• 24/11/2010 01:00

Amigos o enemigos

Hay que estar en alerta respecto a los falsos principios que el entorno humano nos vende como verdades. Por ejemplo, he visto muchos cas...

Hay que estar en alerta respecto a los falsos principios que el entorno humano nos vende como verdades. Por ejemplo, he visto muchos casos en los cuales la lealtad se hace a un lado para cederle el paso a la complicidad y, que el agradecimiento por favores recibidos supera los valores humanos. Esto se ve con frecuencia entre jefes y subordinados, amigos y colegas, miembros de un partido político y funcionarios de un gobierno.

Cuando nos hallamos en este tipo de situaciones complicadas, vale la pena recordar que el fin jamás justifica los medios. Este es un principio que encierra un gran contenido moral y ético, que nos permitirá caminar con la frente en alto, aunque sea con dos o tres amigos menos. Y ‘amigos’ entre comillas, por supuesto, porque nadie que sea un verdadero amigo, te obligará a violar tus criterios reclamando lealtad por encima de todo y de permitirlo habrás perdido la más importante batalla de tu vida. Recuerda que ni el estatus que te brinda un excelente empleo y un jugoso sueldo, ni tampoco la promesa de un mejor porvenir, ni los regalos recibidos, justifican hacer a un lado los valores que te impulsan a ser una persona y un profesional de bien.

Esto implica forzosamente honrar tu nombre y tu profesión, con la verdad en la trascendente tarea de hacer, de pensar y de expresarte con la libertad que te asiste, siempre con el debido respeto.

Cuando supe de la fiesta a los periodistas de parte del gobierno, confieso que inicialmente me gustó la idea. Pensando que era oportuna para limar asperezas, enmendar errores, mejorar las relaciones interpersonales entre ambos grupos, sin antagonismos, sin rencores y que el perdón es fundamental, porque nos hace crecer como personas. Sin embargo, y estando en la quietud de mi hogar, en compañía de Osho, autor de más de 36 libros que abarcan desde la búsqueda individual y la colectiva, hasta los asuntos sociales y políticos más urgentes de la sociedad actual, y leyendo una de sus obras, ‘La Conciencia’, que trata sobre la confianza, la lealtad y la honestidad en uno mismo y hacia el otro, me llevó a repensar sobre este evento.

En las últimas semanas se han dado y de manera frecuente las insidias, acusaciones, temores y menosprecios a los comunicadores de parte de algunos funcionarios públicos y del presidente Martinelli, cuando de críticas se trata a su gestión de gobierno, causando perjuicios y heridas muchas veces difíciles de sanar y me parece que una fiesta no es el lugar adecuado para solventar las diferencias existentes y, mucho menos cuando no todos los periodistas estuvieron presentes, porque hay quienes se sienten aún ultrajados, molestos y preocupados. Como muestra reciente, la sorpresiva auditoría realizada a Omega Stereo empresa de Guillermo Antonio Adames, presidente del Consejo Nacional de Periodismo. El haber hecho críticas al gobierno es su pecado imperdonable. Y, para rematar, los procesos de periodistas indultados se reabrirán, según declaraciones del presidente de la Corte Suprema de Justicia.

No hay que ser un erudito para saber que aún se continúa en el ejercicio de la persecución y del temor a los que nos mantienen informados sobre sucesos del acontecer nacional. La comunidad requiere de alguien que hable por ellos, les divulgue sus problemas y exija sus derechos. Y, esta es la labor del buen periodista.

Quiero aclarar que la intención de agasajarlos fue buena, pero soy de la opinión que mientras no se aclaren los hechos antes mencionados, existirá el antagonismo entre ambas partes. Y, esto no es saludable para nadie.

Yo creo en el periodismo libre de ataduras. Yo creo en el periodista que no se doblega ante nadie, ésa es su primera misión. Definitivamente, que cada quien hace de su tiempo lo que quiera después de horas laborales. Pero, la situación de homenajear a este organismo puede causar la división entre estos profesionales. Si es que ya no la hay. Y, si la idea del gobierno es la de fomentar la división, entonces estamos ante un peligro inminente. Lo conveniente y prudente hubiese sido una actividad de docencia, instruyendo con ejercicios prácticos y fundamentos teóricos a las partes en conflicto, con la finalidad de mejorar sus habilidades interaccionales.

Cuando alguien frecuenta un grupo contrario a sus ideales y compromisos inherentes a su profesión, lo que acaba ocurriendo es que nadie confía en ese tipo de personas. Recuerda que la lealtad es un valor, es llevar la amistad a su etapa más profunda, es estar con el amigo y colega en las buenas y en las malas, es estar con el que no te da la espalda para su beneficio personal.

*ESPECIALISTA DE LA CONDUCTA HUMANA.

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