Del 3 de noviembre a la ‘tercera independencia’

Actualizado
  • 03/11/2013 01:00
Creado
  • 03/11/2013 01:00
Al conmemorase el Centésimo Décimo aniversario de la separación de Panamá de Colombia es tradicional, entre los intelectuales, ensayar a...

Al conmemorase el Centésimo Décimo aniversario de la separación de Panamá de Colombia es tradicional, entre los intelectuales, ensayar algunas reflexiones. Es un tema que no deja de ser tema. Para algún sector de la sociedad, como lo es para el recientemente fundado ‘Movimiento Ciudadano por el Fortalecimiento de la Identidad Nacional’, presidido por la Dra. Ana Elena Porras, es un tema tan vigente como el primer día.

PRIMERA INDEPENDENCIA

De un tiempo a esta parte se habla de separación porque, desde el punto de vista de la gran mayoría de los historiadores panameños, sino de todos, la verdadera independencia de Panamá ocurrió el 28 de noviembre de 1821.

En esa fecha los lazos de Panamá con España se disolvieron por vía de una transacción de intereses económicos y estratégicos con la gubernatura de Simón Bolívar. Ocurrió el clásico ‘tú me das, yo te doy’ de toda negociación. ¿Qué dio Panamá? La ruptura con España y anexión a la Gran Colombia. ¿Qué dieron los bolivarianos a cambio? La demanda histórica de los empresarios panameños: ejercicio del libre comercio.

TERCERA INDEPENDENCIA

Algunos historiadores contestatarios, de las nuevas generaciones, muy poco ortodoxos, hablan de una ‘tercera independencia’. Es un término obviamente metafórico, pero lleno de significados.

Se refieren al 31 de diciembre de 1999 cuando, en virtud de los Tratados Torrijos-Carter, se dio por terminada la presencia de funcionarios y tropas estadounidenses en el territorio nacional. Es decir, se desmanteló la colonia, en términos también metafóricos, porque, como muchos afirman, la colonia sigue, pero con otro formato. Ahora bajo el paraguas del Pentágono y la hegemonía de los poderes corporativos.

CADENA DE SEPARACIONES

La historiografía panameña recoge otros muchos esfuerzos de los panameños, a lo largo del siglo décimo octavo, por separarse de Colombia.

Se afirma que en 21 ocasiones, antes de 1903, los panameños, encabezados generalmente por militares, intentaron infructuosamente alcanzar el estatus de nación independiente.

Eso indica que en 82 años, desde 1821 a 1903, los panameños intentaron separarse de Colombia una vez cada cuatro años.

Lo lograrían en tres ocasiones claramente establecidas. En 1830 bajo el mando del general José Domingo Espinar. En 1840, tutelada por el coronel Juan Eligio Alzuru. Y en 1841, bajo el liderazgo de Tomás Herrera.

La separación de 1903, en una enmarañada y compleja convergencia de intereses locales, corporativos e imperiales, también, a través de transacciones interesadas y pragmáticas, Panamá logra separarse definitivamente de Colombia.

LA NACIÓN HISTÓRICAMENTE CONFIGURADA

Esta reiterada tendencia separatista, como es fácil de observar, indica que toda esa parafernalia respeto a que Panamá es un invento de Wall Street, o que es nación gracias a Estados Unidos, carece de veracidad. (‘Bull shit’ dirían los gringos).

La nación, en realidad, precedió a la independencia de España y la separación de Colombia.

La identidad panameña empezó a configurarse desde que los españoles desembarcaron en las costas caribeñas del Istmo, subordinaron a los originarios, incorporaron a los africanos al paisaje, e intercambiaron información genética y cultural.

La construcción de una nueva identidad, según las normativas del mestizaje bio-psíquico y sociocultural, era inevitable e irreversible a partir del instante en que esos grupos humanos entraron en contacto.

¿ALCANZAMOS POR FIN LA VICTORIA?

En 1903, una nación hecha y derecha, con suficientes razones históricas, éticas sentimentales y pragmáticas, para cimentar su libertad, la logra después de muchos afanes, sí, pero sin libre albedrío. Dicho de otra manera: al fin era libre, pero sin libertad. Era independiente, pero sin autonomía soberana.

Tal vez por esa razón, la identidad panameña permaneció en una especie de limbo jurídico, moral y sentimental.

Y muchos se peguntaban si Estados Unidos gobernaba en la Zona del Canal como si fuera soberano. O si, por el contrario, Panamá gobernaba su propio territorio nacional como si fuera una colonia de los llamados ‘zonians’.

LA NACIÓN MEDIATIZADA

Dígase, entonces, sin rubor y sin ambages. La separación de Panamá de Colombia, justificada históricamente, necesaria moralmente, problematizada geopolíticamente bajo el tutelaje de Estados Unidos, se vio mediatizada.

Pero, exactamente por eso, por tratarse de una república mediatizada, no hubo a lo largo del vigésimo siglo, ni conformidad, ni paz, ni sosiego ‘en este país de graves y solemnes rutas’, como diría el poeta.

A veces en minoría, a veces contra corriente, a veces abucheados por las muchedumbres, a veces avergonzados por la indiferencia y los miedos cultivados; a pesar de todos los inconvenientes y malos augurios, las vanguardias sociales panameñas ‘no dieron su brazo a torcer ni reposo a su alma’, hasta perfeccionar ‘formalmente’ la independencia de Panamá, en los albores del vigésimo primer siglo.

EL PARAGUAS

La escogencia del término ‘formalmente’ es para advertir que, a pesar de haber alcanzado ‘por fin la victoria’, en un alpinismo generacional de casi dos siglos, todavía los panameños viven en una encrucijada de intereses económicos y geopolíticos.

Viven bajo el paraguas del Pentágono gracias a la llamada Enmienda de Concini y también al Tratado de Seguridad firmado con Estados Unidos.

Hay que agregar que asimismo que Panamá vive bajo el paraguas de los poderes corporativos internacionales. Su particular desarrollo económico, su estratégica posición geográfica, útil al comercio mundial, y el mismísimo Canal de Panamá, son recursos demasiado atractivos como para que sean indiferentes a los poderes transnacionales.

También habría que agregar que este estatus de subordinación no les da ni frío ni calor a importantes sectores económicos-hegemónicos vinculados a los poderes corporativos internacionales.

EL PAÍS VULNERABLE

En fin, Panamá es un país libre y soberano. Se independizó de España en 1821. Se separó de Colombia en 1903. Perfeccionó su independencia en 1999. Tres momentos emblemáticos de su rica y enmarañada historia.

Una fecha como la de hoy, de júbilo y fervor patriótico, de tambores y cornetas, de charreteras y minifaldas, también debe propiciar la reflexión desapasionada. No hay que olvidar en ningún momento que Panamá es un país vulnerable. Y que no sería prudente apartarla de su tradicional política de neutralidad. ¡Que no busque nuevas subordinaciones!

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