• 28/02/2009 01:00

Una regulación de ley electoral

Los partidos políticos están en crisis en todo el continente y con ellos todo el sistema electoral y gubernamental. Causa central de est...

Los partidos políticos están en crisis en todo el continente y con ellos todo el sistema electoral y gubernamental. Causa central de esta crisis: “la mercantilización, la explotación y el uso económico de la política” (así como también han desvirtuado la ciencia y las artes).

Hoy para hacer “política” hace falta mucho dinero: encuestas, publicidad, transporte, licor, periodistas, compra de inscripciones y votos. Esta inversión, las deudas, los compromisos adquiridos traen como consecuencia la necesidad de rescatar fondos para compensar o pagar esos gastos.

Y por otra parte, el Estado despilfarrando el dinero de los contribuyentes en propaganda y pretendiendo comprar conciencias Allí nace la corrupción, los intereses personales, los negocios, comisiones, los favores, la manipulación, las presiones y la influencia del mundo de banqueros, economistas, empresarios e intermediarios.

Entonces surge la desconexión de las bases y su realidad, la desideologización (modernización) y en el gobierno burocracia e ineficiencia. La democracia del pueblo se transforma en dollar-cracia. El que más dinero pone más opciones tiene de ganar.

Han logrado poner las decisiones en el área de la publicidad y no de las ideas y programas.

Para la participación real del electorado, ser consecuente con las ideas de cada partido y lograr la eficiencia de sus miembros hay que ampliar las oportunidades y eliminar la influencia exclusiva del dinero como elemento de decisión política.

Además, los donantes y candidatos ricos no tendrían necesidad de tantos gastos. La responsabilidad del neoliberalismo que ha dirigido el mundo y ha culminado en su propio fracaso debe ordenar con cierta equidad lo económico y superar la anarquía. y civilizarse con una regulación de leyes, incluso la electoral.

Entregar solamente un fondo electoral no cumplirá su objetivo, si además no existe un estricto, uniforme y amplio control, regulación y reglamentación de los gastos y acciones electorales de los partidos y candidatos.

El aporte del Tribunal a los partidos debería invertirse más bien en este procedimiento. Siendo el gasto y los controles iguales, es democrático, y sujetándose todos voluntariamente a un nivel de gastos y acciones, la libertad es igual, nivel que nadie podrá sobrepasar.

Igualmente lo que se comunica al electorado debe ser autorizado por el Tribunal: publicar sólo la verdad, los currículos y las realizaciones de los candidatos, sus proyectos y programas con factibilidad para impedir el engaño y la demagogia.

Esto es difícil, algunos los calificarán de utópico y se opondrán, sobre todo los que hacen política con y por dinero. Pero es mucho más justo y libre de lo que hoy tenemos. De lo contrario, la crisis de los partidos se profundizará y tendremos como consecuencia que grupos que no son partidos políticos reemplacen el actual tipo de democracia: como: militares, narcodelincuentes o que nuevos “ismos” reorienten la política.

Estos métodos no son nuevos ni imprácticos. En los países nórdicos y Suiza se aplica en algunas formas y los panameños por autoestima no podemos aceptar que no somos capaces también de hacerlo.

Los partidos, la política y el país deben tomar esto en cuenta, mañana puede ser tarde.

Estas propuestas se han hecho llegar en forma certificada al Tribunal Electoral desde hace varios años y periodos electorales.

Lamentablemente, el sistema de los partidos y el mismo Tribunal no los han considerado integralmente y solo tímidamente tocan algunos aspectos.

* Ex ministro de Estado. grollap@cableonda.net

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