• 25/07/2010 02:00

Hermanos contra hermanos

En vísperas de las elecciones de 1989, era yo un subteniente destacado en la ciudad de Changuinola y la situación era difícil y muy comp...

En vísperas de las elecciones de 1989, era yo un subteniente destacado en la ciudad de Changuinola y la situación era difícil y muy compleja, los movimientos insurgentes en la sociedad eran constantes, vivíamos bajo un régimen similar al que vivimos hoy, con la diferencia de que uno logró el poder por las armas y el régimen actual por el poder de los votos. Y un día se me asigna reprimir una manifestación liderada en ese entonces por Francisco Artola, quien luego fuera legislador, y desplegué mis tropas al límite entre Almirante y Changuinola, pero lejos de acatar dicha disposición, que incorporaba el uso de armas y fuerza bruta, decidí actuar con inteligencia y logré el diálogo, pacificar la manifestación, y hasta gané la amistad y el respeto que hasta la fecha mantengo con Artola.

A los oficiales, clases y tropas de nuestra institución, le dejo este ejemplo vivido y les recuerdo los difíciles días de la postinvasión, donde buenos compañeros fueron enjuiciados por acatar órdenes que a simple vista eran abusivas y al margen de la Ley, disposiciones que solo tenían un carácter político.

Les recuerdo que la misión fundamental de las instituciones de seguridad es la de velar por el pueblo y nuestra gente, no es la de reprimir a nuestros conciudadanos y mucho menos para saciar las ansias de poder de un sector evidentemente dictatorial. Ya tenemos un compañero asesinado, por ese uso de perdigones y bombas lacrimógenas, ya tenemos compañeros que han perdido la visión parcial o totalmente. ¿Hasta dónde están dispuestos a llegar?, ¿cuántos más deben morir?, ¿quiénes cargarán con la sangre de nuestros hermanos y, al final, quién pagará el daño?, ¿serán los que dispararon o los que dieron la orden de disparar... o ambos?

Tenemos que entender que los movimientos partidistas, obreros, campesinos, de estudiantes y ambientalistas, son sin duda la auténtica representación de nuestro pueblo y no puede ni debe ser posible que la Fuerza Pública se preste para la represión brutal contra sus propios hermanos, amigos y vecinos.

La persecución contra la dirigencia de estos movimientos sociales y la orden de captura solo por el hecho de hacer manifiesta su oposición política al régimen actual, es inaceptable y no lo debemos permitir, por el contrario. A los compañeros Genaro y Saúl, les manifiesto mi solidaridad y mis humildes esfuerzos para colaborar junto con el resto de los ciudadanos a detener este exabrupto constitucional; porque este tipo de acciones continúan deteriorando la imagen de nuestro país nacional e internacionalmente y ante los organismos de Derechos Humanos. La persecución a los medios de comunicación, la detención y puesta en prisión de periodistas, ya son hechos que están a la orden del día, y no podemos olvidar que los ideales de justicia, democracia y bienestar social, no los podrán amordazar o matar ni con las balas, ni con la represión brutal.

Espero contribuir con estas palabras al diálogo nacional, al buen entendimiento entre las autoridades y todos los movimientos sociales, pero en especial a mis compañeros de armas que logren tomar conciencia y por el amor de Dios, no le disparen a nuestro pueblo.

*EX PRESIDENTE DEL PARLAMENTO CENTROAMERICANO Y PRIMER SUBSECRETARIO DE RELACIONES INTERNACIONALES DEL P.R.D.

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