• 30/12/2009 01:00

De palabras y frases en fechas de inocentes

Uno de los aspectos que más llamó mi interés cuando estudié la lengua española en la universidad fue el origen de las palabras o su etim...

Uno de los aspectos que más llamó mi interés cuando estudié la lengua española en la universidad fue el origen de las palabras o su etimología.

Afortunadamente Pablo Pinilla me enseñó todo el latín que pude aprender y también, dos profesoras —Mercedes Bolaños y Elsie Alvarado de Ricord— contribuyeron a conocer ese tránsito de los conceptos, desde sus raíces latinas o griegas y el proceso de transformación, hasta llegar a las formas definitivas como se plasmaron en el léxico del castellano.

Términos tan particulares como “ murciélago ”, formado con las palabras latinas mus , muris que significa ratón y caeculus , ciego ; o también “ hojaldre ”, aquella pasta amasada que al hornearse forma hojas delgadas superpuestas (mil hojas), pero que frita, se consume en el desayuno, eran de suma curiosidad y fomentaban cierta hilaridad.

En estos de panes y cocinas, hay mucha leyenda y anécdotas que se pierden en la memoria. Panettone , es una de ellas y tiene varias historias que tratan de explicar su origen. Una de ellas expone que a un antiguo panadero, llamado Toni en la región de Lombardía en Italia, se le ocurrió un día preparar una masa con almendras, frutas y miel. Se hizo popular y la gente pedía el “ pan de Toni ”. De allí derivó a Panettone.

Otras anécdotas hablan de un duque milanés que ofrecía un banquete durante el siglo XV y su cocinero tuvo un percance cuando horneaba el postre. Hubo una crisis que fue superada porque un lavaplatos llamado Toni, cedió las sobras de los ingredientes para un pan dulce; se presentó y gustó a los comensales. Se hizo famosa esta receta accidental y el postre adquirió el nombre de su autor.

Una palabra tan común como “ sorteo ” proviene del griego. En esa antigua cultura, los puestos públicos eran asignados al azar y a través de bolas o pedacitos de madera marcados, llamados sortes , que dieron origen a la palabra “ sorteo ”, por donde se creía que se expresaba el oráculo.

Las expresiones a veces tienen orígenes no tan lingüísticos, sino más bien coyunturales. Un ejemplo, como lo expone la página web Del dicho al hecho es la frase “ vérselas negras ” o “ tocarle a uno la negra ”, pues, las bolas blancas de aquellos sorteos expresaban la suerte venturosa de haber sido seleccionado y las negras, lo contrario. El concepto no tiene el sentido estereotipado al que por lo general se alude hoy.

Los cubanos del siglo pasado solían llamar a los automóviles ” fotingos ”, pero es interesante saber el porqué, pues la palabra no existe en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.

La Ford Motor Company de los Estados Unidos sacó en 1908 su famoso Ford Modelo “ T ”. Este nuevo vehículo “ T ” incorporó la modalidad del sistema de tres pedales: embrague, freno y acelerador. La publicidad de la Ford describía la novedad como el sistema de ” foot it and go ”; es decir, pisar y arrancar.

Los primeros automóviles arribaron a Cuba en 1899 y eran de fabricación francesa, pero cuando el modelo Ford llegó al país se hizo popular y los criollos comenzaron a usar la palabra “ fotingo ” (cubanizando la frase “ foot it and go ”) para designar al modelo “ T ” de la Ford. También le llamaban “ tres patas ” (embrague, freno y acelerador).

Estas experiencias recuerdan también la expresión “ pedir cacao ”. Cuando desde América, el monje español fray Aguilar envió las primeras muestras de la planta de cacao a sus colegas de congregación al Monasterio de Piedra. Al principio no gustó, a causa de su sabor amargo y fue utilizado exclusivamente con fines medicinales.

Con posterioridad, a unas monjas del Convento de Guajaca se les ocurrió agregarle azúcar al preparado de cacao. Esto causó furor, primero en España y luego en toda Europa. La Iglesia entonces, se debatía sobre si esa bebida rompía o no el ayuno pascual; mientras, el pueblo discutía acerca de cuál era la mejor forma de tomarlo: espeso o claro.

Para algunos, el chocolate se debía beber muy cargado de cacao y se prefería espeso, o sea, “ a la española ”; para otros, el gusto se inclinaba por la forma “ a la francesa ”; esto es, más claro y diluido en leche. La primera fue la ganadora, por lo que la expresión “ las cosas claras y el chocolate espeso ” se popularizó en el sentido de llamar a las cosas por su nombre.

La palabra guajiro proviene de la guerra de independencia de 1895 en Cuba. El campesinado cubano se unió a las tropas libertadoras que comandaba el Generalísimo Máximo Gómez, nacido en la isla de Quisqueya (República Dominicana) y el adalid de la libertad de Cuba, José Martí y Pérez.

La guerra del 95, como llaman los cubanos a la guerra de la independencia, ya casi estaba ganada por los mambises (palabra despectiva de los españoles hacia las tropas cubanas). Cuando las fuerzas norteamericanas desembarcaron en Cuba, le llamaban a los combatientes cubanos war heroes (héroes de guerra), para el oído de los campesinos y otros cubanos al comando de la tropas sonaba a “ guajiro ”.

También cubana es una frase que muchos usamos sin conocer su significado: “ la hora de los mameyes ”.

Esta frase, según cuentan, se originó hace más de doscientos años durante la toma de La Habana por los ingleses. Durante ese episodio los habaneros, con esa costumbre tan cubana de ridiculizar a los enemigos, dieron en llamar “ mameyes ” a los soldados ingleses por el color del uniforme que vestían: chaqueta roja—mamey y pantalón negro.

Por aquella época La Habana estaba rodeada por una muralla que la protegía de corsarios y piratas. Cada noche a las nueve se disparaba un cañonazo desde la fortaleza del Morro, para avisar a los habaneros que las puertas de la muralla se cerrarían durante la noche. Y como a esa hora los odiosos “ mameyes ” se hacían más visibles al patrullar las calles, los habaneros bautizaron a las nueve de la noche como “ la hora de los mameyes ”.

*Periodista y docente universitario.modestun@yahoo.es

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