Los intereses nacionales y la guerra comercial

Actualizado
  • 21/07/2019 02:01
Creado
  • 21/07/2019 02:01
En el contexto actual de competencia estratégica internacional, el logro de la priorización de los intereses nacionales es una necesidad para el desarrollo nacional. Es fundamental una política de diversificación de nuestras relaciones externas políticas y económicas

En su discurso de toma de posesión, el presidente Laurentino Cortizo Cohen declaró que ‘los intereses del país siempre estarán por delante', y añadió a continuación que ‘ningún interés individual… político o económico jamás estará por encima de los intereses nacionales.' Se trata de una propuesta que, pese a que no lo especifica, solo tiene sentido si los intereses individuales a los que se refiere el discurso también se refieren a aquellos intereses políticos y económicos externos que contradicen el desarrollo integral de la Nación.

El planteamiento del problema

Esto lleva a la necesidad de explicitar dos aspectos importantes de la problemática. En primer lugar, es necesario entender con claridad cuál es el contexto en que toca defender los intereses nacionales. En segundo lugar, también resulta necesario precisar cuál sería la forma concreta que toman estos intereses nacionales y la naturaleza de la política necesaria para su defensa.

Tiempo de guerras comerciales

La llamada guerra comercial tiene su origen aparente en el interés del presidente Trump de hacer frente al profundo déficit comercial externo, que, de acuerdo a su discurso, sería el causante de la enorme pérdida de empleo en los EE.UU.. Más aún, este déficit estaría vinculado con los abusos que el resto de los países estarían realizando en términos comerciales en su relación con Norteamérica. En estas circunstancias, Trump se habría planteado una estrategia de imposición de aranceles a los bienes provenientes del exterior, con el fin de obligar a sus socios comerciales a renegociar la forma de sus relaciones comerciales.

Existen serias dudas sobre este planteamiento. Basta tener una simple formación sobre el significado de las cuentas nacionales, para recordar que el déficit comercial de Estados Unidos simplemente es el reflejo de otro déficit estructural: el que existe entre su ahorro nacional y su nivel de inversión. Es en este sentido que Joseph Stiglitz, comentando el efecto del alza de aranceles, afirma que: ‘como probablemente tendrá pocos efectos tanto en el ahorro nacional y la inversión, el déficit comercial no cambiará'.

Un elemento importante es que el blanco central de la guerra comercial de Trump es la China. Visto estrictamente desde el punto de vista comercial, esto no parece tener mucho sentido. Como bien lo han destacado John Bellamy Foster, Robert W. McChenery, China es en gran medida una plataforma de producción de bienes finales, a partir de componentes producidos en otras naciones asiáticas. Se trata, entonces, de una cadena de valor que, aprovechando la mano de obrar barata de China, permite grandes beneficios para las transnacionales norteamericanas. Un ejemplo claro es que, de acuerdo a cálculos hechos en la Reserva Federal de San Francisco, producir un iPhone ensamblado en el 2009 en una fábrica China tenía un costo de alrededor de 179.00 dólares, el cual al ingresar a Estados Unidos se vendía en aproximadamente 500.00 dólares.

Esto lleva a una pregunta: ¿cuál es la causa de que el gobierno norteamericano quiera afectar toda esta cadena de valor? Algunos autores, como es el caso de Martin Hart-Landsberg, piensan que la presencia de la cadena de valor señalada terminará por atemperar tanto la posición de Estados Unidos como la de la República Popular China.

Para ponernos en ruta de encontrar una respuesta es útil señalar que los aranceles de Trump, más que reducir las importaciones norteamericanas, pueden redirigir la fases de producción que ahora se realizan en China hacia otros puntos con mano de obra barata. Paul Krugman ha señalado que ‘cuando se imponen impuestos a bienes ensamblados en China con muchos componentes de Korea o Japón, el ensamblaje no se mueve a América, simplemente solo se mueve a otro país asiático como Vietnam.

¿Se trata de una simple política aberrante o de algo más profundo?

Guerra tecnológica

A nuestro juicio, la clave del problema es que China busca ir más allá del papel que tiene en la cadena de valor descrita. Para eso está intentando avanzar rápidamente en términos tecnológicos. Solo para dar un ejemplo se puede señalar, de acuerdo a Lee Bellings, que: ‘en términos de poder adquisitivo relativo, hoy, China invierte más en investigación y desarrollo que la Unión Europea. Y según la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo, sigue el buen camino para superar el gasto de EE.UU. hacia 2020'.

Nos encontramos, entonces, frente a una guerra tecnológica, donde EE.UU. busca defender su hegemonía, frente a quien considera su competidor estratégico. El hecho de que la focalización de las acciones norteamericanas se haya centrado en la empresa Huawei así lo demuestran.

Los intereses nacionales

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En el contexto actual de competencia estratégica internacional, el logro de la priorización de los intereses nacionales es una necesidad para el desarrollo nacional. Esto por varias razones. La primera de ella es harto conocida. Panamá es propietaria de su recurso económico más valioso, el Canal de Panamá, cuya defensa básica es la neutralidad de todo el país. Esta, se debe señalar, ha sido fortalecida con las declaraciones de Xi Jinping en su reciente visita al país, de acuerdo a las cuales China se compromete a respetar la neutralidad del Canal de Panamá. Se trata de un elemento que, sin embargo, contradice la visión del actual gobierno norteamericano, tal y como se desprende de las recientes declaraciones del almirante Craig S. Feller, comandante del Comando Sur, realizadas en el Congreso de los Estados Unidos afirmando que: ‘es particularmente preocupante el esfuerzo de China de ejercer control sobre infraestructuras claves del Canal de Panamá'. En este contexto la defensa de los intereses nacionales, que apuntan hacia la neutralidad efectiva y el carácter del Canal como patrimonio inalienable de la Nación panameña es prioritaria.

También debe entenderse que los intereses nacionales se fortalecen en la medida en que el país puede aprovechar un contexto de multipolaridad, que permite a los países pequeños como Panamá ganar en términos de grados de libertad en la implementación de su propio estilo de desarrollo. Además es claro que para Panamá la posibilidad de aprovechar de manera óptima su posición geográfica pasa por dejar abierta la posibilidad de diversificar los usuarios de la misma, asegurando que la renta de nuestro recurso natural sea captado por la Nación panameña y utilizado en su desarrollo integral. Esta también choca con la del actual gobierno norteamericano. Esto se desprende de la posición del Almirante Kurt W. Tidd, quien en febrero de 2018, siendo el jefe del Comando Sur, declaró refiriéndose a China que su ‘incrementado alcance a puntos globales de acceso como Panamá crea vulnerabilidades comerciales y de seguridad para los Estados Unidos'.

Dos elementos fundamentales de política

Panamá precisa, entonces, de una firme política externa cuyo objetivo básico sean los intereses nacionales. Para ello sería fundamental una política de diversificación de nuestras relaciones externas políticas y económicas, con el fin de ganar espacio en la construcción de nuestro propio estilo de desarrollo. Así mismo habrá que asegurarse un proyecto nacional de desarrollo, cuyo objetivo sea el mejoramiento económico y social de toda la población, el cual guíe nuestras negociaciones con el exterior.

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