• 22/11/2008 01:00

Al próximo mandatario/a

Soy adicto a la lectura, especialmente a la lectura política. Recientemente ha habido una plétora de libros que ponen en relieve uno de ...

Soy adicto a la lectura, especialmente a la lectura política. Recientemente ha habido una plétora de libros que ponen en relieve uno de los dilemas que confrontará nuestro próximo mandatario/a — nuestra relación con EUA, América Latina y el Caribe.

Uno de estos libros se intitula “Las confesiones de un ex—asesino económico”, por John Perkins. Perkins nos confiesa que por varias décadas fue empleado por “agencias” privadas en EUA, clandestinamente vinculadas al gobierno norteño. Como economista, su misión fue la de ofrecer préstamos exorbitantes de dinero a países en desarrollo, utilizando datos e índices económicos de proyecciones falsas, sabiendo de antemano que si los países aceptaban el préstamo no tendrían la capacidad para cancelar la deuda; por ende, estarían bajo el control ideológico del gobierno norteamericano. También alega Perkins que en las agencias por las cuales el trabajó tenían un segundo grupo de “matones” — los “chacales”, cuya misión era la de físicamente eliminar a aquellos “líderes” que no participaban o quienes obstaculizaban la misión de las “agencias”. Nos dice que tanto el general Omar Torrijos como el presidente Jaime Roldós del Ecuador fueron víctimas de los “chacales”.

Como anfitrión de un programa radial en Nueva York, tuve la oportunidad de conversar con Perkins. No obstante, esta conversación, no pretendo sustentar de ninguna manera aceptación de su tesis — sus “confesiones”. Sin embargo, como “estudiante” de política global muchas de sus confesiones me hicieron pensar, porque gracias a mi adicción a la lectura, conozco parte de la historia que el relató. Nos habló de Indonesia bajo Suharto y el “compinche tracalero” que existió entre el gobierno norteamericano y el dictador indonés. Nos habló del derrocamiento de Mossadegh de Irán por Gran Bretaña y EUA, quienes, temiendo a este líder secular iraní, elegido popularmente, que deseaba nacionalizar el petróleo, decidieron derrocarlo para imponer al Sha. Desde la administración de Nixon hasta el último Bush, el gobierno de EUA ha sido manejado esencialmente por ideólogos “neo conservadores”, los neo—cons. Su visión era/es la de emprender “Un Nuevo Siglo Norteamericano” con los Estados Unidos funcionando como eje económico y político — la nueva Roma — en un imperio contemporáneo.

La victoria de Obama, si somos sagaces, puede alterar la trayectoria de los últimos años de la política norteña en su intento de imponer una política hegemónica e imperial. Los pronunciamientos del presidente electo Obama, durante su campaña, si se ha de creer, indicaron la posibilidad de establecer un nuevo patrón de mutuo respeto en las relaciones entre países.

Quien sea el nuevo mandatario/a, en mi opinión, deberá utilizar esta coyuntura para re—definir la política internacional panameña, enfocando primordialmente su alineamiento histórico e ideológico con los países latinoamericanos y del Caribe como lo visualizó el Libertador. Tendrán que reevaluar “verdades” de ayer, como los TLC y las definiciones de “privatización” y globalización. Esto lo tendrán que hacer sin olvidarse de las “confesiones” de Perkins y sabiendo que al final del día los intereses primordiales de Obama serán los intereses de su país y no los de Panamá ni de Latinoamérica.

-El autor es escritor y docente residente en Nueva York.cerussman@yahoo.com

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