Lo que revela, lo que esconde y lo que ignora el PIB per cápita

  • 27/10/2019 00:00
Las estadísticas no siempre revelan el pulso real de una nación. Los números —aunque verídicos— pueden ocultar injusticias y desigualdades que los mercados financieros miran como inconvenientes. Hoy la región es una olla de presión
Lo que revela, lo que esconde y lo que ignora el PIB per cápita

Los números no mienten, pero pueden interpretarse de muchas formas, dependiendo de quien vengan o la razón por la cual convenga que luzcan de cierta forma.

Por años la forma más común de medir el crecimiento económico, incluso el bienestar, a lo largo de los años ha sido el Producto Interno Bruto, el famoso PIB. Este es la suma de todos bienes que se intercambian —se venden y se compran— en un país durante un mes, un trimestre o un año.

Lo que revela el PIB

La Contraloría General de la República es la que recoge la mayoría de esta data en Panamá y despliega los resultados a través del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC). Justo el INEC es la fuente oficial para el establecimiento del PIB en Panamá. Esa es la cifra que dice qué tan acertadas fueron las proyecciones de crecimiento del Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial, por ejemplo.

Lo que revela, lo que esconde y lo que ignora el PIB per cápita

Panamá se precia de haber tenido el crecimiento anual del PIB más pujante de la región, incluso del mundo. En los años de la crisis económica —2008 y 2009— Panamá fue uno de los pocos países que creció a dos dígitos.

En 2017 ese crecimiento fue de 5.3% en comparación al año anterior. En 2018, tras el boom económico, llegó el aterrizaje forzoso: el crecimiento fue de 3.1%. Y en el segundo trimestre de este año el crecimiento del PIB fue de 2.9%, el trimestre más bajo en toda una década.

Lo que esconde

Otra medida de la que presume el país ante inversionistas y empresarios extranjeros es el PIB per cápita. Este año por poco sobrepasamos a Chile, que tiene el PIB per cápita más alto de la región con base en las cifras del FMI. En 2018 el PIB per cápita de Chile fue de $14,670, mientras que el de Panamá llegó a 14,370, el segundo más alto de toda la región. La implosión social que vive el país sureño cuenta otra historia —una de carne y hueso— y que no se ve tan bien como las estadísticas.

La desigualdad es más marcada en las comarcas

La cifra del PIB per cápita en sí, aunque verídica, es engañosa. En Panamá se traduce en que cada persona recibe el equivalente a $1,197.50 mensuales, cuando el salario mínimo es a penas la mitad de ese monto y más del 80% de los cotizantes de la Caja de Seguro Social están por debajo de los $800.

Sin embargo, un crecimiento alto —o tan solo la proyección— es suficiente para engrosar los presupuestos estatales y las carteras de préstamos de organismos bilaterales o multilaterales, o bien para cotizar mejor en la emisión de bonos de deuda externa. Para cuando esas expectativas no se cumplan, como usualmente pasa, siempre está la opción de modificar el tope fiscal si se controla la Asamblea o refinanciar la deuda con más deuda.

Lo que revela, lo que esconde y lo que ignora el PIB per cápita

Pero para medir el poder adquisitivo de un país, el PIB per cápita —el PIB total dividido entre todos los habitantes de un país— no es suficiente.

El economista estadounidense Jospeh Stiglitz plantea que el PIB no es una buena medida del bienestar. En un estudio económico que publicó hace 10 años, el también ganador del premio Nobel en esa área, amplía su tesis: “lo que medimos afecta lo que hacemos, y si medimos la cosa equivocada, haremos la cosa equivocada”.

Así, continua Stiglitz, si sólo nos concentramos en el bienestar material, 'nuestra visión se vuelve distorsionada, como son distorsionadas estas medidas: nos volvemos más materialistas. Sus planteamientos se recogen en la obra Mismeasuring Our Lives: Why GDP doens´t add up.

Y en efecto, los organismos internacionales y los gobiernos han diversificado las variables que incluyen en las métricas de vida. La pobreza, que antes solo se medía con el ingreso de dinero en un hogar, ahora es pobreza multidimensional porque considera una serie de variables que antes no atendía, como el desarrollo social, la educación, el acceso a la salud, etc.

El ingreso nacional ha sido negativo en los últimos años

Y aquí tenemos otra cara. En Panamá la pobreza abriga el 19% de la población según el Ministerio de Desarrollo Social. En Chile, esa cifra es de 8.6%, según el Informe de Desarrollo Social de Chile 2018. Y no hemos hablado de la olla de presión que es el ingreso medio, ese que lleva a cuestas —o sobre sus bolsillos— todo el peso fiscal en los países de América, cuyos gobiernos 'agradecen' la inversión extranjera con exoneraciones fiscales.

Lo que ignora

El economista y catedrático Juan Jované explica que el PIB per cápita, como es un promedio, no implica medida de dispersión. Si una persona gana $1,000 y otra no gana nada, el promedio dirá que se gana $500. “El PIB no es capaz de medir la distribución”.

Incluso, Jované argumenta que el PIB tiene un sesgo de género porque solo mide lo que se tranza en el mercado, sin contar el trabajo familiar —que usualmente realiza en mayor medida la mujer— y que no se valora como transacción en el mercado.

Otro problema del PIB esque no contempla el costo ambiental, indica el economista. “Si devasto toda la selva del Darién, el PIB crece pero pierdo irreversiblemente, casi toda la riqueza boscosa del país.

PIB vs el ingreso nacional
Análisis

El ingreso nacional es el resultado de los ingresos que entran al país versus los que salen, porque, tal como explica el economista Juan Jované, considerar solo el monto de la Inversión Extranjera Directa (IED) es engañoso si no se considera la renta. En el análisis que compartió con este medio, el economista constata que el PIB del 2017 sumó $62,283.8 millones, pero el ingreso nacional fue de $56,467.6 millones: Una diferencia negativa de $5,806.2, es decir, 9.3% del PIB.

Y entre los años 2014 y 2017, ese déficit sumó $21,859.3 millones. En otras palabras, aunque haya crecido y crezca anualmente el monto de la IED, la renta que produce es negativa: déficit o pérdida... sale más dinero del que entra al país.

“La IED no significa que se está generando nuevo capital en el país, por ejemplo cuando se vendió a los extranjeros la producción de cemento, en teoría invertimos, pero no fue así. Se genera una actividad financiera pero lo que realmente ocurre es que se pasa un medio de producción nacional que ya existía a una multinacional, es decir, que se desnacionaliza el capital. No se genera una operación nueva, ni más empleo, y muy pocas veces mayor ingreso nacional”.

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