Eduardo Ortega Barría: 'Esta ola subirá muy alto y rápido'

Actualizado
  • 25/01/2022 13:30
Creado
  • 25/01/2022 13:30
Panamá podría llegar a tener más de 19 mil contagiados por día, advierte el científico Eduardo Ortega Barría, y se muestra a favor de las pruebas autoaplicables, que son “menos costosas” y los resultados se obtienen en 15 minutos.

El hoy científico panameño Eduardo Ortega Barría, es uno de esos profesionales que alcanzó el éxito, no solo por su talento, sino también porque encontró una mano amiga que lo guió por el buen camino.

Tenía 18 años cuando se graduó en la Escuela Pedro Pablo Sánchez, de La Chorrera, y se fue becado a México a estudiar medicina.

“Soy orgullosamente chorrerano”, expresa sonriente el médico, quien durante tiempos de pandemia, a menudo es solicitado por los medios para hablar del tema.

Ya con varios títulos a su haber: Médico, pediatra e infectólogo y con una maestría en investigación, Ortega Barría se disponía regresar a Panamá, junto con su esposa. Pero un maestro suyo, de la Universidad de Harvard, le propuso ir a Boston al Tufts Medical Center para que hiciera una pasantía por un mes.

Le encantó la propuesta, pero había dos inconvenientes importantes: solo tenía 250 dólares en su bolsillo y no hablaba inglés. Aun así, pudo viajar con la ayuda de su maestro.

A su llegada a Boston, tuvo que participar en una reunión con varios profesores, ante la presencia, también, de su maestro, quien le sirvió de traductor. Al parecer, los docentes quedaron impresionados con el joven panameño y le ofrecieron quedarse tres meses. El aceptó gustoso, pero al lugar donde fue a una pasantía por un mes, permaneció durante 11 años.

“Son gente que uno se encuentra en el camino y que ofrece ayuda a cambio de nada”, expresa, y afirma que fue un privilegio para él encontrarse con el profesor José Ignasio Santos, al que considera su “padre académico” y con quien habla cada 15 días vía zoom y hasta disfrutan una copa de vino.

Ha ocupado importantes cargos en el ámbito científico, y se siente complacido de servir al país en estos momentos cuando más lo necesita, pues enfrentamos una pandemia que parecía ya estaba controlada en Panamá, pero ahora nos azota nuevamente con la variante Ómicron, que es de 3 a 5 veces más contagiosa que la Delta, aunque menos severa.

Ha trabajado el tema vacuna directamente, entiende el proceso y transmite lo que ha hecho, no lo que leyó en un libro.

Con Ortega Barría no hay hielo que valga, todos están rotos. El es sencillo, disfruta enseñar y esa cualidad se le nota cuando habla. De hecho, da clases a nivel de doctorado en la Universidad de Panamá. Afirma que le gusta explicar, pero que más le satisface saber que la gente entiende lo que explica.

Cuando nos recibió en un salón de la sede de la SENACYT, donde ocupa el cargo de secretario nacional, Ortega Barría estaba vestido con ropa de campo, pues luego de participar en una reunión, posterior a la entrevista, tenía que dirigirse a la isla de Coiba, donde se está construyendo la estación científica experimental más grande del pacífico centroamericano, la cual será inaugurada al final del presente año o al principio del próximo.

“Voy para Coiba”, dijo tras el saludo a su llegada donde lo esperaba. A sus 67 años se ve ágil y activo. No tenía mucho tiempo, así es que empezamos de inmediato.

Dr. Ortega Barría, antes de la pandemia usted no aparecía en los medios, ahora se le ve muy a menudo dando explicaciones y docencia sobre el tema, ¿qué ha representado para usted ese cambio en su vida? 

La pandemia nos ha cambiado la vida a todos. Para mí significa ayudar a mi país en el momento que más me necesita, en el campo que he trabajo por los últimos 20 años. Fui investigador clínico de vacunas por varios años, luego trabajé por 16 años en el mundo de la industria farmacéutica, coordinando el desarrollo de algunas de las vacunas pediátricas de mayor importancia a nivel mundial, y ahora me ha tocado desde el lado del servicio público. Es una gran responsabilidad, afortunadamente hay un equipo de profesionales en el país y fuera de él, en el cual me apoyo frecuentemente para dar nuestra mejor recomendación al equipo de Panavac, liderado por el presidente Laurentino Cortizo.  

¿Cuál es la situación más difícil que ha tenido que enfrentar durante el tiempo de pandemia? 

Son varias. Diría que la demora en la llegada de vacunas a principios de 2021, cuando llegaron a cuentagotas y estábamos en el medio de la segunda ola, que causó mucha enfermedad y muerte.  La segunda, tomar la decisión, junto con el equipo asesor, de las vacunas que usaríamos en Panamá. Finalmente, ser atacado sistemáticamente por los voceros del grupo antivacunas en el país y ver el impacto negativo que han tenido en algunas personas, a quienes se les ha infundido el miedo, con información engañosa y mal intencionada.

¿Qué tan alta será la cuarta ola de la pandemia? 

Será la más alta de la pandemia, es un virus muy transmisible, de 3 a 5 veces más que la variante Delta, que ya era más transmisible que la original que nació en Wuhan. Si se replica el escenario que hemos observado en Sudáfrica, el Reino Unido y Estados Unidos, subirá muy rápido y alto, y debe bajar en 6 semanas. Vamos a sobrepasar los 19 mil casos al día. La literatura internacional indica que el 50% de la población mundial puede resultar infectada entre noviembre de 2021 y marzo de 2022. 

Pareciera que la gente se ha relajado un poco, porque piensa que la variante Ómicron es como un resfriado, ¿qué tan grave es? 

Es una mala idea interpretar que Ómicron es una variante inofensiva; quizás lo es para los vacunados, pero no para los no vacunados y personas con comorbilidades, que en Panamá son muchas. Aún si este virus es menos capaz de enviar al paciente al hospital en un 50%, es mucho más transmisible y escapa el efecto protector contra la infección de las vacunas y de los recuperados de COVID-19. Se transmite tan eficientemente, que infectará a un gran número de personas y este masivo número de casos enviará a un número importante al hospital, la UCI y, lamentablemente, habrá muertes; el número de hospitalizaciones y decesos, puede ser comparable o mayor que la segunda ola pandémica. 

¿Es probable que después de la variante Ómicron, pasemos de epidemia a endemia? 

Hay expertos que piensan que este será el inicio de la endemia de COVID-19. Recordemos que endemia es la ocurrencia de una enfermedad a una frecuencia constante en un área determinada; ocurre de una manera estable. Podemos estimar los casos que ocurren y los vigilamos, para intervenir si sobrepasan el canal endémico (el número esperado sobre la línea histórica).  No es algo que ocurre súbitamente, es la consecuencia de un incremento de los inmunes asociado a la aparición de variantes menos transmisibles.

Panamá dedica esfuerzos para producir vacunas y enfrentar la pandemia, ¿qué tanto se ha adelantado en ese tema? 

Es un proceso paulatino de construcción de las capacidades locales. Es un proyecto en 3 fases que estamos realizando con colaboradores internacionales. Primero vamos a crear un centro de investigación y desarrollo de vacunas, donde investigadores locales e internacionales, acompañados de estudiantes, van a trabajar en el descubrimiento de vacunas de interés para la salud pública. Para esa fase tenemos el financiamiento, hemos identificado el edificio en la Ciudad del Saber y planeamos inaugurar a finales del 2023. La segunda fase es la construcción de una planta piloto para producir vacunas experimentales para estudios de investigación y así avanzar los productos investigados en el país. La tercera fase es la planta de manufactura, la cual está orientada a la producción de vacunas para la región de América Central y el Caribe. El modelo está en definición; se explora una planta de manufactura bajo contrato, donde la industria farmacéutica pueda producir las vacunas en el país.  

¿Usted piensa que los empleados públicos deben vacunarse de manera obligatoria? 

Sin duda alguna, nos debemos al público, estamos en constante interacción con la gente, debemos protegernos y proteger a la población. Puedo ser una fuente de contagio para las personas que atiendo o debo proteger, o con los que trabajo. Es un tema, además, de seguridad nacional... las dependencias públicas deben permanecer abiertas, para que el país no se detenga.

¿Qué posibilidad existe de que se produzca una sola vacuna para todos los coronavirus?

Está en estudio, ya se ha adelantado y las vacunas están en fase preclínica en animales de laboratorio. Es un tema de diseño, uso de algoritmos computacionales, ingeniería genética y vacunología estructural. Habrá que invertir en varias plataformas tecnológicas y algunos diseños fallarán, pero se tendrá. Hay dos géneros de coronavirus que afectan a humanos y habrá que explorar qué tan similares son, qué porciones son conservadas a todos y cómo la respuesta inmune responde a los componentes. Pueden ser quimeras de varios virus, pequeños nano-Frankenstein hechos de varios virus al mismo tiempo.   

Le escuché decir hace unos días que existe un número importante de niños y adultos que desarrollan diabetes después de recuperarse de la infección con Ómicron o Delta, ¿a qué se debe esto? 

La diabetes expone al COVID-19 severo, se empeora con la enfermedad y el virus se asocia a la aparición de diabetes en jóvenes. Se ha notificado aumentos en el número de diagnósticos de diabetes tipo 1 y una mayor frecuencia y gravedad de la cetoacidosis diabética en el momento del diagnóstico de diabetes en poblaciones pediátricas europeas durante la pandemia de COVID-19. En adultos, la diabetes podría ser una consecuencia a largo plazo de la infección por SARS-CoV-2. Es una de las consecuencias (secuelas) de la pandemia y una razón de más para vacunarse. En las personas con diabetes hay más inflamación en el cuerpo. Entonces, con COVID, ese estado inflamatorio empeora mucho más rápido, por lo que esa podría ser una razón. La segunda razón es que las personas con diabetes pueden ser más propensas a tener problemas de circulación.

He sabido que a parte de las vacunas, hay unos antivirales que están funcionando ¿cuáles son? ¿Se están usando en Panamá? 

Si, hay ya varios antivirales, y al menos uno (Remdesivir) ya está disponible en Panamá para personas de alto riesgo. Este antiviral administrado vía intravenosa por 3 días, durante los primeros 7 días del inicio de síntomas, se asocia a una eficacia del 87%. Más recientemente se tiene Paxlovid que altera una proteína que el virus utiliza para procesar sus otras proteínas y que por vía oral, tiene una eficacia cercana al 90% si se administra durante los primeros 5 días de síntomas. Además, tenemos Molnupiravir, que incorpora errores en el virus, previniendo su multiplicación, este también es oral por 5 días y se debe iniciar dentro de los primeros 5 días de síntomas; su eficacia es de 30% contra hospitalización. 

¿Qué tan confiable son las denominadas pruebas autoaplicables en casa que, según escuché, serán usadas en Panamá próximamente?, se lo pregunto porque la Organización Panamericana de la Salud (OPS) desaconsejó el uso de las mismas.

Nosotros estamos enfrentando una situación muy especial. Se piensa que entre noviembre del 2021 y marzo del 2022, el 50 por ciento de la población del mundo va a estar expuesta a Ómicron. En esas condiciones nosotros tenemos que contar con todas las herramientas disponibles que nos ayuden a manejar la situación con este virus.

Esto incluye que los ciudadanos estén empoderados para que se puedan hacer sus propias pruebas, porque nosotros nos podemos ver sobrepasados por esta ola. Si se tienen 10 mil casos diarios y si por cada infectado hay entre 5 y 10 contactos, el resultado es que tenemos 50 mil contactos diarios, más los 10 mil casos, son 60 mil, lo que nos indica que en cuatro días se producen 240 mil personas en cuarentena y alislamiento. ¿Cómo se maneja ese número de pruebas? Tenemos que disponibilizar las pruebas en público y en privado. Hay que acercarse a la población y explicarle cómo se debe realizar la prueba, por qué debe hacérsela y que su deber es reportar el resultado para que Salud sepa la situación real en la que nos encontramos.

Soy de la idea, repito, de que debemos disponibilizar las pruebas. Por ejemplo, si hay una persona contagiada en una casa, el Ministerio puede darle a la familia las autopruebas para que se las hagan y se la repitan a los 5 días, lo que evitaría que la gente esté haciendo largas filas y que cuando llegue al punto no haya cupo, y también se evitaría que muchas personas estén en la calle.

Pienso, no obstante, que las pruebas autoaplicables deben ser un complemento de las otras que se han venido usando. También tienen las grandes ventajas de que son mucho más baratas y los resultados se tienen en tan solo 15 minutos.

Estamos ante una situación muy difícil, porque aunque el Ómicron produce menos enfermedad severa, es mucho más transmisible que los anteriores, por lo que habrá muchos más casos, gente hospitalizada y también muertes, como ya lo estamos viendo.

Estoy de acuerdo con el uso de esas pruebas, pero esto deberá ir de la mano con una estrategia de comunicación y educación sobre su uso.

¿Se podrán comprar en las farmacias?

Sería lo ideal que fuese una opción para obtenerlas, y que sean las que recomiende, por ejemplo, el Instituto Conmemorativo Gorgas, no cualquiera de esas que se venden por intenert.

¿Cómo evalúa la vacunación pediátrica? 

 Muy optimista, soy pediatra. Panamá es provacunas y eso lo demostró el hecho de que el 90% de los panameños elegibles para vacunarse, lo hicieron. Además, en Panamá hay una larga tradición de uso de vacunas en las familias y médicos públicos y privados, y las coberturas de vacunas pediátricas en el país siempre han sido muy altas. Esto significa que los padres de estos niños, de 5 a 11 años de edad, ya tienen experiencia con las vacunas cuando sus hijos fueron pequeños y saben cómo manejarlos. Confío en que los van a llevar a vacunar en grandes números y que van a estar protegidos para cuando el año escolar inicie en marzo. 

1. Nombre: Eduardo Ortega-Barría
2. Edad: 67 años 

3. Lugar de nacimiento: La Chorrera, Panamá

4. Profesión: médico especialista en pediatría e infectología pediátrica e investigador científico
5. Religión: Agnóstico
6. Cargos que ocupa: Secretario Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación,

Asesor del Consorcio de Investigación de Vacunas COVID-19 Panamá

Miembro del Sistema Nacional de Investigación de la SENACYT

6. Resumen de su carrera:

Nació en ciudad de La Chorrera, Panamá. Terminó sus estudios de Medicina en la Universidad Autónoma de Guadalajara, México.  Subsecuentemente hizo la especialidad en Pediatría en el Instituto Nacional de Pediatría en la Ciudad de México y posteriormente la sub-especialidad en Enfermedades Infecciosas Pediátricas en el Hospital Infantil de México “Federico Gomez”, en la Ciudad de México.

Entre los años 1987 y 1993 realizó entrenamiento posdoctoral en Medicina Tropical y Parasitología, con foco en investigación en Biología Celular y Molecular de parásitos , y sirvió como Instructor en Medicina entre los años de 1988 y 1993 en el Departamento de Medicina del New England Medical Center, Boston Massachusetts.

En 1990 recibió el premio “Maxwell Finland” al Investigador Joven del año de la Massachusetts Infectious Diseases Society.

Entre 1993 y 1998, completó entrenamiento posdoctoral en Enfermedades Infecciosas Pediátricas en el Lucile Salter Packard Children´s Hospital, Division of Pediatric Infectious Diseases, Stanford University, y un postdoctorado en Biología Celular y Molecular de Toxoplasma gondii, en el Departamento de Microbiología e Inmunología, de la Stanford University School of Medicine.

Es co-inventor de 2 patentes y 2 aplicaciones provisionales de patentes en parasitología en los Estados Unidos.

Fungió desde el año 2006 hasta el año 2020 como vicepresidente y director de Asuntos Médicos e Investigación y Desarrollo Clínico para América Latina y el Caribe de GlaxoSmithKline Vacunas.  Desde 2018 es investigador del Sistema Nacional de Investigación de Panamá. Actualmente funge como secretario nacional de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación.

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