• 04/05/2009 02:00

La Patria, a quien concierna

Si has salido ya electo o electa, ¿cómo te sientes? ¿Feliz por servirme, o feliz por servirte? ¿Estás orgulloso u orgullosa? ¿De qué? ¿P...

Si has salido ya electo o electa, ¿cómo te sientes? ¿Feliz por servirme, o feliz por servirte? ¿Estás orgulloso u orgullosa? ¿De qué? ¿Por qué serás más grande o importante que los demás? ¿Eso te crees? ¿Orgulloso u orgullosa porque “derrotaste” a tus adversarios?

¿Estimulas ahora en ti y los tuyos una borrachera de vanidad, un aire de superioridad sobre aquellos que ves tristes o cabizbajos con un sabor de derrota y frustración?

Si así te sientes ahora que has ganado, si así te crees, recuerda, entonces, que ante los ojos de Dios, tu poder es muy efímero y muy despreciable. A ese Ser Supremo no le impresiona tu “grandeza”.

Él sabe quién eres realmente. Sabe, además, cuánto vivirás sobre la Tierra y lo que vales en su corazón. Ese Ser conoce a los que sólo buscan el poder pasajero de un gobierno, y tiene un sitio para ti en su lista sagrada, con el valor que tú mismo te das. Si así eres, recuerda este verso “vanidad de vanidades solamente son tus galas. Oh, mariposa sin alas, llevando tus liviandades”. Recuerda, eso no es patria, y eso no es ser patriota.

¿Quieres ser de verdad grande ? Aprende, entonces, de los grandes maestros y estadistas que iluminaron el mundo. ¿Sabes por qué todavía el planeta se inclina reverente y admirado de Mahatma Ghandi? ¿Acaso porque prometiendo mucho llegó a gobernar el subcontinente hindú? No, luego de su proeza de independizar su inmensa patria del poder colonial que los sojuzgaba, dejó a Nerhu y a otros líderes la administración del gobierno, y él se fue a su cabaña a hilar, a meditar, a orar. Hasta allí, hasta su retiro, llegaban sus brillantes allegados a buscarlo. ¿Para qué? ¿Para preguntarle a quién nombrar en altos cargos, o a quién darle un alto honor? No. Llegaban buscando consejo, buscando paz. Ghandi fue un revolucionario de la libertad a base de paz.

También hay miles y miles de “mandatarios o mandatarias” déspotas, orgullosos, vanidosos o vanidosas, que se retrataron en sus “tronos”, sitiales pasajeros y fugaces que se volvieron briznas, polvos, simplemente hojas secas que el viento de la historia borró. Ojalá no fueras tú así, como tantos. Ojalá te inspiraras en alguien más grande, el más grande. Es el más grande de todos, y, sin embargo, su poder se erigía sobre la humildad y la paz.

No despreciaba ni al más pobre o enfermo, al contrario, a esos pobres o enfermos los hizo sus más grandes amigos. Si quieres gobernar para Tu Patria, no para ti y tu grupo, entonces, busca la ayuda de ese Maestro de Maestro y ora ante Él. Y pídele lo que el joven Salomón le pidió: “Sabiduría para gobernar a mi pueblo, Señor, porque sin ella ¿de qué me vale el trono o la riqueza material?”.

El Señor Jesús, el más grande, no aspiró jamás a andar con túnicas de seda, ni a ostentar su “grandeza”, ni a pasar al lado de “sus enemigos” con sonrisas sarcásticas, con burlas o desprecios. Si te crees capaz de gobernar para tu patria, sé humilde con todos, especialmente con los más tristes y, entonces, serás digno de mí. Dios te bendiga, para que logres unidad y paz, lo que hoy urge.

Tu Patria, Panamá.

-El autor es embajador de Panamá en Perú.homiliadiaz@gmail.com

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