• 20/10/2008 02:00

Réquiem por el periodismo

Cada día aparecen en los medios cientos de noticias descabelladas, cuya veracidad, temática, planteamiento y exposición se adecuan muy p...

Cada día aparecen en los medios cientos de noticias descabelladas, cuya veracidad, temática, planteamiento y exposición se adecuan muy poco a los códigos deontológicos del periodismo. La finalidad del periodismo es la búsqueda de la verdad. Su razón de ser es mirar, ver, y contar lo que pasa delante de nosotros.

Para ello el periodista debe limitarse a recoger datos y verificarlos. Ordenarlos y exponerlos con sencillez y sentido hará que el mensaje pueda ser entendido por el lector u oyente. Asistimos a un fenómeno que se opone a toda ética periodística, propiciado por el crecimiento de Internet y por el anonimato que éste permite. Es el periodismo del rumor, del morbo, de la inventiva de la noticia más absurda todavía, donde el contraste de la información no tiene cabida.

A la perversión periodística que supone la mentira se une la de unos medios cada vez más subordinados al poder político y económico, y unos profesionales de la comunicación esclavos del medio en el que trabajan. Aún así, poco a poco se van introduciendo en nuestra sociedad mayores controles a la información verídica. La prensa ha pasado de ser el cuarto poder, o “Watch dog” (perro guardián) a ser denominada lapdog (perro faldero).

La crisis financiera afecta también a los medios, más allá del recorte de las planillas o la reducción de costes de producción. La información se ve condicionada por la vulnerabilidad económica de los medios, cada vez más necesitados de inyecciones monetarias procedentes de poderes públicos o privados, que marcan la línea editorial y formal del medio.

Muchos periodistas vemos cómo se convocan ruedas de prensa en las que se prohíbe que se formulen preguntas, resaltándose así el sometimiento de la prensa a los otros poderes. Pero la salud de la profesión no dependerá de la banda ancha de Internet, o de entrevistas a políticos y empresarios con las preguntas preparadas y acordadas, sino de una concienciación global del periodismo como el cuarto poder que cuestione a los otros tres.

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