• 27/04/2009 02:00

El mito de la reelección partidaria

A escasos días de que se cierre el telón de los forcejeos previos a las próximas elecciones del tres de mayo de 2009; surge la interroga...

A escasos días de que se cierre el telón de los forcejeos previos a las próximas elecciones del tres de mayo de 2009; surge la interrogante de si el PRD podrá acabar con el mito que ha prevalecido en las elecciones panameñas, de que los partidos en el poder no han podido reelegirse, aún estando en ventaja sobre los demás colectivos políticos.

Los antecedentes sobre el particular nos obligan a recurrir a las fuentes bibliográficas, las cuales documentan un hecho insólito en 1952, cuando la Coalición Patriótica, integrada por los partidos Liberal, Nacional Liberal Auténtico, Renovador y Unión Popular favorecieron la candidatura a la presidencia de José Remón Cantera; alianza que repitió en 1956 (13 de mayo), pero con Ernesto de la Guardia Jr. al frente de la coalición.

La otra alianza conocida como Alianza Civilista, estaba conformada por los partidos Liberal Nacional y Revolucionario Socialista, los cuales se inclinaron por Rodolfo F. Chiari. Una tercera opción lo fue Pedro Moreno Correa, mismo que fue postulado por el partido Conservador. En 1952 los panameñistas se abstuvieron de votar en una atmósfera vulnerada por acusaciones de fraude, adulteración de actas y la votación varias veces de una sola persona.

Desde 1956 a la fecha han transcurrido 53 años; en el citado periodo, ninguna experiencia similar ha sido posible. Los partidos políticos que han llegado al poder lo han intentado, pero la realidad ha sido otra. Muchos factores contribuyen a que este anhelo no sea posible: promesas incumplidas; ausencia de agendas de Estado, incapacidad para cumplir y administrar los pactos establecidos, favorecimiento de los círculos íntimos de amistades en los nombramientos, negocios, el servicio exterior y estímulo de la corrupción, entre otros.

Estas variables se han mantenido y cultivado en todos los gobiernos sin distingos de raza, credo, religión y afinidad política, pareciera haber un pacto secreto, el cual todos deben cumplir a pie juntillas; “vamos a las elecciones, pero recuerda el pacto de la alternabilidad del poder”.

Esta experiencia electoral deviene en un hecho histórico, sin precedentes quizás, por primera vez el PRD y el pueblo tienen la posibilidad de elegir a una candidata que emerge del Panamá profundo y que, en la praxis de su desarrollo político, ha sido consecuente con sus principios; no obstante, Balbina Herrera en el curso de su campaña ha tenido que combatir al llamado “fuego amigo” y al “fuego enemigo”, este último envalentonado por las declaraciones de un mitómano colombiano que logró con simples argucias estimular la ambición de acumulación capitalista de muchos panameños y de paso enviarle piropos seductores a presuntos candidatos políticos.

Las posibilidades de Balbina de acabar con el mito 53 años después, son muchas, el contexto internacional se muestra halagador, el PRD además, sin el ánimo de parecer panfletario, ha dejado en sus dos administraciones post-invasión, señales interesantes de que sabe administrar el Estado, respetando las leyes del mercado, pero sin descuidar su carácter humano y social. En este último quinquenio con la Red de Oportunidades, con una economía saludable que, a decir de los cepalistas, puede orillar un cuatro por ciento de crecimiento, por encima inclusive de los llamados dragones de América del Sur, como Argentina, Brasil y Chile.

-El autor es periodista y analista político.fdemen@yahoo.es

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