- 25/11/2012 01:00
Para los primeros años del siglo XIX, inspirados en las corrientes literarias de Francia y de los Estados Unidos, un grupo de patriotas de la parte sur del continente americano decide emprender la lucha por la emancipación e independencia de la metrópolis española. Esta situación motivó un cambio de la ruta comercial entre España y las colonias de América del Sur, haciendo volver a tomar importancia como centro de gravedad del comercio colonial al istmo de Panamá. En relación a esta nueva realidad, Mariano Arosemena expresaba lo siguiente: ‘Este incidente trajo como consecuencia la apertura de relaciones con el Perú’. Sin embargo, tendríamos que agregar que la delicada situación insurreccional que vivía América del Sur permitió no solo estrechar las relaciones exteriores con el Perú, sino que le abrió las puertas al istmo para comercializar con Quito, Cuencas, Guayaquil y las provincias del sur de México.
LA INDEPENDENCIA DE PANAMÁ DE ESPAÑA
La independencia de España tuvo como eje fundamental la actividad económica y en especial la exportación y desarrollo de la actividad transitista iniciada en el Istmo de Panamá luego del avistamiento del Mar del Sur, y que puso en contacto a la metrópoli española con los grandes yacimientos de oro y plata que se encontraba en Potosí. Este proceso marcó el inicio de un interrumpido comercio entre Europa y América, siendo Panamá una pieza clave hasta mediados del siglo XVIII para la realización de esta actividad económica. En este contexto es necesario destacar las facilidades dadas por la corona a los Istmeños para el desarrollo de las actividades comerciales que vigorizó y devolvió a Panamá la importancia de centro de comercio colonial, y que constituyeron, sin duda alguna, los elementos que explican su lealtad y respaldo incondicional a la metrópoli en su diferendo con los territorios de América del Sur que luchaban por su autonomía e independencia de España. La identificación con la corona era tal que los Istmeños no sólo llegaron a repudiar los movimientos independentistas sino que rechazaron los solicitudes hechas por Quito, Santa Fe y Cartagena de secundar la lucha libertaria que se libraba en los territorios del Sur.
LOS FUNDAMENTOS SEPARATISTAS
Esa lealtad demostrada por los Istmeños a la corona quedó en entredicho en 1814 cuando luego de insistentes presiones realizadas por Cádiz, la Regencia Española decide dejar sin efecto las reglamentaciones del comercio libre que se había expedido a favor de los territorios americanos.
Al hacer referencia a lo acontecido, Mariano Arosemena señala: ‘El Istmo se ve sensiblemente afectado ya que esta medida constituye el principal agravio por cuanto su posición geográfica lo hacía el depósito de la mercancía extranjera’.
Sin duda lo actuado por España despertó el interés de los istmeños hacia la búsqueda de alternativas que le permitirá lograr su emancipación.
En tal sentido don Mariano Arosemena, a este respecto señaló lo siguiente: ‘los efectos de aquella medida en la conducta sociopolítica del Istmo resultaron sumamente decisivas, solo entonces empezó a conocer Panamá, la importancia de su independencia’.
El Dr. Alfredo Castillero Calvo suscribe completamente lo expresado por Mariano Arosemena cuando sostiene: ‘Fue, en efecto, como si de un solo golpe se hubiese aclarado a la nueva clase comercial, los últimos puntos oscuros que su conciencia colectiva no había alcanzado precisar sobre la independencia de Panamá de España’. Sin duda alguna lo ocurrido en 1814 fue el preámbulo que inicio el proceso de independencia de Panamá de España, sin embargo, en ese proceso por la emancipación de España según las obras del Dr. Alfredo Castillero Calvo, surgen dos concepciones contradictorias sobre la filosofía y esencia de la independencia de la metrópolis.
POSICIONES HISTÓRICAS SOBRE LA INDEPENDENCIA
La primera es la postura de los criollos, quienes de una manera audaz intentan llevar adelante su Proyecto y para el cual logran el respaldo del sector del arrabal, concibiendo la Independencia como un mecanismo que le permitiría llevar adelante su proyecto que no era otro que el de seguir usufructuando los recursos obtenidos a través de la actividad transitista. Por otra parte, está el sector del arrabal que veía en la emancipación el vehículo que proporcionaría los cambios necesarios y el mejoramiento de su situación social. Como bien expresa Castillero Calvo, ‘la empresa libertaria, fue definida no solo desde el punto de vista de la élite sino de la capacidad académica que ésta poseía, contando además con el respaldo de los sectores rurales de los Santos y Natá, que abrazaron de manera unitaria el movimiento Independentista de 1821; no así, el sector tradicional enquistado en la región de Veraguas, que vio con renuencia este proceso Independentista’.
AZUERO Y LA INDEPENDENCIA
La explicación a este hecho la podemos encontrar en lo que bien señala Castillero Calvo, que no es otra que la estructuración y fundación de las dos regiones, y a este respecto manifiesta lo siguiente: ‘La Península de Azuero fue incorporada efectivamente a la dominación Española en 1522. Veragua en cambio no quedó s ujeta al imperio’.
La región azuerense se caracterizó por no estar en manos de grandes terratenientes, sino distribuida predominantemente en pequeños propietarios. Mientras tanto, la región de Veraguas se caracterizó por la supremacía del señorito y de las actividades de los terratenientes.
Esto explica la gran contradicción que se desarrolló entre estas dos regiones que no logra superarse hasta luego del descubrimiento de las minas de oro de California, cuando los dos sectores logran ponerse de acuerdo y entender que la formación del Estado Nacional es el resultado de la combinación de ambas estructuras. Por último queda evidenciado que el proceso de emancipación panameña fue el resultado del vaivén de la actividad transitista, fenómeno que hasta hoy persiste en la determinación del quehacer nacional.
HISTORIADOR