Deuda social con la población panameña

Actualizado
  • 14/07/2019 02:05
Creado
  • 14/07/2019 02:05
La realidad de la población urbana es muy distante a la población rural y todavía más, la población indígena. Una desigualdad escandalosa es la principal deuda que tiene el estado panameño

Panamá ha tenido durante años el crecimiento más alto del producto interno bruto (PIB) en América Latina, sin embargo es uno de los países más desiguales del mundo. De hecho se dice de la existencia de varias realidades muy distintas: Panamá urbano, rural e indígena, por lo menos. Y en esto radica la principal deuda social con la población panameña, en la enorme desigualdad entre los diversos grupos humanos.

Analicemos, por ejemplo el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM), que en 2018 se calculó en 19% para el país (MEF, 2018).

Como puede observarse en el cuadro N°1, hay diferencias considerables en el IPM entre las provincias y comarcas. Mientras en las provincias de Los Santos y Herrera el IPM alcanza entre el 4.0 y el 5.1%, en las comarcas Ngäbe Buglé y Guna Yala, supera el 90%. Salta a la vista que estamos hablando de una brecha enorme en las condiciones de vida, en el país más rico de América Latina. Según las cifras que presenta el cuadro se distinguen tres grupos de población: las que tienen un IPM, menor de 20%, los que tienen de 21 a 41% y las Comarcas, que están arriba del 70%. Aquí se distinguen al menos tres Panamá.

En marzo de 2018, según la Encuesta de Propósitos Múltiples, había 4, 155,348 personas en la República de Panamá de las cuales 1, 384,199 o 33.3% eran niños, niñas y adolescentes. Al calcular el IPM-NNA para ese año, arrojó que 453,837 o el 32.8% de los menores de 18 años del país se encuentra en condiciones de pobreza multidimensional, es decir, aproximadamente uno de cada tres NNA se encuentran privados en 3 o más indicadores que conforman este índice (MEF, MIDES, INEC, 2018).

Aquí se visibiliza otra desigualdad, mientras el IPM del país es el 19%, el de los niños, niñas y adolescentes (IPM-NNA) alcanza el 32.8%. Es decir 13.8 puntos porcentuales más alto. Algo estamos haciendo mal, cuando la generación de relevo es más pobre, que los que hoy trabajan y producen.

Es importante señalar que el IPM-NNA, es todavía más desigual que el IPM nacional, porque éste alcanza el 99.3% en la Comarca Guna Yala.

Sobre el promedio nacional (32.8%) está la niñez y adolescencia de Bocas del Toro (49.9%), Darién (58.9%), la Comarca Emberá (81%), la Comarca Ngäbe Buglé (95.4%) y la Comarca Guna Yala (99.3%), como ya se ha señalado.

Peor aún, los datos arrojaron que el 35.5% o 263,784 de los niños y niñas menores de 10 años de edad se encuentran en pobreza multidimensional (Cuadro N° 2), esto representa el 58.1% de todos los NNA en pobreza. Esta población nació durante los dos últimos gobiernos.

¿Por qué hay tantos niños y niñas en pobreza?

Aunque muchas personas, todavía no lo comprenden, la situación de las mujeres condiciona el futuro de una sociedad. Según el Índice de Desarrollo Humano (IDH), Panamá ocupa el lugar 66 en el mundo. Cuando a este índice se le aplica la desigualdad de género (IDG), el país desciende al lugar 109, porque la desigualdad entre hombres y mujeres es abismal (PNUD, 2018).

Según el Informe de Desarrollo Humano 2018, en Panamá la tasa de mortalidad materna es de 94, por cada 100 mil nacidos vivos; la tasa de natalidad entre adolescentes es 81.8 por mil mujeres entre 15 y 19 años; la proporción femenina de escaños en el parlamento es de 18.3%; y a pesar que el 72.7% de las mujeres tienen algún grado de educación secundarias versus el 68.4% de los hombres, éstos participan en 81.2% de la fuerza laboral, mientras ellas lo hacen apenas en 52.8%. (PNUD, 2018).

En términos generales, América Latina y el Caribe tienen, en promedio, un nivel de desarrollo humano alto, solo por detrás de Europa y Asia Central. Sin embargo, cuando se ajusta por la desigualdad, el IDH de la región se reduce un 21,8% debido a la distribución desigual de los avances, en particular de los ingresos. La región tiene la menor brecha entre hombres y mujeres en el IDH con un 2%, por debajo del promedio mundial del 6%. Sin embargo, tiene la segunda tasa de natalidad entre adolescentes más alta y el índice de participación en el mercado laboral de las mujeres es considerablemente menor que el de los hombres (51,6 frente al 77,5%) (PNUD, 2018), y Panamá no es la excepción.

Ante esta realidad, la clase política en Panamá ha hecho lo del avestruz, meter la cabeza entre las piernas. Hace bastante tiempo que se dice que potenciar a una mujer es potenciar a una familia, aquí hacemos todo los contrario.

Sobre todo se les ha escamoteado a las niñas y adolescentes panameñas decidir sobre su cuerpo y sobre su sexualidad, al no permitir la educación sexual en el sistema educativo desde la más temprana edad. El resultado es miles de adolescentes con varios hijos y con un futuro lo más probable de pobreza y pobreza extrema.

Avanzar por un camino de mayor igualdad no es solo un imperativo ético en una región con brechas sociales que se expresan en diversos ámbitos; es también condición necesaria para acelerar el crecimiento de la productividad, internalizar y difundir la revolución digital, transitar hacia la sostenibilidad ambiental y proveer un marco institucional que permita actuar en un mundo en el que se conjugan grandes desequilibrios con enormes posibilidades (CEPAL, 2018).

‘La clase política en Panamá ha hecho lo del avestruz, meter la cabeza entre las piernas. Hace bastante tiempo que se dice que potenciar a una mujer es potenciar a una familia, aquí hacemos todo los contrario'.

MISIÓN Y VISIÓN

Pensamiento Social (PESOC) está conformado por un grupo de profesionales de las Ciencias Sociales que, a través de sus aportes, buscan impulsar y satisfacer necesidades en el conocimiento de estas disciplinas.

Su propósito es presentar a la población temas de análisis sobre los principales problemas que la aquejan, y contribuir con las estrategias de programas de solución.

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