Los churros de la discordia

Actualizado
  • 08/05/2009 02:00
Creado
  • 08/05/2009 02:00
PANAMÁ. Todos saben que los churros del restaurante Manolo son de los más deliciosos de la ciudad. Sin embargo, algunas veces, también...

PANAMÁ. Todos saben que los churros del restaurante Manolo son de los más deliciosos de la ciudad. Sin embargo, algunas veces, también pueden caer mal. Eso lo sabe bien Balbina Herrera.

El martes en la mañana no fue un día fácil para la ex candidata presidencial del PRD. Balbina se presentó en el Manolo De Obarrio para atender a algunos periodistas.

Ese café en los últimos tiempos se ha convertido en un lugar muy visitado por el ambiente político. Sabía lo que le iban a preguntar. Su reacción a las furibundas críticas que le lanzó Juan Carlos Navarro luego de la catástrofe electoral: “Los responsables de esta debacle histórica y nunca vista en el PRD deben dar la cara”, dijo el hombre que días atrás repetía que Balbina era una candidata de corazón. “Tienen que rendirnos cuenta de las decisiones que se tomaron y que nos den explicaciones, de cómo un partido que gobierna en medio de una bonanza económica, ha sido llevado a donde está irresponsablemente”, culminó Navarro.

Balbina sabía al entrar a la churrería, que en estos momentos está obligada a hacer de tripas corazón. Pensaba en la conferencia de prensa.

ENCUENTRO AGRIDULCE

Eran las 8:00 de la mañana del martes 5 de mayo. Viejas caras de los distintos partidos políticos se encontraban reunidos en Obarrio.

Desde una de las mesas de afuera, cuatro viejos conocidos vieron ingresar a la ex candidata. Allí desayunaban capuccinos y churros, como todos los días, Jorge Chandeck, Pedro Pereira, Eduardo “Rumba”Alfaro, Alfonso Castillero y Enrique Zarak Linares.

Chandeck se retiró repentinamente, como si presintiera lo que 10 minutos después pasaría. Un encuentro que ni el manjar de los churros del local podría endulzar.

Porque Balbina, con camisa verde caña, que se había sentado a la mesa de siempre para desayunar junto a su hija, al ver hacia la terraza salió disparada como un rayo.

En cuestión de segundos la calma de esa mañana se vio interrumpida. Herrera llegó a la mesa —algunos de ellos habían estado en la paella de Punta Chame— y le habló en tono sarcástico a Castillero, el hombre de “Trocha Hambrienta” como Erick Rodríguez Auerbach, (vocero presidencial), bautizó ese programa de comentarios: “Te debo 40 mil dólares y no te los puedo pagar, no te preocupes, te los pago en el 2014. Espero que hayas hecho un buen negocio”.

“Rumba” Alfaro, quien volvía del baño no podía creer lo que veía. No tuvo tiempo de decir nada porque Balbina también tenía para él. “¿Tú también hiciste buen negocio, verdad ?”, le dijo mientras “Rumba” hacía memoria tratando de recordar porqué Herrera lo acusaba. ¡Eureka!, pensó: semanas antes Alfaro hacía apuestas a favor del triunfo de Martinelli.

Envuelta en un dolor que le pide venganza, Balbina posó su dedo acusador sobre Enrique Zarak Linares. “Ojala te nombren en Londres para que puedas seguir estudiando”, le dijo no sin ironía.

Pedro Pereira, tratando de calmar los ánimos, le agradeció a Balbina. “Mi candidata, usted hizo un buen trabajo”, repitió varias veces buscando conseguir una paz que en el PRD parece perdida. Balbina respondió con la elocuencia de la serenidad: “Sí, hice un buen trabajo a pesar de los traidores”.

HAY PARA TODOS

Carlos Ozores, Raúl Montenegro y John Evans desayunaban en otra mesa. Allá llegó Balbina también.

Se dirigió a Evans: “Tú trataste de hacerme pelear con Graciela Dixon, pero no lo lograste”, le advirtió. “Eso no es así. Yo soy un caballero señora...”, respondió Evans a las acusaciones de la ex candidata presidencial del PRD, y se retiró.

En cuestión de minutos la marea bajó, atendió a los medios. Dijo que no piensa renunciar al CEN y que le dará su impronta al partido. “El CEN tiene 5 años de vigencia y vamos a trabajar hasta el 2014”.

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