Así lo confirmó el viceminsitro de Finanzas, Fausto Fernández, a La Estrella de Panamá

No estoy seguro de si la segunda acepción del título de este artículo, también llamados inorgánicos o sintéticos, cumpla con todas las reglas de la gramática española y sea aceptada por la Real Academia de la Lengua; sin embargo, reúne esa terminología, sencillamente a los fertilizantes cuya composición y estructura molecular la componen elementos químicos artificiales o de origen mineral, que sirven para suministrar nutrientes básicos a las plantas y son fabricados por medio de procesos industriales. Por su parte, los primeros aluden a productos que son elaborados por medio de microorganismos beneficiosos, tales bacterias y hongos que son inoculados o se aplican en la tierra, con la finalidad de mejorar la disponibilidad de sustancias nutritivas en el suelo, para las plantas, incrementar la fertilidad del suelo, y servir a un mayor crecimiento de las plantas y cultivos.
Tampoco se trata de un enfrentamiento o una “competencia desleal” o carrera desmesurada de la demostración sobre un mayor rendimiento —caso Revolución Verde, en su momento, con aumento excesivo de fertilizantes químicos— sino de la evaluación, análisis, demostración en campo y resultado en lotes y parcelas experimentales o terrenos de producción netamente comerciales.
Ahora bien, de lo que se pretende e intentamos, a grandes rasgos, establecer un posible patrón de comportamiento, con características particulares de cada una de ellas, fertilizantes químicos y fertilizantes biológicos, probables resultados preliminares teóricos y técnicos, con base en estudio realizados y la literatura existente, aparte de pequeñas experiencias personales.
Por lo tanto, abordaremos todos estos aspectos sin llegar a conclusiones, ya que son procesos científicos y de comprobación, después de largos periodos de estudio en campo y resultados verificables o replicas en diferentes áreas geográficas del país y del mundo. No obstante, existen centros experimentales de investigación, particulares o privados, oficiales, empresas comerciales, que ya han lanzado al mercado productos o artículos a base de organismos vivos, situación de los biofertilizantes, Hace tiempo que circula en el comercio, los quimiofertilizantes, sintéticos de amplio espectro y abundante empleo en las actividades agropecuarias.
Respecto a los biofertilizantes, de acuerdo los estudios realizados, estos contienen microorganismos vivos o compuestos orgánicos que se derivan de microorganismos, sustancias vegetales o materiales que se obtienen en forma natural que contribuyen a mejorar la disponibilidad y absorción de aquellos nutrientes fundamentales para la mayoría de las plantas.
Hasta ahora se ha comprobado varios aspectos que la composición de los biofertilizantes puede variar, pero básicamente incluye, entre otros, microorganismos beneficiosos para el desarrollo de las plantas, tales: bacterias fijadoras de nitrógeno, por ejem. Rhizobium, hongos micorrícicos arbusculares (HMA) y bacterias solubilizadoras del fósforo, ej. Pseudomonas y Bacillus Son algunos prototipos ya comerciales manufacturados que están incursionando en el escenario. Abunda la información explicativa de los mecanismos de acción para cada uno de los casos y otros matices técnicos informativos.
En cuanto al impacto ambiental, que muchos críticos señalan, relacionados con los biofertilizantes ante los fertilizantes químicos, es un tema de suma importancia para tener mayores criterios a largo plazo, pues, analizaremos ventajas y desventajas, en la sostenibilidad agrícola. Los estudiosos indican varias observaciones a tomar en cuenta: la biodiversidad del suelo, pues al incorporar microorganismos beneficiosos al suelo, se estimula la microbiota, diversificando el mismo, adicional la situación vinculada a lo ambiental es el lixiviado de los nutrientes, que ocurre con mayor frecuencia en los fertilizantes químicos, ya que se pierden numerosos nutrientes, contaminando fuentes de agua y se puede evitar la escorrentía de las aguas con la introducción de organismos beneficiosos y hay interacciones biológicas, reduciendo posibles situaciones de lixiviación. Se inicia un intercambio de un ciclo de nutrientes, puede ocurrir casos de contaminación de las aguas con agroquímicos, hay resistencia a enfermedades cuando existe la presencia de microorganismos benéficos.
Otra faceta es la eficiencia nutricional, pues se utiliza la interacción suelo —microorganismo— planta, la intensificación de la micorrización y sus beneficios, incluyendo la fijación biológica del nitrógeno, creando posibles sistemas de resistencia estimulando a fortalecer mecanismos de defensa de las plantas, va creando un balance en los desequilibrios o ausencia de requerimientos nutricionales.
Igualmente, las plantas diseñan respuestas para resistir a las enfermedades y el agotamiento ambiental de diferentes variedades de cultivos, estimulando y fortaleciendo el sistema inmunológico de las plantas, mejorando su calidad fisiológica.
Sería largo enumerar, las “supuestas bondades” de ambos enfoques o prácticas agronómicas de los biofertilizantes y quimiofertilizantes además es muy difícil precisar con exactitud milimétrica, ventajas y desventajas de ambos sistemas o manejo agronómico de lo que ahora se llama BPA (Buenas Prácticas Agrícolas), exigiendo una actitud holística ante el panorama actual.
Tampoco como dicen las sentencias populares, con las sabias palabras de los eternos conocedores de los decires ciudadanos: “Ni con Dios, ni con el Diablo”, ya que en las dos circunstancias —biofertilizantes y quimiofertilizantes— debe existir un equilibrio basándonos en los conocimientos técnicos, experiencia, aplicación en cada uno de ellos, áreas geográficas, tipo de cultivos, tratar de encontrar una estrategia y una perspectiva pragmática en la que podamos ubicar un punto neutro —muy difícil— de uno y otro procedimiento.
La concurrencia, acción conjunta para lograr objetivos definidos, lograr mayores rendimientos, optimizando el manejo agronómico, respetando el ambiente y la sostenibilidad a mediano y largo plazo, disminuir costos y mayor eficiencia. No hay fórmulas mágicas o recetas de farmacia, sino los cambios permanentes y constantes. Avanzar, retroceder estratégicamente y lograr las metas deseadas.