• 04/04/2010 03:00

El empleo como enfermedad hoy

El hombre panameño “se muere” cada vez menos: abatimos las cifras de mortalidad general e infantil; debido en gran parte al buen uso de ...

El hombre panameño “se muere” cada vez menos: abatimos las cifras de mortalidad general e infantil; debido en gran parte al buen uso de biotecnologías de siglo XXI.

Pero parece enfermarse cada vez más: no abatimos en cambio las cifras de morbilidad general e infantil, a causa en buena medida de la persistencia de precarias condiciones sociales, económicas, culturales, sanitarias del siglo XIX… Surgen enfermedades emergentes, y también reemergentes… El hombre panameño, en muchos espacios humanos, vive o malvive en condiciones precarias.. La llegada a tiempo al puesto de trabajo se le dificulta cada vez más, por causa del pésimo transporte público; y se le prolonga el tiempo de regreso a casa: casi no queda tiempo para los hijos, para la vida familiar… Las extensas, deforestadoras y apartadas barriadas (para la clase popular, y para la media, también; y más) se convierten en agrupados dormideros humanos… Crece el consumo de licor (y de otras substancias) y aumenta la “Enfermedad de los lunes”… Es la enfermedad de un solo día, pero al multiplicarse en el interior de una empresa, en ese solo día, y al repetirse (“hacerse hábito”) frecuentemente, terminará enfermando inevitablemente también a la empresa.

Y diez mil o quince mil empleados enfermos del lunes a nivel nacional terminarán enfermando al país, a la economía nacional… Y así crece, injustamente tantas veces, el empleo “a prueba”, el empleo temporal… Enfermedad del empleo… El empleo y el desempleo como enfermedad.

Hoy también se han vuelto precarios los límites fuertes, seguros, que deben existir entre empleo y desempleo… Y esto se traduce en inseguridad familiar. Precariedad no sólo del trabajo; sino, igualmente, precariedad del vivir humano.

El trabajo, el empleo tiende a desaparecer (son muchos e importantes los tratadistas que hoy hablan de la sociedad y el mundo del no trabajo…); pero en Panamá seguimos insistiendo mayormente en educar para el puesto de trabajo, y hasta para el salario. Y creo que son otros los caminos por donde debe avanzar. Formar y preparar al hombre para la vida buena (no para la buena vida), para la excelencia, éticamente.

Sin olvidar la ciencia ni las ciencias, debemos caminar hacia el conocimiento-uno, hacia los humanismos y los sobrehumanismos. Hacia una nueva visión del mundo (tetradimensional). El tiempo, la otra dimensión. Hoy se deben enriquecer las tres E conocidas: economía, eficiencia, eficacia, con las nuevas tres E: Ética, Ecología, Equidad.

Médico, escritor y Académico Numerario de la Academia Panameña de la Lenguaroszanet@cableonda.net

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