Griselda López: recordando la primera transmisión de Canal 11

Actualizado
  • 12/02/2021 00:00
Creado
  • 12/02/2021 00:00
La académica, autora y precursora de la televisión educativa rememora los primeros pasos de Canal 11 en Panamá
Griselda López y Arcelio Vargas

Decía el poeta alemán Friedrich Hebbel que los jóvenes tienden a creer que el mundo comienza con ellos. Dando todo por contado, desconocen cómo las generaciones anteriores trabajaron para dejarles todo aquello de lo que disfrutan: instituciones, obras de infraestructura y servicios como la electricidad y el agua corriente. Y por supuesto, la radio y la televisión, creadas con el sudor, lágrimas e imaginación de algunos pocos visionarios.

Cuando se cumplen 43 años de la emisión de la primera señal de Canal Once en la ciudad de Panamá, conversamos con Griselda López, quien lideró el esfuerzo de construcción de este proyecto, hoy convertido en el Sistema Estatal de Radio y Televisión, Sertv.

Montaje de la escenografía.

Griselda es una de esas grandes mujeres luchadoras del siglo XX, que abrió las trochas por las que han podido transitar los profesionales jóvenes de hoy. Su vida ha sido un constante avance hacia nuevas fronteras: una de las primeras egresadas de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Panamá; una de las primeras mujeres que ejerció como periodista; la primera directora de la Radio y Televisión Educativa - Canal 11.

Hoy, continúa vigente e incansable. Tras jubilarse de su cátedra de comunicación en la Universidad de Panamá, ha publicado varias obras: 'Las capas del tiempo' (2017); 'Piel adentro' (1986); 'Sueño recurrente' (1989); 'Género, comunicación y sociedad' (2000). Por lanzarse, tiene un libro de cuentos sobre el tema de la migración, titulado 'Ultrasonido'. En la actualidad es miembro de la comisión del bicentenario de la independencia de Panamá de España.

Con el entonces ministro de Educación, Aristides Royo
Griselda, usted tuvo una plácida infancia y adolescencia en Guararé, en uno de esos ambientes idílicos que ya no existen. ¿Qué nos puede contar de esos primeros años de vida?

Nací en Guararé, provincia de Los Santos. Mi padre, Justino López, era una persona muy querida y fue durante diez años elegido como alcalde. Mi madre, Etelvina Pérez de López, era una mujer muy bella, de una familia conocida y respetada, con seis hermanos muy unidos. Yo asistí a la escuela primaria Juana Vernaza, que lleva el nombre de mi bisabuela, una maestra muy reconocida. Hice estudios secundarios en la escuela Manuel Tejada Mora, de Las Tablas, y luego en la escuela Normal de Santiago de Veraguas, donde obtuve un título de maestra. A la Normal la recuerdo como un lugar propicio para el estudio y la cultura, con su biblioteca, sus jardines, sus centros de actividades, profesores españoles, y compañeros inteligentes y cuestionadores.

Luego vine a la ciudad de Panamá a estudiar periodismo. Tuve la suerte de tener excelentes profesores como Eduardo Ritter Aislán, Mario Augusto Rodríguez y Gil Blas Tejeira, en momentos en que en la universidad había una vida intelectual efervescente, con grandes líderes estudiantiles como Eligio Salas, Adolfo Ahumada, Ornel Urriola, entre otros. Participé en las luchas para recuperar la Zona del Canal y alcanzar la reforma universitaria. Fui vecina del poeta César Young Núñez, quien tenía una gran biblioteca y me prestaba sus libros.

Con el entonces vicerrector de la Universidad de Panamá, Gustavo García de Paredes; el embajador de Japón y el Dr. Aristides Royo en la transmisión inaugural.
Había muy pocas mujeres ejerciendo el periodismo en aquella época. ¿Cómo fue su experiencia en ese sentido?

Mi primer trabajo fue en la Editora Panamá América, propiedad de la familia Arias Guardia. Allí fui, junto con la profesora Mélida Sepúlveda, una de las pocas mujeres periodistas. Me esforcé mucho para que entendieran la participación de una joven mujer, y los compañeros me apoyaron, especialmente José Agustín Cajar Escala, director y novelista, y Luis Botello, uno de los grandes y recordados periodistas panameños. En el diario Crítica fui en esa época columnista y jefa de redacción. Más adelante, trabajé en periódicos como el Matutino y el diario La Hora, dirigido por el poeta Demetrio Fábrega.

Cuando ocurrió el golpe de Estado de 1968, a mi esposo, José Iván Romero, un reconocido escritor, ganador de varios premios Ricardo Miró en poesía, conocido por su seudónimo Ramón Oviero, (q.e.p.d.) lo exiliaron a México. A los pocos años me fui a acompañarlo y aproveché para tomar cursos de producción de televisión, radio y cine educativo en el Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa (ILCE) y en el Columbia College Panamericano. Desde México seguí escribiendo y publicando en Panamá.

Homenaje que el entonces director Carlos Aguilar realizó a los anteriores directores del canal educativo.
En Panamá, el primer canal de televisión fue el de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, SCN, en canal 8, que comenzó a transmitir en 1956. En 1960 empezó RPC (canal 4), y en 1962, la Televisora Nacional (TVN) que eran canales comerciales. ¿En qué momento surgió la idea de una televisión educativa?

Desde la década de 1960 había mucho interés en la televisión educativa, un campo en el que varios países latinoamericanos y europeos incursionaban con éxito. En Panamá se intentó lanzar proyectos de este tipo. Cuando regresé al país y me incorporé a la Universidad de Panamá como profesora, me nombraron directora de TVU canal 6, circuito cerrado de televisión, por los estudios de radio y televisión que tenía. Un poco después, este canal se fusionó con un estudio de producción que tenía el Ministerio de Educación, que se llamaba Radio y Televisión Educativa, que producía programas culturales, de español, historia, etc., para escuelas secundarias y se transmitían por Radio Libertad.

Con la fusión de ambos se formó Canal Once Televisión Educativa y Cultural, del cual yo pasé a ser la primera directora. Nos tocó sentar las bases del canal, desde conseguir la señal, armar nuestra antena en Monteoscuro, hasta conseguir un terreno y una casa cerca de la universidad, frente a la Facultad de Agronomía, donde construimos un amplio estudio, con oficinas para la edición y producción. Antes estábamos ubicados en la Facultad de Odontología. En 1981 firmamos un convenio de asistencia por $5 millones con Japón.

Nuestra primera señal salió al aire el 22 de enero de 1978. Ese día nos fuimos todos muy contentos a la casa del rector, el doctor Bernardo Lombardo, que quedaba cerca del estudio, para ver nuestra primera transmisión, y celebrar.

Para entonces contábamos con asesores japoneses que ofrecieron becas a unos 40 de nuestros colaboradores, en áreas de producción, elaboración de guiones e iluminación y técnicas.

Tengo entendido que uno de los obstáculos que debieron vencer fue el hecho de que en aquella época las señales de frecuencia estaban acaparadas por la televisión comercial. ¿Cómo se explica eso?

Esa situación venía desde los inicios de la televisión en Panamá, en 1959. La Ley 10 (del 12 de junio de 1959) asignaba a los canales comerciales las franjas de números pares, 2, 4, 6, 8, 10 y 12 y prohibía que se asignaran las señales 5, 7, 11 y 13 para que no interfirieran con las otras.

El canal 11 se obtuvo después de largas negociaciones de las autoridades con los dueños de las frecuencias. Por fin, el 31 de diciembre de 1980 nos otorgaron la señal formalmente, a través de una ley firmada por el presidente Aristides Royo y el vicepresidente Ricardo de la Espriella. Era la época de la reforma educativa y de los cambios propiciados por el general Omar Torrijos.

Me mantuve como directora general desde 1972 hasta inicios de 1981. Debo reconocer el apoyo que nos dieron en esa época autoridades como Rómulo Escobar Betancourt, el doctor Aristides Royo, el doctor Gustavo García de Paredes, mi colega y profesor Rafael Bolívar Ayala, y la ministra de Educación, Susana Richa de Torrijos, entre varias otras.

¿Qué recuerdos tiene de esos primeros años de canal 11?

Desde el inicio tuvimos un personal con creatividad y compromiso, dispuesto a hacer los más grandes sacrificios. De ellos te puedo mencionar a Alejandro Carrasco, que era nuestro subdirector; a Jaime Benítez, Julio Barba, Arcelio Vargas, Bertalicia Peralta, Agustín del Rosario, Vielka Vásquez, Mayra Villarreal, Vilma Barba, Rita Dunkley, Evita Meléndez, Dora de Zárate, Rosalina Pinzón, Jacobo Reyna, Irving Arroyo, Marina Castillo, Manuel Núñez, y excelentes dibujantes y diseñadores, como Luis Olaciregui, Gilberto Jaén Llamas y Miguel Ángel Ariza. Imposible incluir a todas las personas. Fueron muchos en diversos momentos y etapas. Todos con entrega y convicción. Algunas viven y otras permanecen en nuestros recuerdos.

Hacíamos producciones culturales de folclore; programas infantiles, como 'Checheritos'; grabábamos conferencias que se daban en el paraninfo y actividades del Inac. Hicimos transmisiones sobre las luchas nacionalistas.

Después de usted siguieron otros directores como Itzel Velásquez, Armando Mora Noli, Dionis Vega, Gerardo Maloney, Marisín Luzcando, Leo Alvarado, Carlos Aguilar, quien lo convierte en Sertv, Sistema Estatal de Televisión, y ahora Giselle González Villarrué. ¿Qué logros se han alcanzado en estos años de operación?

Creo que muchos, de acuerdo con las condiciones del momento, han luchado para que el canal continúe. He visto la producción de Sertv y las instalaciones modernas que se adquirieron bajo la dirección de Carlos Aguilar, con equipos modernos, actualizados. Una televisora es una entidad muy compleja. Se requiere de recursos. No genera dinero, pero contribuye al mejoramiento cultural de la población. Esa es su principal razón de ser.

¿Qué metas quedan por lograr?

Los canales comerciales de televisión están más concentrados en los ratings que en contribuir a elevar la cultura, salud o calidad de vida de la población. Recuerdo que hace muchos años viajé con directivos de las estaciones locales, a comprar programación en Estados Unidos. Mientras yo escogía los programas educativos, ellos optaban por los policíacos y de entretención. Pregunté por qué no compraban algo más cultural, y me respondieron sonrientes: “Nosotros somos un negocio”, y “por eso te apoyamos (canal 11)”.

Creo que es importante darle mayor cobertura al canal porque cumple una importante labor de reforzamiento cultural, sobre todo en los sectores populares. Se requiere un esfuerzo conjunto de todo el componente ministerial, empresa privada, profesores, obreros, campesinos, indígenas, que deben participar en el cambio educativo. Esta pandemia ha añadido situaciones difíciles de superar. Cuando pase, y también ahora, debemos intensificar nuestro interés por reforzar nuestra educación.

¿Cuál es su mayor satisfacción en estos años de trabajo?

Mi mayor satisfacción es que a pesar de diversos gobiernos y dificultades el canal 11 continúa, y espero siga elevando el nivel cultural de nuestro pueblo, que era uno de nuestros lemas iniciales. Estos 43 años significan propósitos, continuidad, y sobre todo seguir con los objetivos iniciales por los cuales fue creado el canal. Por eso, aprovecho para reconocer el trabajo de la actual directora, Giselle González, y desearle nuevos éxitos en su labor.

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