• 23/10/2008 02:00

Torrijismo vs. justicia

“La corrupción de los pueblos nace de la indulgencia de los tribunales y de la impunidad de los delitos”, pensaba Simón Bolívar.

“La corrupción de los pueblos nace de la indulgencia de los tribunales y de la impunidad de los delitos”, pensaba Simón Bolívar.

Días atrás, con diferentes testimonios, a través de reportaje periodístico, se le imputa el delito de homicidio al actual ministro de Gobierno. La esposa del occiso y otros ciudadanos que pidieron no revelar sus nombres, según el reportaje, dijeron que por temor no habían concurrido ante los tribunales para que se hiciera justicia por el homicidio de Andrés García, miembro de la Guardia Nacional el día de su muerte, 8 de febrero de 1970.

El ministro aduce que fue procesado y quedó exonerado. Los familiares refieren que todo se manejó con encubrimiento, donde el dictador participó de esta acción, llegando luego el sindicado por el homicidio a ser escolta del propio dictador.

Veamos el escenario en que se desenvuelven los hechos. Menos de dos meses antes, 16 de diciembre, el dictador supera una intentona golpista con apoyo de la CIA, produciéndose purgas en la GN. No olvidemos que el homicidio se da un Domingo de Carnaval y que pocos días después se inician los XI Juegos Centroamericanos y del Caribe, es decir que, con el control de los medios y el circo de los eventos, el hecho pasa desapercibido para la mayoría del pueblo. Pero los familiares, vecinos y compañeros, indica el reportaje, sí vivieron las garras del Torrijismo rampante.

Hoy día, ante semejante señalamiento, sólo le queda al presidente solicitarle al subalterno señalado que renuncie al cargo y, con hombría de bien, trate de limpiar su nombre de esta imputación. Si el ministro no lo hace, el presidente debe destituirlo para tratar de preservar el poco prestigio que pueda conservar este gobierno que ha permitido todo tipo de corruptelas, pero hasta ahora no delitos de homicidio doloso, según el reportaje. La presunción de inocencia nada tiene que ver con la acción política, en la mejor acepción, la búsqueda del bien común, porque un funcionario de este nivel no puede estar señalado de homicidio y seguir en un puesto tan sensitivo. Sólo hay que ver que, acogida la investigación por el Ministerio Público, sería el engendro de la DIJ la que investigaría y ésta está bajo la égida de la Policía, dependencia del ministro en cuestión.

El fantasma de Torrijos vuelve a escena y permite que esta sociedad pueda conocer el alcance de ese funesto período de nuestra historia. “Como el Torrijismo”, dice la Hija del Proceso, “está vivo”, también está en entredicho ese mal llamado ideario Torrijista, porque estamos seguros, volverá a mostrar sus garras autocráticas y delictivas que documenta el Informe de la Comisión de la Verdad en los 110 muertos y desaparecidos entre los que no está Andrés García, porque el temor todavía impide hacer justicia.

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