¿Cómo se perfila el año 2020?

Actualizado
  • 26/01/2020 00:00
Creado
  • 26/01/2020 00:00
Buenos deseos de todos, pero también se atropellarán entre sí; más inseguridad, delitos y crimen organizado; fragilidad democrática y soberanías en retroceso
¿Cómo se perfila el año 2020?

Es costumbre en la mayoría de los países de América Latina y del Caribe, incluido el nuestro en su doble pertenencia, prender fuego a muñecos de trapos que simbolizan un año viejo que termina, llevándose todo lo malo: deudas, desventuras, traiciones, golpes de Estado, asaltos y quiebres a la institucionalidad; drogas, femicidios, soberanías heridas y tantos otros problemas que, sumados, son inmanejables en 365 días, siempre agobiantes con sus tristezas y alegrías.

La imagen de la diversidad

En el tamiz de esta fotografía, en blanco y negro, hay grises y matices que retratan las diversas realidades socioeconómicas, políticas y culturales en cada una de las sociedades que se identifican como diferentes; pero que en el fondo son parecidas, debido a que constituyen parte de un esquema dominante que pretende ser único. Esto sin desconocer que hay particularidades que dan cuenta de cómo y por qué se insertan, o los suman, en esta dinámica de la globalización de la economía.

2019, significado para la región

Cierto es que, para algunos países de la región, el año viejo representó transitar por crisis políticas profundas; protestas violentas; cientos de acusaciones de fraudes electorales y gobernabilidades democráticas insostenibles, entre otros temas, que colocaron en primer plano a revoluciones ciudadanas que concuerdan con las proyecciones del denominado “Siglo de la Ciudades”, porque dentro de ellas surgirán las grandes avenidas por donde andarán los pueblos con dignidad humana del mañana.

Ya los gobiernos de minorías, de oligarquías tradicionales y organizaciones mafiosas han sido sobrepasados y las ideologías están puestas en jaque por las nuevas dialécticas que propugnan construir espacios de diálogos y transparencia que pongan fin a la corrupción e impunidad con signos de globalización. En su lugar, una cultura más humana, con sentido de solidaridad y soberanías territoriales distingue estos tiempos que dibujan, a pulso sostenible, la insurgencia y la voluntad de ser: sin imposiciones degradantes y desnacionalizadoras.

Nuestra América... y nosotros

Para nuestra América en general, y, en particular para nuestro país, los caminos están cubiertos de obstáculos; pero también muestran senderos que anuncian posibilidades de alcanzar consensos, que alejen las desconfianzas mutuas y generen mejor suerte trabajada con bases en diálogos constructivos, sin descalificaciones: promovedores de la esperanza útil y autónoma.

La urgente e impostergable necesidad de discutir y elaborar entre todos un Plan de Desarrollo Nacional, resultado de un nuevo Contrato Social para los panameños, constituye el escenario legítimo para edificar un país con futuro, equidad y posicionamiento ventajoso, sustentado en nuestras fortalezas; entonces nos miraremos con solvencia política y confianza.

Pero, además de los buenos deseos, se requieren componentes de desprendimientos colectivos que sitúen los rumbos del país por encima de egoísmos, sectarismos y fatalismos recurrentes: siempre inscrito en campos opuestos, en donde ninguno cede un ápice, so pretexto de debilidades conceptuales e ideológicas

La importancia del dialogo

Llegó el momento de los diálogos y reconocimientos como factores edificantes; no basta con creernos un país con números macroeconómicos envidiables, eso sólo es para las referencias estadísticas. Esta película es tan borrosa como filosa es la navaja que corta las arterias que transportan la savia negada a grandes sectores quienes, con sus vidas, fertilizan los suelos en donde sólo crecen la pobreza, la desnutrición e ignorancia, y pululan el terror y la muerte sin importar tiempos de calor, lluvia y edades.

En los interregnos de esta tragicomedia, aparecen fulgores que anuncian iluminismos con un telón apenas corrido, por lo que no se alcanza a divisar bien a los actores vestidos de manera exquisita, mientras otros esconden los trapos y harapos; sus máscaras de angustias y sobrevivencia forzadas claman por el final de este acto sin número, porque sus vidas ya no tienen allegros.

Estas realidades se vislumbran más preocupantes por su capacidad de rebasar las buenas intenciones; se requiere mucha decisión política para avanzar en la dirección correcta y con el mayor consenso posible.

La nueva imagen del país

La forma en que han diseñado la imagen del país dista mucho de la visión colectiva de eso que hemos cantado, hasta desgañitarnos, incorporada a esa “iluminada nueva Nación” en donde no ha sido cubierto con velo alguno el pasado; mas sí han surgido muchos calvarios y cruces. Ya no alcanzan los sudores de las frentes para garantizar el pan de cada día.

Ello es así en tanto el país sigue siendo un enclave; ahora sí, de muchos intereses cuyas rivalidades se dirimen entre ellos, con independencia de los sueños despiertos de la población que demanda mirar hacia adentro para construir un país mejor y que es posible.

Nuestras venas abiertas aún permanecen sin poder cerrarse, también nuestra cintura estrecha ha engordado, pariendo otras cinturitas todas nombradas Panamá, con sus características, colores y nuevos dueños que, de no administrar juiciosamente tales ventajas, pudiesen despertar reclamaciones desconocidas.

A esta semblanza podrían sumarse todos los peligros sociales, retenidos por diques históricos, pero en los que ya se detectan fisuras capaces de erosionar sus bases. Y entonces los caminos serán diferentes con o sin retornos de concordia.

Corolario

No se trata de esbozar y privilegiar un panorama fatalista y desalentador; por el contrario, se trata de evitar con anticipación las conmociones, caos y fracasos en desmedro del país y su viabilidad.

Este año que apenas inicia nos ofrece un día más para edificar, sin prerrequisitos y sin temores ideológicos, escenarios que superen las brechas entre todos los distintos Panamá; en donde la pobreza y los miserables esperan que los panes caigan de la mesa.

Los temas y problemas que abruman a pocos tienen consuelo en las carencias de otros que sufren las consecuencias de la corrupción e impunidad.

MISIÓN Y VISIÓN

Pensamiento Social (PESOC) está conformado por un grupo de profesionales de las Ciencias Sociales que, a través de sus aportes, buscan impulsar y satisfacer necesidades en el conocimiento de estas disciplinas.

Su propósito es presentar a la población temas de análisis sobre los principales problemas que la aquejan, y contribuir con las estrategias de programas de solución.

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