Inicio rojo: 57 homicidios en 38 días

Los primeros 38 días del nuevo año están marcados por la violencia en las calles. En lo que va de 2023, se reportan 57 homicidios, 27 más que en los mismos días de 2022.

Las cifras representan un incremento de 190% de los asesinatos. La mayoría de los crímenes han ocurrido en Panamá, Colón y San Miguelito. Y, están relacionados con el crimen organizado.

Aunque, también hay víctimas de robos y crímenes atroces. Los hechos de violencia están alterando el orden público y causando una percepción de inseguridad.

En el distrito de San Miguelito se produjo la primera víctima de la violencia de este año. Se trata de un joven de 27 años, que fue asesinado de un balazo en la mandíbula cuando se encontraba en su casa. Allí llegaron cuatro sujetos encapuchados con la intención de robar, que amenazaron a la madre de la víctima, que salió en su defensa, y le dispararon.

Otro crimen también se produjo en San Miguelito cuando un perro husmeando en una bolsa halló la cabeza de un humano.

“Lo que está pasando en San Miguelito se debe a tumbes de droga que han despertado viejas rencillas y promueven las peleas por el control de territorio entre grupos delincuenciales que operan en el sector y que son los responsables del 80% de los casos de homicidios que se han registrado”, explicó Juan Manuel Pino, ministro de Seguridad.

El Ministerio de Seguridad ha desplegado 300 miembros de la Policía Nacional, el Servicio Nacional Aeronaval y del Servicio Nacional de Fronteras en el distrito de San Miguelito como parte de las acciones operativas y policiales para desmantelar a grupos organizados de pandillas, que son responsables de los hechos de violencia y los homicidios registrados en los últimos días. “Vamos a seguir decomisando armas, droga, dinero y desmantelando a las organizaciones criminales”, aseguró Pino.

El criminólogo Marco Aurelio Álvarez explicó que la violencia como estilo de vida es causada por la falta de respeto de la dignidad humana.

En la opinión del criminólogo, los homicidios nos dicen dos cosas: primero que las armas de fuego que deben ser custodiadas por los estamentos de seguridad están en manos de gente común y corriente de la calle y de las bandas delincuenciales, que ven en la muerte el móvil ideal para resolver los problemas de los negocios criminales. “Esto nos lleva a pensar en un tráfico de armas ilegal”, advirtió.

Y, segundo que las muertes por homicidio – mecanismo violento - aumentan en el país porque cada vez son más las familias enteras que viven del delito.

“La delincuencia criolla tiene secuestrada a la población panameña. Hay que ponerle un alto, ejecutando nuevamente ley anti pandilla para que todo aquel que vive del delito vaya preso como escarmiento social”, recomendó Álvarez.

Otro de los homicidios más relevantes se produjo en la ciudad de Panamá cuando el cuerpo de un estilista fue hallado en estado de descomposición en una bolsa en el vertedero de Cerro Patacón.

El sociólogo Gilberto Toro explicó que estamos en una especie de “olla de presión”, en un constante “estrés económico”. Hay personas que no son delincuentes, pero que están desempleados o ganan muy poco para enfrentar sus gastos y entran en una desesperación que puede incidir en su comportamiento.

Agregó que podríamos estar ante un abandono de los valores para reforzar los contravalores. Es decir, que se pierde la vergüenza y el pudor en las conductas y en la forma de pensar de un individuo.

En el mundo de la delincuencia, en el nivel en el que estamos, “el juego es muerte” por el valor de la droga, que es comparado con la vida humana. Un sicario, por ejemplo, solo cobra por el muerto, dijo el experto.

En su opinión, el incremento de las acciones criminales también podría relacionarse con una pobre oferta laboral, que compite con una productiva oferta delictiva.