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'La vacuna no debe ser obligatoria, pero es altamente recomendable'
- 11/09/2020 00:00
- 11/09/2020 00:00
Vive con los ojos pegados al microscopio. Estudia patrones, estadísticas y comportamientos de partículas microscópicas que a simple vista parecen inocuas, pero son capaces de matar a un ser humano. Sandra López Vergès es una mujer dedicada a la ciencia, investigadora del Instituto Conmemorativo Gorgas. En los últimos meses ha estado más ocupada que nunca. Tuvo que dejar de lado los estudios sobre el dengue para dedicarse de lleno al virus que se propagó por todo el mundo. Desde marzo se empeñó en conocer la parte genética del SARS-CoV-2, entender las mutaciones del mismo, comprender porqué unas personas logran sobreponerse con más facilidad que otras y qué secuelas permanecen en el organismo a lo largo del tiempo. Una incógnita, como algunas otras, que requieren más tiempo e investigación. López Vergès comenta que de los 10 tipos de covid-19 que llegaron a Panamá, se erradicó la mitad gracias a la identificación de los portadores que lo importaron. Ahora los esfuerzos de los grandes laboratorios del mundo se centran en encontrar una vacuna que detenga el virus, su propagación y efectos, para intentar recuperar la normalidad.
Es importante saber que hay más de 135 esfuerzos para encontrar una vacuna. De estas, solo 3 o 5 están en la fase 3, que se trata de una fase clínica en humanos; otras todavía están en laboratorio. Si las cosas se hacen como se tienen que hacer, a pesar de tratar de hacer lo más rápido posible basados en la confiabilidad y eficacia, normalmente si seguimos los lineamientos ninguna vacuna que no sea suficientemente segura va a salir al mercado. Es muy posible que de las 135 que se están estudiando, al final solo salgan 3, o 1. Eso no lo sabemos ahora. Para eso son todos los estudios y las regulaciones. El estudio en la fase 3 tiene que ser multinacional para estar seguros de que la vacuna sea segura en todas las diferentes poblaciones humanas, independientemente de su genética o de su inmunidad previa a otros virus.
No obligatoriamente. Las vacunas han logrado eliminar enfermedades. Por ejemplo, la polio se está erradicando, pero no hemos logrado eliminarla totalmente. Hemos eliminado la viruela, es la única que hemos erradicado gracias a la vacuna. Ahora mismo se trabaja en la erradicación de la polio. Pero eso no quiere decir obligatoriamente que la meta o lo que se logre con el SARS-CoV-2 sea la erradicación. Eso toma mucho tiempo, lo que queremos es que las personas no se enfermen o que si se enferman no sea de gravedad y no cause la muerte. Si la vacuna permite erradicar el virus, todavía mejor. Pero lo más importante ahora mismo es proteger a la población de la enfermedad.
Es una excelente pregunta. Es una discusión interesante, yo creo que no tiene que ser obligatoria, pero debe ser altamente recomendable. Es muy importante que no nos olvidemos que nosotros vivimos el tiempo que vivimos, y que no se nos muere 1 de cada 3 o de cada 5 hijos gracias a las vacunas. El problema que tenemos es que se nos olvidan las dificultades cuando ya no las tenemos. La mortalidad infantil ha disminuido gracias a las vacunas. Hay vacunas que nos protegen de enfermedades mortales o muy graves, que yo creo que son las altamente recomendadas y de cierta manera hay una obligatoriedad cuando los niños van a ir a sociedad. Porque si yo no vacuno a mis hijos y están en edad escolar, puede que ellos sean lo suficientemente sanos para combatir la enfermedad, aunque con el riesgo de perderlos. Pero además ellos conviven con niños en riesgo que realmente no se pueden vacunar. Entonces uno se vacuna para protegerse a sí mismo y para proteger a los demás que no se pueden vacunar por alguna alergia a una de las sustancias de la vacuna. Para protegerlos a ellos, la mayoría sana tiene que estar vacunada para que [la enfermedad] no pueda circular. Esto es muy importante, porque al bajar el nivel de vacunación, con el movimiento antivacuna, en enfermedades que no se veían en Estados Unidos o en Europa, enseguida se notó un aumento. Entonces los padres se vuelven a espantar y vacunan a sus hijos y [los contagios] disminuyen nuevamente y se controla la enfermedad. Es como un ciclo repetitivo dependiendo de las enfermedades, que ocurre cada 5 o 10 años dependiendo de la memoria que tienen los padres en ese lugar. Entonces eso nos muestra la importancia. Hay otras vacunas que son para poblaciones en riesgo. Por ejemplo, la influenza no es obligatoria, pero es altamente recomendada para mayores de 60 o menores de 5 años, o personal de salud.
En el Gorgas tenemos un grupo de epidemiólogos que trabaja en todos estos modelos y predicciones. No sé cuáles sean las más recientes predicciones, pero sí es posible que con la apertura, si las personas no aplican las medidas de bioseguridad, el Rt va a subir a 2 o 3, que eran los índices que teníamos al principio de la pandemia cuando comenzó a circular el virus en Panamá. Eso quiere decir que de nuevo vamos a aumentar los casos y probablemente será exponencial.
El Gorgas va a tener dos funciones. Una es donde yo estoy, que es la parte de diagnóstico del virus para tener una mejor idea, lo más precisa posible, de la cantidad de casos que tenemos. Los compañeros de epidemiología se reúnen una vez por semana con las autoridades y hacen las predicciones directamente al ministro de Salud. Las recomendaciones más importantes van dirigidas a evitar espacios cerrados, hay que tratar de airearlos, tener cuidado con el distanciamiento, y el uso de mascarillas y lavado de manos es lo más indispensable.
Lo más importante es la fase que cada uno tiene que reconocer. Cuando un médico trata a un paciente, su meta es salvarlo. Intentará tal vez algunos tratamientos nuevos, si eso le funciona le permite tener una base para una hipótesis. Ahora tiene que mostrar que sea verdad y estadísticamente significativo y que realmente pueda ser un tratamiento para todos o para todas las personas que tienen tales síntomas. Ahí viene la importancia de los estudios clínicos controlados y normalmente seleccionados de forma aleatoria. Eso quiere decir que el paciente que tiene tratamiento no sabe que lo tiene, y el de control tampoco lo sabe, y el médico tampoco sabe quién tiene qué tratamiento. Como todo es a ciegas, por así decirlo, no puede haber ninguna variable que haga cambiar los resultados y que en verdad lo que yo veo es realmente el efecto del medicamento. Esa tasa es la más importante para mostrar que el tratamiento está funcionando.
Una parte de las personas infectadas muestran inmunidad que por ahora se sitúa entre 3 y 6 meses. No se habla de más porque la pandemia solo tiene nueve meses, así que hay que seguir estudiando. Sí hay un porcentaje de personas que no están desarrollando anticuerpos neutralizantes, que le prohíben al virus infectar otras células. Entonces hay que ver cómo se van a comportar esas personas, cuál es el riesgo de que vuelvan a padecer la infección y si es menos severa o si pudiera ser más severa. Eso es algo que todavía se está caracterizando a nivel mundial porque aún no se sabe.
El estudio del plasma es muy interesante porque aquí en la CSS están haciendo el estudio de plasma de convaleciente para saber si ayuda a personas que están en cuidados intensivos. Nosotros en este momento estamos analizando el plasma para ver cuántos anticuerpos neutralizantes tiene. Es interesante porque no todos los donantes al momento de donar tienen anticuerpos protectores, entonces es interesante saber porqué. Cuánto tiempo hay que esperar desde el momento en que la persona fue positiva y el momento en que se cura para asegurarse de que crea los anticuerpos para poder salvar a los demás. No sabemos si están esperando el tiempo suficiente, pueden ser 15 días o un mes para que desarrollen más anticuerpos, eso no se sabe. En Panamá estamos en la fase de análisis, pero en otros países están viendo que todo depende de la cantidad y el momento en que se da la transfusión del plasma.
Nosotros detectamos el material genético para dos cosas. Uno es el PCR, que es la prueba más sensible al inicio de la enfermedad, y estamos detectando con investigación cuántos linajes entraron a Panamá. De ellos cuántos se pudieron controlar y si sigue transmitiendo de raíz, y si es así, las mutaciones que se adquieren a través del tiempo. Los primeros resultados que hemos mostrado son el efecto de una colaboración del departamento de virología con el departamento de genómica, liderado por el doctor Alexander Martínez, en el cual hemos mostrado que de los 10 tipos de virus que llegaron a Panamá, 5 siguen circulando. Estamos organizando más muestras para los 6 primeros meses de la pandemia, para ver de los 5 que quedaron circulando, qué repercusiones nuevas van adquiriendo a través del tiempo, si cambia algo en la transmisión, si cambia algo en la génesis que tiene que ver con la severidad.
Esa fue una buena noticia. A pesar de que nada es perfecto, al principio de la pandemia el trabajo de Panamá fue muy bueno y se felicitó a nivel internacional. Fue porque el Ministerio de Salud, en colaboración con el Gorgas y otros laboratorios del país, logramos identificar a las personas que estaban infectadas que ingresaron por el aeropuerto o los que estaban en la comunidad, rastreando los contactos y se logró controlar. Esos 5 se lograron controlar, lastimosamente no se lograron controlar todos.
Por suerte el SARS-CoV-2 panameño es fácil identificarlo porque tiene una mutación que no se ha descrito anteriormente y es la que nos permitió identificarlo. Esa mutación ha sido guardada a través del tiempo, por suerte no ha cambiado el modo de transmisión, quiere decir que no es más infeccioso y tampoco parece haber cambiado la severidad de la enfermedad, que es otra cosa positiva.
Por ahora siguen los mismos síntomas. Hay síntomas que simplemente no se habían detectado al principio porque no se conocía bien la enfermedad, pero ya se ha descrito en varios países del mundo que no es una enfermedad solo respiratoria, hay otros síntomas que tienen los pacientes que se han visto no solo en Panamá, sino en varios países del mundo.
Cuando se hicieron los experimentos de laboratorio y se demostró que el virus era sensible al calor, mucha gente se emocionó porque pensó que el virus no se iba a transmitir tan bien en lugares tropicales como los nuestros. Desgraciadamente no es tan simple. La transmisión del virus a través de objetos no es la más común, sino entre personas. El virus está en nuestras células a 37 grados centígrados sin ningún problema. Por eso la transmisión de persona a persona es mucho más importante que la transmisión a través de objetos. La segunda parte es que en los laboratorios en que se realizaron los estudios, el virus se sometió a pruebas de calor pero seco, sin embargo, la humedad ayuda a conservar el virus. Había que hacer experimentos específicos para saber cuánto tiempo dura el virus en los diferentes tipos de superficie. Por eso lo mejor es siempre mantener las superficies limpias, y por supuesto usar la mascarilla y los cuidados de distanciamiento.
Es una buena pregunta, porque si comparamos al SARS-CoV-2 con el SARS-COV1 y el MERS-CoV, es menos agresivo, lo que pasa es que se transmite mejor. Finalmente lo que tenemos es una muy buena transmisión de humano a humano. Además, la mayor parte del mundo no tenía protección contra este virus y la tasa de letalidad es más baja que la del SARS-COV1 en 10% y la de MERS-CoV en 35%, pero no es tan baja tampoco porque está entre el 1% y 3%, y en algunos grupos de edad puede subir hasta 10% y los hospitalizados con riesgo alrededor del 15% al 20%. Entonces, esa mezcla de una buena transmisión de una población sin inmunidad y una letalidad que no es tan baja son los efectos que vemos hoy.
Muchas secuelas se están analizando actualmente. Lo que sí está descrito es que hay personas que después de 3 o 4 meses aún presentan fatiga crónica. Hay que entender porqué tienen esta fatiga. El virus causa daños severos en los pulmones y sí toma tiempo poder recuperarlos y es donde algunas técnicas de regeneración pudieran ayudar. También se está viendo que el virus puede infectar células en el sistema nervioso; en ese sentido, hay que ver qué tipo de secuelas deja y por cuánto tiempo, si tiene un efecto, por ejemplo, en la memoria o en dolores de cabeza, eso no se sabe. Es algo que se está analizando y es importante.
Creo que primero uno siempre es atraído a su país. Mi esposo también es panameño, así que ya éramos dos atraídos a sus raíces. Nuestros padres están aquí, yo creo que como viróloga en Panamá hay muchas cosas que hacer, muchas cosas por descubrir y hay bastante talento al que hay que darle las herramientas para que siga adelante. Yo creo que esa parte fue importante en la decisión; en el Gorgas había una trayectoria de virus, y un laboratorio de seguridad 3, todo eso fue importante para mí, también el apoyo de la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología que me dio una beca los tres primeros años de reinserción de talento. Al principio sí fue difícil volver a acostumbrarme a trabajar con los tiempos administrativos de Panamá. Los tiempos son muy lentos y eso tiene un efecto negativo en qué tan rápido puedes avanzar, qué tan rápido podemos probar las hipótesis y saber si vale la pena seguir o no. No es lo mismo cuando estaba en California, Estados Unidos, que me llevaba un día tener lo que yo necesitaba, o si estaba en Francia me tomaba una semana; aquí me toma entre 4 a 9 meses. Si me toma todo ese tiempo probar una idea para darme cuenta finalmente que no era tan buena y tengo que hacer otra hipótesis, son otros 4 meses. Eso es muy complicado, hay que agilizar los procesos administrativos de tal manera que los datos sean serios, pero que no tomen tanto tiempo.
Vamos a ser sinceros. Cuando llegué a Panamá ganaba un poquito menos de lo que ganaba en Estados Unidos. Es verdad que en el Gorgas fue un líder que logró que los cargos de investigador fueran por concurso en una institución pública, y los primeros concursos fueron hace 4 años. Yo tenía todo para participar, pero como mi licenciatura era francesa, no logré hacerlo. Desde mayo gané el concurso, y tengo esta posición y ahora sí mi salario es bastante bueno aunque es menos de lo que yo ganaría en Estados Unidos, pero tengo otras ventajas. También es interesante ayudar al país y sentirse útil aunque no sea por el salario.