodríguez dio seguimiento a la periodista de TVN Castalia Pascual, a la hoy vice alcaldesa Raisa Bainfield, al político del Partido Revolucionario Democrático (PRD), Mitchell Doens, a la dirigente Balbina Herrera del mismo colectivo, al actual presidente Juan Carlos Varela antes de ganar las elecciones 2014, y al excandidato presidencial del PRD, Juan Carlos Navarro.

‘Se buscaba conocer los movimientos de la persona, saber su vida personal, la íntima, si tenían amantes, con quién conversaban, a qué lugares asistían, o identificar sus debilidades', describió Grael al Tribunal.

Labores que calificó como ajenas a las tareas cotidianas del departamento de orden público donde se encargaba de asistir a manifestaciones, marchas o convocatorias sociales para vigilar que no se atentara contra la estabilidad del país.

Grael dijo desconocer si los trabajos que efectuó entonces contaban o no con una orden judicial como lo manda la ley. No obstante, manifestó que se sentía respaldado en su trabajo al escuchar a Rodríguez decir que ‘eran para el número 1'. Incluso, agregó que en caso de ser detenidos en cualquier operación solo bastaba con hacer una llamada a su superior para que los ‘rescatarán'.

Todas estas personas mencionadas por el testigo aparecen enlistadas como víctimas en el caso de los pinchazos.

Modus operandi

Con Mauro Zúñiga, otro de los objetivos solicitados por Rony Rodríguez, según relata Grael, se buscaba amedrentarlo con la presencia de agentes fuera de su casa, cuando salía a la calle, o donde fuera. ‘Buscaban intimidarlo. Era una forma de desviar su atención a otra cosa para evitar que siguiera atacando al Presidente de la República', explicó Grael.

Con Castalia, prosiguió el testigo, se confirmó que tenía una casa ubicada en Toro Bravo, en La Pintada, provincia de Coclé. De ella querían saber todo sobre su vida. Para ello frecuentaban los mismos sitios a los que asistía la periodista sin que ésta se diera cuenta. En ocasiones, cuando a los agentes se les dificultaba hacer el seguimiento, recurrían a los familiares, se amistaban con ellos y les sacaban información.

Los agentes se apostaban afuera de las oficinas del actual presidente Juan Carlos Varela, ubicadas en el sector de Marbella, momentos en que se encontraba en campaña política del Panameñismo. Luego lo seguían, identificaban con quién hablaba y de ser posible registraban el momento con fotos, grabaciones o si lograban escuchar el tema de conversación o lo que hablaba lo reportaba a Rodríguez.

El agente del Consejo de Seguridad, que hoy labora en otro departamento de la entidad, explicó que cuando no conocían a la persona con la que se citaba el blanco objeto del seguimiento enviaban a Rodríguez el número de la placa del auto y éste se encargaba de verificar el propietario en el Registro Vehicular.

Narró que cuando Isamel Pittí, otro de los agentes que trabajaba en el departamento de inteligencia junto a Rony Rodríguez se ausentaba, era él quien manejaba el auto para llevar Rodríguez cada mañana a la Presidencia para dejar un sobre -del que desconocía su contenido- en el cual se leían las iniciales ‘RR'. Pasadas un par de horas volvía Rodríguez sin el sobre.

A continuación dijo que en 2014, cuando asistió a una vigilia organizada por la sociedad civil en el Parque Porras, Rodríguez le envió un reemplazo para que se trasladara a las instalaciones del Consejo de Seguridad donde le pidió que manejara una camioneta Hilux en la que llevaba un ‘rack' pesado en la parte trasera. Primero se dirigieron al Palacio de las Garzas, indicó, y después avanzaron a otro destino, el súper 99 ubicado en Monte Oscuro donde dejaron el mueble.

El testigo reforzó lo dicho por otros testigos de la Fiscalía con respecto a las restricciones que habían en el Consejo de Seguridad para ingresar a ciertas áreas. Por ejemplo, a la parte superior del edificio 150 donde mantenían sus oficinas los tres agentes que supuestamente utilizaban aparatos para pinchar los teléfonos de las víctimas. Grael no puede confirmar que ahí se realizaban esas tareas, aunque exclamó que era un rumor de pasillos de que se efectuaban pinchazos en este departamento de inteligencia.

Las declaraciones del testigo del Ministerio Público tienen muchas inconsistencias a juicio de la defensa. Alfredo Vallarino, vocero del equipo de abogados del exmandatario, argumentó con respecto al sobre mencionado por Grael, que cada mañana, de forma rutinaria, se envía al Presidente un informe de ‘gobernabilidad' que emana de los estamentos de seguridad, así como partes policivos diarios.

‘El testigo dijo que el sobre tenía las iniciales RR y dijo que no sabe qué hay en el sobre y dónde iba el mismo', argumentó Vallarino.

Añadió que el testigo no es consistente con las declaraciones previas que ofreció a la fiscalía. Por ejemplo, previamente mencionó que al dejar el anaquel en el súper 99 había regresado solo de la diligencia, pero ahora indica que estuvo con Rodríguez y que éste le entregó a él, y a su compañero, $20 para comprar la cena.

El testigo admitió que nunca escuchó al expresidente dar ordenes de intervenir comunicaciones o seguimientos y que tampoco vio al entonces presidente Martinelli en el Consejo.

El defensor cuestionó por qué razón el testigo de la fiscalía, que realizó estas acciones supuestamente ilegales, no está siendo investigado.

‘Él va a tener que explicar a dónde se daban estas instrucciones, cuáles fueron exactamente las órdenes, y quién lo mandó a hacer esto. El testigo menciona que infiere que el número ‘1' significaba Ricardo Martinelli, pero es su apreciación, hay que saber de dónde saca esto y como le consta, si hubo alguna reunión sobre eso', añadió el defensor.

El fiscal Vásquez justificó que no se investigó al testigo por delito de seguimiento porque, a pesar de que desconocer el decreto del Consejo de Seguridad no omite el delito, él reaccionó por obediencia debida, siguiendo órdenes de su superior.

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