• 07/10/2019 11:42

Los 100 días del "Buen Gobierno"

Nito afirmó que "en los últimos 10 años la deuda se había duplicado". Pero su primera gestión en esa materia fue contratar dos mil millones de deuda

Solo los que desconocían el origen político (tránsfuga del partido SOLIDARIDAD), sus vínculos económicos (Alberto Vallarino y Cia.), así como del desmedido afán de poder de la cúpula del otrora partido de Omar, podrían abrigar la esperanza de cambio. La “realidad líquida” es que el gatopardismo (“cambiar todo para que nada cambie”) político está sentado en un “taburete” de la Casona de San Felipe.

Como ocurre en el mundo entero, nuestro país se encuentra bajo el torbellino social y económico de la cuarta revolución industrial de la información y el conocimiento, del nuevo reparto del mundo. Crisis en la que los Estados nacionales han sido convertidos en “vertedero global”, en razón del divorcio del poder —“capacidad de hacer las cosas”— y la política —“capacidad para decidir qué cosas deben o deberían hacerse”—. Mientras el matrimonio —poder y política— que escasos 30 años atrás era monopolio exclusivo de los Estados Nacionales, hoy, el “capitalismo salvaje”, lo ha prorrateado entre los gobiernos y el poder económico, básicamente, de las empresas transnacionales. El dominio económico local es subordinado para mantener el estatus quo. La separación ha debilitado a las Repúblicas, las ha hecho dependiente del poder económico supra nacional¸ mientras que la jurisdicción económica está desconectada de cualquier limitación y responsabilidad social de su actividad y se engulle más del 90% de la riqueza producida en el Planeta; los Estados se encargan de reprimir la protesta social, de distribuir la pobreza y la desigualdad.

Es en este contexto que se pueden explicar las políticas públicas del “buen gobierno”. Durante el proceso electoral Nito afirmó que “en los últimos diez años la deuda se había duplicado”, sin embargo, su primera gestión en esa materia fue contratar dos mil millones de deuda para pagar a contratistas y proveedores (muchos de ellos, ricos empresarios, donantes de su campaña eleccionaria). Dijo que la “estrella” de su plan de gobierno era la educación y continuamos formando a nuestros estudiantes con programas emparchados, que datan de más de 50 años, de la época westfaliana, de escuelas ranchos y de multigrados, “convoyados” por educadores desfasados, cuyos gremios (cúpula) más parecen grupos de mafiosos, que agrupaciones docentes y decentes.

También expresó el pupilo político de Don Sammy Lewis Galindo, que en su gobierno estaba “prohibido mentir”, que ningún miembro de su administración “estaría por encima de la Ley” y que el ejercicio público estaría caracterizado por la “meritocracia”; para no mencionar que su “Plan de Gobierno” se fundamentaba en los “Objetivos del Desarrollo Sostenible (20-30)” y el esotérico plan 20-50 del PRD.

No obstante, la mentira, el tráfico de influencia y el nepotismo están personificados en la composición de los altos cargos del “buen gobierno”, el cual constituye una expresiva “piñata política” integrada por los prosélitos del “muñeco” (su hermano putativo), la gente de Pancho Alemán, los Millennials del “yeyesito” de Coclé y, por supuesto, la clientela política del “micho” de Bocas del Toro. En tanto, el llanto de lágrimas de los ojos, de la gente de a pie —las “bases”— del PRD, podría llenar todas las esclusas del viejo y nuevo Canal.

La “aristocracia del talento” brilla por su ausencia, o, es tan escasa, que se puede decir que “una sola golondrina no hace verano”. Su lugar, lo ha ocupado la chabacanería, cuando no verdaderos imbéciles políticos. Por ejemplo, en lugar de nombrar en la Junta Directiva de la Autoridad del Canal, un profesional probo y genuino representante de la lucha histórica por la dignidad y soberanía nacional, el “buen gobierno” optó por un distinguidísimo representante del poder económico y de la plutocracia. Finalmente, debo advertir que lamentablemente, la “maleantería política” y la delincuencia -en tan solo en 100 días de gobierno- ya es “moneda de curso legal” bajo el mandato del Excelentísimo Señor Laurentino Cortizo Cohen, Presidente de la República de Panamá. ¡Así de sencilla es la cosa!

El autor es abogado y analista político.

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