Jesús Alemancía: Crisis minera ha aflorado un racismo enraizado en Panamá

Actualizado
  • 08/11/2023 00:00
Creado
  • 08/11/2023 00:00
El sociólogo e investigador analiza en “Portada” la coyuntura del país, y cómo los argumentos en contra de los cierres de calle han sacado a relucir la discriminación contra los indígenas
Jesús Alemancía, sociólogo y docente

Cuando se cumplen 18 días seguidos de manifestaciones antimineras, crecen las tensiones entre los que reclaman el fin de los cierres y los que se mantienen protestando en la calle ante la desconfianza que la Corte Suprema falle en favor de la empresa Minera Panamá.

Los discursos contra las protestas han adquirido, incluso, tintes discriminatorios contra la población indígena que se manifiesta en contra de la minería, principalmente en las provincias de Veraguas y Chiriquí.

Una situación que en opinión del sociólogo e investigador Jesús Alemancía, en Panamá subsisten elementos clasistas y racistas que se hacen más evidentes en crisis como la generada tras la aprobación del contrato minero.

Explicó este martes en “Portada” de La Estrella de Panamá, que este comportamiento tiene raíces profundas y se alimenta de mitos repetidos como verdades. Existe un dominio de las expresiones hispánicas heredades de la colonia por encima de otras, como las culturas afro e indígena, y se manifiesta mucho en el concepto de crisol de razas.

“No creo que haya un mito más hipócrita que el del crisol de razas, porque eso responde a la construcción de una nacionalidad bajo una jerarquización cultural y social, arriba está la pollera (elementos hispánicos) y el resto de la población con sus distintas manifestaciones culturales giran alrededor de eso. A partir de ese mito se habla de que aquí no hay racismo, y eso es mentira”, señaló.

Dentro de esa lógica existe un componente de clase, en el cual el tratamiento discriminatorio pasa también a incorporar la precaridad que sufre la población, analizó. A juicio del sociólogo, los incidentes de violencia entre los “grandes productores” e indígenas no se explica solamente como un conflicto entre gente que tranca calles y otros que quieren pasar, sino de relaciones de desigualdad estructurales muy anteriores a la protesta.

“El tema de los productores, se les puede entender desde el punto de vista de sus intereses económicos. Pero también hay que comprender que los mismos que están cerrando las carreteras son su fuerza de trabajo, en sus fincas. La principal mano de obra agrícola en esa zona (occidente chiricano) es el pueblo ngäbe buglé. Entonces cada vez que hay tensiones, florece ese racismo”, dijo.

Alemancía apuntó que el racismo tiene que ver con las políticas sociales que han fracasado en la comarca, una zona históricamente excluida del desarrollo nacional. Un problema agravado por las dinámicas clientelares instaladas desde fuera y que distintas fuerzas políticas utilizan con fines electoralistas.

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