Papa reclama a obispos cercanía con el pueblo

Actualizado
  • 25/01/2019 01:00
Creado
  • 25/01/2019 01:00
En un encuentro con los obispos centroamericanos, el pontífice les solicitó estar atentos a sus comunidades, a los jóvenes, activos en el tema migratorio, y meditó sobre el rol de los curas

El papa Francisco hizo un llamado de atención a los obispos centroamericanos para que sean más activos en sus comunidades. Que sean capaces de dialogar con la gente, que miren a los jóvenes para enfrentar sus miedos y sanarlos. Les pidió que se activen ante la problemática que agobia a la región por las migraciones masivas.

En un encuentro con los obispos centroamericanos, congregados ayer en la Iglesia San Francisco de Asís, como parte de las actividades del pontífice en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el papa recordó a los obispos sus obligaciones para con sus pueblos, los puentes que deben tender entre comunidades eclesiales, así como estar pendientes de los curas que ‘están en la línea de fuego' y llevan sobre sus espaldas el peso del día y del calor.

Hizo un examen de conciencia sobre las prioridades en el uso de los recursos, influencias y posicionamientos.

Lo anterior inspirado en el andar de uno de los religiosos más recordados de la región, el salvadoreño San Óscar Romero, a quien canonizó recientemente, y lo calificó como la voz profética de la Iglesia frente a la injusticia, el empobrecimiento de tantas personas y abuso de poder.

Tomando como partida los miles de jóvenes que visitan Panamá, a propósito de la JMJ, el papa aprovechó para hablar de forma enérgica a los obispos acerca del trato a la juventud.

Les pidió que pongan atención a los jóvenes que se encuentran sumergidos en situaciones altamente conflictivas y complicadas, que no se solucionan de la noche a la mañana: ‘Violencia doméstica, feminicidios, bandas armadas criminales y tráfico de droga, explotación sexual de menores y de no tan menores. En la raíz de muchas de estas situaciones se encuentra una experiencia de orfandad fruto de una cultura y sociedad que se fue desmadrando', detalló.

Luego habló sobre la opulencia. Dijo que los hogares muchas veces se resquebrajan por un sistema económico que no tiene como prioridad las personas y que hizo de la especulación ‘su paraíso' desde donde seguir ‘engordando' sin importar a costa de quién', manifestó.

Recordó que la riqueza de los pueblos está en su cultura y que no son el ‘patio trasero' de la sociedad ni de nadie. ‘Tienen una historia rica que ha de ser asumida, valorada y alentada', indicó.

Incentivó a los religiosos a que sean puentes para ofrecer hospitalidad fraterna para que las comunidades de origen y de destino dialoguen y contribuyan a superar miedos y recelos.

Rememoró que en la última carta pastoral, dijeron que la región se vio impactada por la migración masiva y organizada, y que ha puesto en evidencia los motivos que hacen una migración forzada y los peligros que conlleva para la dignidad de la persona. Muchos de estos migrantes tienen rostro joven, buscan un bien mayor para sus familias, sin temor a arriesgar y dejar todo.

Acoger, proteger, promover e integrar pueden ser los cuatro verbos con los que la Iglesia conjugue la maternidad en el hoy de la historia.

Con respecto a los curas, el papa reclamó más cercanía de los obispos. Les preguntó ¿cuánto impacta en ellos la vida de sus sacerdotes? Los invitó a que no encuentren una vida cómoda, sino una vida humana auténtica.

Meditó sobre la importancia de no delegar el ‘oído', sino que escuchen a su gente para generar confianza más que miedo, sinceridad más que hipocresía, a través de un intercambio franco más que un monólogo disciplinador.

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