El Día del Trabajo

Actualizado
  • 01/05/2021 00:00
Creado
  • 01/05/2021 00:00
En los últimos años la dinámica sindical se ha destacado por su espíritu de confrontación, y tal vez ese también es el espíritu de los patronos más ortodoxos o reaccionarios. No es ese el espíritu que prevalece en los países europeos y en los de corte democrático de América Latina.
El Día del Trabajo

Porque no es una fecha para conmemoraciones livianas, el Día del Trabajo motiva reflexiones. Es una fecha destinada a recordar los sacrificios de los trabajadores de Chicago y de los trabajadores del mundo para lograr el reconocimiento de sus derechos como partícipes en la creación de la riqueza. No hay en la historia de la humanidad un esfuerzo más continuado y doloroso que el de la clase trabajadora por sus objetivos económicos y sociales. Ni hay país que en alguna medida no registre episodios dolorosos de atropello y crímenes en perjuicio de los trabajadores. En algunas regiones de América los pueblos mineros, desde la colonia, el patrón y el soldado hicieron causa común para golpear al obrero y mancillar a los suyos. Suman millares los trabajadores del cobre, de la plata, del salitre y de todas las explotaciones mineras de la tierra que recibieron su sepultura o su carcelazo por haber reclamado un poquito de atención a su infortunio personal y social.

El Día del Trabajo surgió como un homenaje a todos los obreros caídos. Es un homenaje al martirologio. Y es un rechazo a todas las manos asesinas de todos los tiempos. El 9 de enero es visto como tributo a la soberanía, pero su trascendencia histórica es más perdurable por la sangre derramada. Victoriano Lorenzo fue un guerrillero de hazañas controvertidas en las campiñas y en el campo de batalla, pero lo que dio una dimensión inolvidable a su presencia humana fue el estúpido fusilamiento ordenado por las fuerzas opresoras. Sin esa particularidad, Victoriano fuera un caudillo de los humildes y una bandera de su partido, tal vez desteñida por el paso del tiempo como se encuentran hoy casi todas las banderas humanas de la Guerra de los Mil Días. Solo se les recuerda cuando tocan las trompetas de las conmemoraciones. La grandeza inmortal de Jesús encontró su pedestal en la cruz, en todos los tormentos sufridos y en la sangre derramada. Cruz y sangre en permanente emisión en pro de la redención humana. Yo no digo que la sola palabra de Jesús no bastaría para revolucionar el mundo y humanizarlo, lo que pienso es que la barbarie de los Césares y la cobardía de los Pilatos oprimen el corazón del hombre para que, desde el dolor, la palabra del redentor se convierta en luz perpetua para los cristianos.

Lo que viene dicho es lo que ha ocurrido con los obreros de la tierra. Estudiar la historia del obrerismo mundial es una invitación al espanto y a padecer como propios los perversos influjos de la impotencia. ¿Qué se podía hacer ante la fuerza confabulada a través de los tiempos del amo, del señor, del encomendero, del negrero, del patrón en su política violadora de los derechos humanos? Estas son las reflexiones que deben tener presente los obreros en este día y no caer en el relajo disolvente de la salsa politiquera para rebajar el serio nivel histórico del recuerdo.

Estas luchas obreras en Panamá fueron obteniendo una legislación protectora de los derechos de los trabajadores. A partir de la revolución mexicana y de la revolución bolchevique se fueron irradiando a lo largo de América algunas proclamas y conquistas sociales. Primero en disposiciones dispersas como las relativas a la jornada de trabajo de ocho horas, a las vacaciones y a la seguridad social. Luego, bajo la administración de Enrique A. Jiménez se dio el primer y único Código de Trabajo, vigente a partir del 1 de marzo de 1948, cuyo proyecto fue elaborado por el hoy olvidado Hermógenes de la Rosa. Ese código fue posteriormente modificado durante el régimen militar, pero, por lo mismo, se tiene esa reforma como un nuevo Código de Trabajo a pesar de que su matriz radica en el Código del 48. Lo ocurrido es semejante al intento fallido de darle a las reformas constitucionales de 1983 el carácter de nueva Constitución, cuando jamás la Constitución torrijista de 1972 fuera derogada.

El Día del Trabajo

Las nuevas normas fueron reconociendo los derechos sindicales, los fueros de la dirigencia, las convenciones colectivas, la estabilidad obrera y todo en un proceso de ir y venir, de avanzar y retroceder, aprovechando la clase política algunos momentos de debilidad de la clase obrera para desandar las conquistas alcanzadas. La última fe de erratas introducida al pliego de las reivindicaciones históricas logradas, fue adoptada por un gobierno del PRD mediante la Ley 44 de 1995, gracias a la frustrante reacción de la dirigencia sindical y la impetuosa ofensiva gubernamental que, lamentablemente, produjo algunas bajas violentas de trabajadores panameños.

En los últimos años la dinámica sindical se ha destacado por su espíritu de confrontación, y tal vez ese también es el espíritu de los patronos más ortodoxos o reaccionarios. No es ese el espíritu que prevalece en los países europeos y en los de corte democrático de América Latina. En estos sectores se desarrolla con éxito un permanente proceso de concentración, de diálogo entre los protagonistas sociales, o sea que se sigue una metodología propia de la democracia. Muchas veces las partes ignoran que los instrumentos de lucha en una dictadura difieren de los propios de una democracia. Una reflexión objetiva sobre este extremo podría darse en beneficios positivos para la clase obrera en los años que están por venir.

En este 1 de mayo, ¡salud, trabajadores panameños!

Publicado originalmente el 1 de mayo de 2004.
FICHA

Un vencedor en el campo de los ideales de libertad:

Nombre completo: Carlos Iván Zúñiga Guardia

Nacimiento: 1 de enero de 1926 Penonomé, Coclé

Fallecimiento: 14 de noviembre de 2008, ciudad de Panamá

Ocupación: Abogado, periodista, docente y político

Creencias religiosas: Católico

Viuda: Sydia Candanedo de Zúñiga

Resumen de su carrera: En 1947 inició su vida política como un líder estudiantil que rechazó el acuerdo de bases Filós-Hines. Ocupó los cargos de ministro, diputado, presidente del Partido Acción Popular en 1981 y dirigente de la Cruzada Civilista Nacional. Fue reconocido por sus múltiples defensas penales y por su excelente oratoria. De 1991 a 1994 fue rector de la Universidad de Panamá. Ha recibido la Orden Manuel Amador Guerrero, la Justo Arosemena y la Orden del Sol de Perú.

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