• 06/01/2009 01:00

¡Llegó la hora de jalar la cadena!

Muchos jovencitos lo exclaman sin entender su significado. Y es que en realidad el léxico correcto debe ser más bien “gira la perilla”.

Muchos jovencitos lo exclaman sin entender su significado. Y es que en realidad el léxico correcto debe ser más bien “gira la perilla”.

Se jalaba la cadena en los tiempos de antaño, cuando existían los “water closets”, que según describe el catálogo de Sears Roebuck de 1908 en su página 605, item 42K130 constaba de un “tanque con esquinas redondeadas terminado en madera con cadena y manubrio en níquel, tubo conector al inodoro con asiento en madera, peso de 90 libras, precio $11.75”. El tanque se instalaba casi al nivel del techo y el agua descendía por gravedad al inodoro. Para aquellos amables lectores que no lo sabían, hoy aprendieron algo nuevo. También aprendieron que los precios en aquellos tiempos eran diferentes.

La inflación ha cambiado definitivamente nuestro modus vivendi.

Con este preámbulo, hoy nos queremos referir a la necesidad que tiene Panamá de “jalar la cadena” para eliminar a los granujas que entran pobres y salen millonarios. Se hace evidente que posiblemente tendremos que jalar la cadena más de una vez para deshacernos de esta mala gente que sin mayor interés que el de llenarse los bolsillos, nos han desgobernado durante los últimos cuarenta años.

Vivimos un fenómeno político en 2008 en Estados Unidos. El senador “freshman” de Illinois, Barack Obama, cabalga hacia la nominación del Partido Demócrata ante una bien aceitada maquinaria de Hillary Clinton que todos daban por ungida. Posteriormente barre contra el único candidato en la historia de ese país que nació en nuestro istmo, el también senador John McCain. Tremenda hazaña la de este brillante joven de la raza negra, en un país donde todavía perdura un racismo latente.

Obama lo hizo predicando el cambio. En la política criolla se repite el mismo fenómeno. Ricardo Martinelli, caminando en los zapatos del pueblo, nos hincha con un mensaje de esperanza, el tan esperado cambio.

Panamá necesita un gobernante que ante todo, no robe ni permita que otros bajo él lo hagan. Panamá necesita un gobernante que sea capaz de gobernar, que sea un administrador y que conozca de cifras y números.

Panamá necesita un gobernante que tenga los pantalones bien puestos al momento de enfrentarse a las mafias de los intereses creados. Y ninguno de los candidatos a la Presidencia de la República llena estos requisitos, salvo Ricardo Martinelli.

Llegó la hora de jalar la cadena, compa! Jálala con tu voto, elige un estadista en las elecciones generales de mayo de 2009.

Elige el cambio!

-El autor es especialista en turismo.panamaallinone@yahoo.com

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