• 24/02/2009 01:00

Constituyente: ¿promesa o proeza?

La institucionalidad de la cual gozan los Órganos del Estado —en un régimen de derecho— debiera ser consecuencia de la voluntad creadora...

La institucionalidad de la cual gozan los Órganos del Estado —en un régimen de derecho— debiera ser consecuencia de la voluntad creadora que ejerce el Estado en nombre y representación de un pueblo que a través de sus facultades soberanas e independientes es quien debe establecer su estructura, organización y funcionamiento; es decir, el marco jurídico-político que lo sustente y que se resume en lo que todos conocemos como Carta Magna.

Si por alguna razón estos supuestos o circunstancias son distorsionados es imperante la introducción inmediata de cambios —apegados al derecho— que eviten el colapso de las instituciones que sirven de soporte al Estado.

En Panamá, la prolongada crisis de credibilidad que agobia a nuestras instituciones, aunada a los empañados mecanismos de elección de los magistrados, los exagerados privilegios económicos, tributarios y legales (inmunidad) de los que gozan los parlamentarios, la instauración de la partidocracia como único medio para alcanzar la silla presidencial, etc., son algunas de las razones que a la sazón de la coyuntura política despiertan el interés en la ciudadanía de ver convertida en proeza, la promesa de instaurar una Asamblea Nacional Constituyente Al menos en eso está de acuerdo poco más del 50% de los votantes que en nuestro sondeo de opinión semanal respondieron favorablemente al ser cuestionados si los candidatos a Presidente de la República debían contemplar en su plan de gobierno dicha alternativa.

El 22.43% optó por emparchar la constitución vigente. En tanto que un porcentaje similar aduce que son innecesarias las modificaciones, tomando en cuenta que el problema de la corrupción no radica en los vacíos legales resultantes de la carencia de leyes, más bien son producto de un sistema de selectividad y solidaridad jurídica cuya aplicación literalmente se aplica “según el marrano” que se juzga. Aunque las opiniones en torno al método de cambio constitucional se hallan equitativamente repartidas entre las ¾ parte de los votantes que admitieron la necesidad; los panameños anhelan que el discurso del tema no quede a merced del calor, la intensidad o la necesidad de atraer votos; permitiéndole al país emprender la senda que recientemente vecinos como Colombia, Perú, Ecuador, Venezuela y Bolivia han tomado en su afán de avanzar en el proceso de saldar la onerosa deuda contraída con la sociedad en materia política, jurídica, educativa y primordialmente ética.

Cierto es que el país ha dado muestras de estar en capacidad de asumir las riendas de su destino y debatir un proyecto de reforma orientado primordialmente a transformar el esquema del Estado actual procurando la promoción de una mayor participación ciudadana en la toma de decisiones.

* Fnancista y docente. alfasa13@cwpanama.net

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