• 03/03/2009 01:00

Vivimos en dos países

Uno, en el que viven las personas castigadas por la pobreza y la miseria, cuyos escandalosos niveles contradicen el crecimiento económic...

Uno, en el que viven las personas castigadas por la pobreza y la miseria, cuyos escandalosos niveles contradicen el crecimiento económico del que se ufana el gobierno de “la patria nueva.” El otro es el que describió Torrijos en la Asamblea, el pasado 1 de marzo. Reeditando el comportamiento de quienes padecen el “síndrome de la incompetencia escapista”, Torrijos fue a la Asamblea a describir “sus logros”. Pero, convenientemente, omitió referirse al aumento de la inseguridad, al desastre de la educación y de la salud, el caos del transporte, la creciente deuda pública, o siquiera esbozar, aparte de su insensato paquete de “ayuda a los bancos”, qué medidas ha pensado para enfrentar los efectos de la crisis financiera y económica mundial que ya se acusan en nuestro país.

Como es también propio de quienes padecen el “síndrome de la incompetencia escapista”, Torrijos retrocedió a los tiempos de su campaña política para atacar el gobierno precedente, al que, como disco rayado, sigue achacándole las culpas de los problemas que él ha sido incapaz de resolver, aunque ha contado con el doble de los recursos presupuestarios.

En su irresponsable perorata llegó hasta a felicitar a la bancada del PRD “por su patriótica colaboración.” Imagino que al reconocer “tanta dedicación y sacrificio por la patria”, tuvo en mente, entre “otras hazañas”, que renunciar a su deber constitucional de discutir y aprobar las leyes, autorizándole a “legislar” para que pudiera imponer los nefastos decretos leyes sobre seguridad.

Torrijos, con su arenga politiquera, una vez más, le demostró al país su poca estatura como gobernante. Describió un país que solamente existe en su imaginación, en el que no existe la inseguridad; no existe la corrupción; las escuelas funcionan a las maravillas; los hospitales son pulcros, dotados de los mejores equipos, insumos y medicinas; no han muerto más de 200 personas, envenenadas con medicamentos distribuidos por la CSS y el ministerio de Salud; no murieron calcinadas personas que tuvieron la desgracia de montar una chatarra llamada transporte público; no se han adjudicado contratos sin licitación y no se han “addendado” otros para pagar sobreprecios; no se ha disparado la deuda pública; no se han aprobado presupuestos inflados con fines politiqueros; no se malgasta el dinero público en gobiernos paralelos, como el Despacho de la Primera Dama; no se han realizado viajes sin cuenta y de puro turismo; no se han comprado 4,000 vehículos “para uso oficial”, mientras faltan carros bombas; no se han gastado decenas de millones en propaganda para abanicar el ego del presidente y promover a su partido; no se han muerto niños por hambre o por falta de una vacuna; no se perdieron las estatuas ni se malgasta el dinero público para montar una farsa de carnaval, ni se perdió el acceso preferencial para el mercado europeo. Vivimos en dos países? Sí; el real y el de las fantasías presidenciales.

* Político independiente. juanmanuel.castulovich@gmail.com

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